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La encrucijada de aplazar el Carnaval de Barranquilla

Un carnaval en cuaresma no tiene mucho sentido, pero no podemos negarle los recursos a quienes viven de esta expresión cultural.

372069_Padre Alberto Linero // Foto: captura video YouTube padre Linero
Padre Alberto Linero // Foto: captura video YouTube padre Linero

Los carnavales están en mis recuerdos de infancia. Pienso en mis padres disfrazados y participando de las comparsas típicas de esta fiesta que llena de color y de alegría algunas ciudades del caribe colombiano.

Siempre fui un espectador, solo hasta el 2019 participé del recorrido del carnaval de la 44, viviendo una de las tardes más divertidas de mi vida al son de la tambora y las canciones que caracterizan estos desfiles.

Los orígenes de estas fiestas son muy antiguos. Algunos dicen que se remontan a más de 5 mil años; otros, que tienen que ver con las fiestas romanas en memoria de Saturno, y no faltan los que creen que sus raíces están en las bacanales dionisiacas.

Entiendo que los que no han nacido en este ambiente, no comprendan todo lo que significan para nosotros esos 4 días de fiesta y alegría.

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Son manifestaciones culturales llenas de la mayor creatividad y expresan los valores y tradiciones de un pueblo, por eso son patrimonio inmaterial de la humanidad. Desde la edad media han tomado toda una significación religiosa, por lo cual se celebran 4 días antes del miércoles de ceniza, como ese Carnem levare, “quitar la carne” para en el derroche, prepararse a los 40 días de abstinencia y ayuno que trae la cuaresma.

Por eso, cuando ayer escuchaba que el Carnaval de Barranquilla iba a ser aplazado, pensé que se pierde todo su sentido, porque no veo esas fiestas celebradas en cuaresma, sería toda la antítesis del espíritu que las inspiran, pero cuando la entiendo como un hecho económico y dinero que se mueve, y que muchas familias viven el resto del año de lo que pueden hacer en estos días, comprendo todo el esfuerzo por no cancelarlos.

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Son las encrucijadas que se nos plantean desde la complejidad de la vida, donde no todo cabe en los blancos o negros de los extremos, sino que hay matices grises que se tienen que asumir, porque muy posiblemente allí está el sentido. Sí, un carnaval en cuaresma no tiene mucho sentido, pero definitivamente no podemos negarle los recursos a aquellos que viven de esta expresión cultural. No hay que criticar si no se ha vivido un carnaval.

Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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