La educación sexual dejó de ser un taboo, es necesario hablarlo con nuestros niños

En Bogotá, en 2024, 132 niñas entre los 10 y 14 años se convirtieron en madres , según el Registro Único de Afiliados (RUAF). Son 28 más que en el mismo periodo del año anterior. Este dato nos recuerda la urgente necesidad de una educación sexual basada en información real.

Una educación que no ponga el peso en la culpa ni en explicaciones irracionales, sino que esté fundamentada en el amor y en valores genuinos. Porque la formación humana exige aprender a vivir con libertad y responsabilidad, en todas las dimensiones de nuestra vida. Y una de esas dimensiones es la sexualidad, que va mucho más allá de lo genital.

Según la OMS y organizaciones como el Instituto Guttmacher y Plan International, invertir en la salud sexual y reproductiva de las jóvenes, incluyendo su educación secundaria y el acceso a métodos anticonceptivos, no solo mejora la salud de las mujeres y sus hijos, sino que también impulsa el desarrollo económico de los países. Imagina esto: si logramos que todas las niñas terminen el bachillerato, el PIB de las naciones en desarrollo podría crecer hasta un 10%. Además, cada dólar invertido en servicios de contracepción podría ahorrarnos casi el doble en cuidados maternos y neonatales, principalmente al evitar embarazos no deseados.

Ahora, ¿Cuándo es el momento adecuado para hablar de sexualidad con nuestros hijos? La respuesta varía según su desarrollo emocional y cognitivo. Es clave abordar este tema en cada etapa del crecimiento de los niños y niñas, respondiendo a sus inquietudes y comunicando los valores que les ayudarán a crecer. Lo esencial es que, al llegar a la adolescencia, cuenten con la información necesaria para desarrollar su proyecto personal de vida.

Creo que es fundamental tener en cuenta estos criterios al hablar con nuestros hijos sobre sexualidad:

1. Establece una relación de confianza.
2. Sé honesto y claro.
3. Escucha sus preguntas y preocupaciones.
4. Evita el lenguaje técnico o complejo.
5. Aprovecha oportunidades naturales, como preguntas o situaciones cotidianas.
6. Busca recursos y apoyo: libros, sitios web, profesionales.

Una relación basada en el afecto y la confianza es el contexto ideal para hablar de estos temas. Hay que abordarlos sin miedo y con apertura, porque no solo beneficiamos a nuestras niñas, sino que también beneficiamos a toda la sociedad.