Los primeros diálogos en el marco de la “paz total” del presidente Gustavo Petro se adelantarían con el ELN y con las disidencias de “Gentil Duarte”.
Lo que por ahora se vislumbra es que con esos dos grupos habrá diálogo político: con el ELN porque todavía se les reconoce su origen insurgente y con las disidencias porque ellos aseguran que no firmaron el Acuerdo del Teatro Colón.
A los dos grupos, el gobierno les pidió gestos humanitarios como signo de confianza para avanzar hacia una eventual mesa de conversaciones, gestos que según el Comisionado de Paz, se han cumplido: supuestamente las disidencias de “Gentil Duarte” dejaron de matar líderes sociales y el ELN también habría disminuido sus acciones violentas.
Las conversaciones entre el gobierno del presidente Petro y estos dos grupos no están exentas de controversia, entre otras cosas porque muchos analistas y expertos consideran que aunque las disidencias digan que no firmaron el acuerdo del Teatro Colón, en la práctica sus cabecillas estuvieron en Cuba, conocieron de las negociaciones y simplemente decidieron no acogerse a la oportunidad que les dio el Estado.
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En el caso de la Segunda Marquetalia de “Iván Márquez”, las cosas van mucho más lentas, apenas en cruce de mensajes con el gobierno pero no hay nada concreto ni avances que permitan ser optimistas hacia una ventana de oportunidad hacia un diálogo, que en opinión de los expertos, debería conducir a facilitar su sometimiento a la justicia, ya que ellos sí traicionaron el acuerdo del Teatro Colón.
Para grupos narcotraficantes como el Clan del Golfo, los Caparros y muchos otros, el camino que pareciera estar allanándose es el del sometimiento a la justicia por medio de un camino jurídico que permita rebajas de penas, tramitadas por medio del Congreso, a cambio de entregas de rutas para el envío de droga, entrega de armas y otros.
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