La primera vez que supe de esta enfermedad era muy niño y su nombre instaló la tristeza en mi casa. Mi abuela Cleotilde tenía cáncer en el páncreas. Los dos años en los que estuvo enfrentando la enfermedad fueron muy duros, llenos de experiencias muy difíciles; al final, una mañana murió, y aunque todos sabíamos que había descansado en paz, fue muy doloroso.
Estoy seguro que son muchos los colombianos que han pasado por esa experiencia, ya que en nuestro país según datos de la Cuenta de Alto Costo, por lo menos en 2017, murieron de cáncer más de 19 mil personas, mientras que en el mundo, tan solo el año pasado, murieron más de 10 millones a causa de esa dolorosa enfermedad.
Hoy cuando se conmemora el día internacional de la investigación contra el cáncer, vale la pena pensar en todas aquellas personas que de alguna u otra forma han batallado contra él, ya sea porque la han padecido, o porque han acompañado a alguien que la padece. También creo que es una buena oportunidad para recordar que los hábitos saludables pueden ayudar a reducir los riesgos de que esta enfermedad visite nuestras vidas.
Estoy seguro que aquellos que acompañan a quienes la padecen, son valientes, porque incluso muchas veces no tienen los elementos necesarios para hacerlo, sin embargo lo hacen y demuestran de esta manera su amor, por eso creo, que es necesario recordarles la importancia de la ayuda médica, pero también del apoyo emocional que brindan a la persona enferma y que en parte, también aporta a que la recuperación sea mejor.
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Sé que muchos de los que enfrentan la enfermedad pueden estar desanimados y llenos de miedo, lo cual es normal, sin embargo, sé que también hay muchos que confían y tienen la esperanza de vencer su mal. Creo que en ambos casos hay que ser un hombro, y recordarles que son muchos los que han batallado y han vencido. Que la fe hay que mantenerla viva y creer en que todo siempre puede ser mejor.
Que hoy sea un día para creer también, que en algún momento la humanidad podrá ganarle para siempre la pelea a esta enfermedad.
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Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU: