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Joven con síndrome de Down sacó el mejor resultado en Pruebas Saber de su municipio en La Guajira

Tenemos que cambiar nuestra mirada de las personas que viven en condición de discapacidad, no podemos relacionarnos con ellos desde la indiferencia o la lástima, sino desde el reconocimiento de sus posibilidades y capacidades especiales. Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU

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Édgar Alexánder Orozco Páez
Foto: Facebook Édgar Alexánder Orozco Páez

El pasado sábado 16 de enero los jóvenes de undécimo grado de calendario A en todo el país, estaban nerviosos, porque ese día se conocían los resultados de la prueba saber 11, los cuales de alguna manera, les marcan su futuro. Igual pasaba en la casa de Judith Páez en Distracción, un municipio típico de la media Guajira, porque su hijo Édgar Alexander Orozco Páez, había presentado las pruebas y estaba ansioso por el resultado.

Él es un joven con síndrome Down que, gracias a la tenacidad de su mamá, quien siempre lo ha tratado con la ternura necesaria, pero exigiéndole disciplina y responsabilidad; al esfuerzo de la Institución Educativa Rural Gladys Bonilla Gil del corregimiento de Chorreras que lo recibió sin que estuvieran muy preparados para ello y le generaron el contexto pedagógico necesario para su formación; y claro a su capacidad de adaptabilidad, había podido graduarse y presentar las pruebas.

La alegría fue mucha cuando al entrar a la plataforma, se encontraron con que Edgar Alexander había sacado el puntaje más alto del municipio: obtuvo 326 puntos. Recordemos que a los jóvenes que viven en condición de discapacidad, según la resolución 675 de 2019, les realizan un examen con enfoque especial.

Es un triunfo para todos los que, desde un paradigma de vida incluyente, han creído en él y le han acompañado en todo su proceso.

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Este joven, hincha furibundo del Junior de Barranquilla, es una demostración de que cuando la familia y la escuela se juntan, desde un paradigma incluyente, se pueden alcanzar las metas que se han propuesto.

Tenemos que cambiar nuestra mirada de las personas que viven en condición de discapacidad, no podemos relacionarnos con ellos desde la indiferencia o la lástima, sino desde el reconocimiento de sus posibilidades y capacidades especiales.

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En una época en la que muchos se quejan de todas las limitaciones que tienen, esta historia se vuelve un acicate para que asumamos nuestras responsabilidades, y sin excusas, demos lo mejor de nosotros, pero también es una invitación a que la familia viva desde la aceptación de las características de sus miembros, y con ellas construya proyectos que les permitan realizarse y ser felices.

Espero volver a ir a Distracción, La Guajira, pronto y conocer en persona a este joven y a su familia que hoy me dan una lección de vida. A quejarnos menos y a trabajar más.

Escuche la reflexión y el análisis de Alberto Linero en Mañanas BLU:

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