La próxima semana se radicará el proyecto de ley de sometimiento, que es ni más ni menos, la columna vertebral jurídica de las negociaciones de paz entre el gobierno del presidente Gustavo Petro con grupos de narcotraficantes como el Clan del Golfo y los Pachenca.
Aunque todavía no se conoce el texto definitivo, el ministro de Justicia Néstor Osuna anticipó que el gobierno está pensando en que los “narcos” no serán beneficiarios de eventuales negociaciones de tipo político, porque en cualquier caso, deben estar sometidos a la justicia ordinaria: es decir, la Fiscalía y los jueces de la República serán los encargados de adelantar los procesos en su contra, sin jurisdicciones especiales de por medio.
Pero lo más controvertido del proyecto está en la propuesta dentro de la ley de sometimiento para que los narcotraficantes puedan quedarse con el 10 por ciento de la fortuna adquirida de manera ilegal, gracias al tráfico de drogas y a todas las actividades criminales ligadas a ese negocio, es decir, si un grupo de narcos dice tener 1 billón de pesos en activos, podrían quedarse con 100 mil millones de pesos.
De igual forma, se habla de un componente de penas restaurativas para los narcos, que contemplan verdad y reparación para las víctimas de sus actividades criminales, aunque aclaran que en cualquier caso, pagarían hasta 8 años de cárcel.
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No se sabe todavía quién verificará los inventarios de bienes que entreguen los narcos y cómo se va a garantizar el compromiso para que no vuelvan a delinquir.
A propósito, anoche el fiscal general de la Nación, Francisco Barbosa, dijo que no conoce todavía el texto de la ley de sometimiento, pese al compromiso del presidente Gustavo Petro de trabajar de manera conjunta esta situación.
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Hablando de bandidos y criminales, a esta hora es incierto el paradero del condenado Jorge Luis Alfonso López, hijo de La Gata y quien había sido nombrado “facilitador de paz” por parte del gobierno Petro y dejado en libertad por el juez quinto de ejecución de penas de Barranquilla, porque a pesar de los anuncios de unos y otros, a esta hora sigue gozando de los beneficios adquiridos mediante truculentas maniobras ante la justicia.
Escuche la opinión de Ricardo Ospina: