Luego del festivo de los reyes magos muchos están volviendo a sus trabajos habituales después de las fiestas de fin de año. Y creo que es una gran oportunidad entender la importancia de discernir, como una habilidad que nos permitirá vivir este nuevo año con propósito. Discernir es mucho más que decidir entre alternativas: es conectar con lo esencial, con aquello que nos define y nos impulsa hacia el bienestar y la realización. Tengo claro que la vida no se trata de acumular decisiones, sino de tomar aquellas que nos permiten construir una existencia significativa.
Discernir implica escuchar con atención las voces internas y externas que nos guían. En este proceso, el conocimiento, la experiencia y el aprendizaje experiencial se convierten en aliados. Cada elección trae consigo una oportunidad para expresar quiénes somos y hacia dónde queremos ir, pero para lograrlo debemos aprender a distinguir entre lo urgente y lo importante, entre lo que parece atractivo y lo que verdaderamente nos transforma.
La capacidad de elegir bien está profundamente ligada a nuestra disposición a reflexionar. Vivimos en un mundo que nos empuja a responder rápido, pero el discernimiento nos exige detenernos, escuchar nuestra intuición y considerar nuestras emociones. He visto cómo muchas veces el ruido externo nos hace tomar decisiones que no nos representan. Por eso, es vital buscar claridad en el silencio y en el diálogo con nosotros mismos y con los demás.
Discernir para elegir bien también requiere valentía. Es un acto de fe en uno mismo, en la vida y en el futuro. No todas las elecciones serán populares ni todas serán entendidas, pero cada una debe responder a la verdad de quienes somos. Como lo he compartido en mis charlas, el bienestar mental y emocional de un equipo o de un individuo depende de esta capacidad para alinearse con lo que da sentido y propósito.
Elegir también es un acto creativo. Cada decisión que tomamos moldea nuestra existencia. Es como componer un vallenato: cada acorde, cada palabra, cada pausa define la canción de nuestra vida. Por eso, elegir es un privilegio, una oportunidad para diseñar conscientemente el tipo de vida que queremos vivir.