Este martes no fue un buen día para el gobierno del presidente Gustavo Petro en materia política, teniendo en cuenta el inminente hundimiento de su proyecto de reforma a la salud en el Senado, la elección de Luz Adriana Camargo como fiscal general, dos duros debates de moción de censura a sus ministros de Salud y de Defensa en el Congreso y el golpe de realidad que significó reconocer por primera vez que no será posible cumplir su sueño de hacer subterránea la primera línea del Metro de Bogotá.
Con la renuncia de Amelia Pérez pocos minutos antes del comienzo de la Sala Plena de la Corte Suprema, el Gobierno se jugó una última carta para tratar de bloquear la elección de Luz Adriana Camargo como fiscal general, intentando hacer que la Corte le pidiera al Presidente recomponer la terna para producir una nueva oportunidad de elegir a una aspirante cercana a la Casa de Nariño, luego de que la opción de Pérez Parra, de quien se develó que era la candidata del gobierno a fiscal, se desinflara en los últimos días.
El segundo golpe se produjo con el inminente hundimiento del proyecto de reforma a la salud del Ejecutivo, que comenzó su tortuoso trámite en el Congreso hace más de un año con la crisis ocasionada por Carolina Corcho que se llevó por delante la coalición de Gobierno y que hoy, un año después, está de nuevo en cuidados intensivos en la Comisión Séptima del Senado, con 9 de 14 votos en contra, debido a la falta de voluntad del Ejecutivo para buscar una concertación con pacientes, médicos, sectores políticos independientes y otros actores que han sumado voluntades y tienen la reforma a punto de archivarse.
La turbulencia para el gobierno no paró ahí, porque mientras se consolidaban las mayorías para hacer casi inminente el hundimiento de la reforma a la salud, dos de los alfiles de presidente Petro, los ministros de Defensa y de Salud fueron sometidos a sendos debates de moción de censura, por el deterioro del orden público en el país y ante la creciente crisis en el sistema de salud.
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Para finalizar el complejo panorama político para el Gobierno, por primera vez tuvo que admitir que muy seguramente no será posible cumplir el viejo sueño del presidente Gustavo Petro de hacer que la primera línea del metro para Bogotá sea subterránea, teniendo en cuenta que hay de por medio contratos firmados y con una ejecución cercana al 31 por ciento.
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