Las amistades no se miden por cuánto hay en sus bolsillos, sino por quién es incondicional

El estudio sobre Desarrollo Adulto de Harvard , iniciado en 1938 con 700 adolescentes, ha seguido las vidas de estos participantes por más de 80 años. Entre los participantes, había tanto estudiantes de Harvard como jóvenes de los barrios más pobres de Boston . A lo largo de las décadas, los investigadores han recopilado una enorme cantidad de datos sobre la salud física y mental, las relaciones personales, el trabajo, y muchos otros aspectos de la vida de estos individuos.

Una de las conclusiones más destacadas de este estudio es que las personas con relaciones cálidas y cercanas tienden a vivir más tiempo y ser más felices. La calidad de nuestras relaciones, especialmente con familiares y amigos cercanos, resulta ser un mejor predictor de nuestra salud física y mental que los genes o el nivel socioeconómico.

Entre esas relaciones fundamentales en el desarrollo de nuestro proyecto de vida, la amistad ocupa un lugar central. Personalmente, creo que quien tiene buenos amigos es feliz, y tengo la fortuna de contar con amigos de toda la vida con los que comparto innumerables experiencias. Reflexionando sobre la amistad, volví a leer a Aristóteles para recordar los tres tipos de amistad que él propone:

1. Amistad por utilidad: Se basa en el interés mutuo. Las personas se relacionan porque obtienen algún beneficio o ventaja de la relación. Esta amistad no suele ser duradera, ya que se mantiene mientras ambas partes necesitan algo del otro. Si las necesidades cambian, la amistad puede debilitarse o desaparecer.

2. Amistad por placer: Está centrada en el disfrute compartido. Las personas se unen porque disfrutan de la compañía del otro y comparten gustos o actividades placenteras. Esta amistad es limitada al contexto del placer, y si cambian los intereses o las circunstancias, la relación puede desvanecerse.

3. Amistad por virtud (o perfecta): Basada en la admiración mutua, las personas se unen porque valoran las virtudes del otro y desean crecer como individuos gracias a esa relación. Aristóteles consideraba esta como la amistad ideal, fundamentada en el respeto mutuo y el deseo de mejorar juntos.

Hoy sería valioso que evaluaras tus propias amistades y reflexionaras sobre cómo estás construyendo tus relaciones. En una sociedad donde los intereses a menudo se anteponen a las emociones, siempre es útil revisar nuestras relaciones y el valor que aportan a nuestras vidas.