El salmo 84 dice “la justicia y la paz se besan”. Expresando la estrecha relación entre generar condiciones dignas para que cualquier ser humano pueda realizar su proyecto de vida y esa posibilidad de relacionarnos desde el respeto y la solidaridad que genera armonía en medio de las diferencias.
La justicia social hay que entenderla no desde la aplicación de las normas sino desde la equidad, es decir, desde la posibilidad de que todos tengamos las oportunidades necesarias para satisfacer nuestras necesidades fundamentales. Al fin y al cabo, el verdadero desarrollo se mide en términos de si los ciudadanos tienen o no sus necesidades fundamentales satisfechas.
Unicef nos recuerda que “cuando estas necesidades fundamentales no se satisfacen nos encontramos frente a inequidades, que pueden darse tanto en los países industrializados como en países en desarrollo. Lo que convierte estas situaciones en injusticias es que pueden ser evitadas: no se trata de problemas irresolubles a los que no podamos hacer frente, sino que a menudo han sido provocados por personas y persisten porque mucha gente se desentiende de ellos. La decisión de promover o de negar la justicia social está en manos de las personas, ya sea a escala individual, local, nacional o mundial”.
No se trata de negar las diferencias, ni de que todos seamos pobres, ni de generar personas “mantenidas” como algunos caricaturescamente dicen, se trata de entender que no se puede vivir en paz si creemos que lo único importante es que nosotros estemos bien sin importarnos el que está al lado, que no se puede construir un proyecto de desarrollo sin las condiciones mínimas dignas para que cada persona pueda vivir dignamente. Se trata de garantizar eso que llamamos el estado de bienestar.
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Tener hoy presente la justicia social es una oportunidad para que cada uno de nosotros se comprometa a evitar que los conflictos sociales, siempre generadores de violencia, escalen, a luchar contra la pobreza y ser incluyentes luchando contra cualquier forma de discriminación. No lo olvides la justicia y la paz se besan. No pretendas ser feliz tú haciendo infelices a los demás.
Escuche a Alberto Linero:
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