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La mejor manera de tener buenos recuerdos es vivir el presente con realismo

Por ello, creo que la mejor manera de tener buenos recuerdos es vivir el presente con realismo, pasión, esperanza, tratando de hacer el bien, gozando cada momento y eligiendo el camino más placentero, ya que las acciones de hoy son los recuerdos de mañana.

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: Blu Radio.

Ayer, en una reunión con mi madre y hermanos, comenzamos a compartir recuerdos. Hemos pasado la vida juntos y son muchas las experiencias compartidas. Había momentos de risa por los graciosos recuerdos y, en otros instantes, las voces se teñían de melancolía y nostalgia por las personas que ya no están con nosotros. Tampoco faltaron los momentos de tristeza en los que los ojos se nos humedecían por esos sucesos que causaron dolor y nos pusieron a prueba en distintas circunstancias.

Luego, en el avión de regreso a Bogotá, mientras revisaba esa tierna tertulia, constataba cómo cada uno recuerda las cosas de manera diferente; a veces, hasta pareciera que relataran sucesos distintos. Cada uno recuerda desde las creencias de vida que lo definen. Quienes han decidido vivir desde la alegría destacaban siempre una dimensión optimista y festiva de los acontecimientos vividos. Quienes creen que todo ha sido difícil y duro en su existencia mostraban matices de tristeza y angustia en sus recuerdos. Otros destacaban emociones y situaciones que algunos habíamos olvidado o no teníamos presentes. En este sentido, tengo la certeza de que el presente condiciona los recuerdos. Idealizamos el ayer según sean las circunstancias del hoy. Afirmamos en el pasado las ilusiones que nos impulsan en el presente.

Por ello, creo que la mejor manera de tener buenos recuerdos es vivir el presente con realismo, pasión, esperanza, tratando de hacer el bien, gozando cada momento y eligiendo el camino más placentero, ya que las acciones de hoy son los recuerdos de mañana.

Me gusta mucho la idea que tenía García Márquez en torno a cómo la memoria iba desechando algunos recuerdos. En una entrevista, dijo: “Últimamente estaba preocupado porque me parecía que andaba olvidando algunas cosas. No sobre cuestiones profesionales, sino sobre asuntos sin importancia. Pero el médico me dijo que es una pérdida de memoria normal para mi edad. Sucede que uno va desechando aquellos recuerdos que ya no le interesan. Es lo mismo que hacemos en las computadoras: borramos todo lo que no nos sirve para ocuparla con cuestiones más útiles”. Realmente creo que la memoria no solo desecha, sino que modifica, desde las creencias vitales del presente, lo vivido.

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