Luego de los actos de conmemoración de los cinco años del acuerdo de paz , vale la pena mirar los desafíos más apremiantes para los antiguos integrantes de las Farc.
Comencemos destacando la decisión del gobierno de Estados Unidos de retirar a las antiguas Farc del listado de grupos terroristas, que venía estudiándose desde la administración Trump y que es un mensaje claro de apoyo a quienes dejaron las armas y siguen comprometidos con la paz.
Esa determinación vino acompañada de la inclusión en esa lista, de los grupos disidentes, cuyos cabecillas son “Iván Márquez” y “Gentil Duarte”, cuyos hombres en armas son más de tres mil y se han convertido en la principal amenaza para los exguerrilleros que le siguen apostando a la paz.
La situación para los excombatientes es tan grave que en las últimas horas, más de 100 personas que viven en el Espacio Territorial Urías Rondón, en límites entre Meta y Caquetá, pidieron acompañamiento internacional para abandonar la zona el próximo domingo, ante las serias amenazas de muerte lanzadas por el grupo Jorge Briceño de las disidencias.
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De cara al futuro, para los antiguos jefes de las Farc, está el desafío de mantener lo más cohesionado posible el partido político Comunes, que tendrá en el próximo cuatrienio, la última posibilidad de tener cinco curules en Senado y cinco en la Cámara de Representantes, sin necesidad de hacerse contar en las urnas.
De manera simultánea, quienes fueran los máximos jefes de la guerrilla tendrán que responder ante sus víctimas por crímenes graves sobre los que no han dicho toda la verdad como el reclutamiento de menores de edad y el asesinato de secuestrados en su poder.
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Además, tienen ante sí el reto de hacer un proceso transparente de reparación monetaria para las víctimas de sus crímenes y además, tendrán que asumir las primeras sanciones de la JEP, que podrían darse a comienzos de 2022, en relación con todos los crímenes de guerra vinculados con el secuestro.
Escuche el análisis de Ricardo Ospina en Mañanas BLU: