Son evidentes las pérdidas y los cambios a los que nos ha sometido esta pandemia. Pero creo que va siendo hora de ir haciendo el inventario de lo positivo que ha sacado esta situación de los seres humanos individual y socialmente.
Por ejemplo, me impresiona toda la creatividad que ha surgido en el mundo de los negocios, que se hace presente en los emprendimientos que buscan consolidarse como fuertes proyectos empresariales; o la manera como algunas familias han mejorado sus proyectos de vida, gracias a tener más tiempo juntos por las restricciones que nos ha ocasionado el virus.
Otra de las ganancias en este tiempo ha sido que ha quedado más evidenciado que el compromiso y la productividad de una empresa, exigen un ambiente y una cultura laboral en la que se puedan realizar cada una de las personas que allí trabajan. Esto es, entender que si les generamos un mejor ambiente y unas posibilidades para que sean felices laborando, se va a tener mejores indicadores de producción por el compromiso que estos han generado.
Más de Alberto Linero:
Publicidad
Es lo que ha pasado en esta época en la que las personas pudiendo estar en casa, sin gastar tiempo en traslados y trabajando por objetivos, han resultado rindiendo más. En este contexto me encontré con un artículo de Alejandro Melamed en Infobae el que presenta el concepto de Humanocracia, propuesto por De Gary Hamel, el pensador empresarial número uno del Wall Street Journal y la destacada consultora Michele Zanini en su libro.
Ese ambiente al que me refiero, debe ser uno en el que cada persona se experimente conectada con la visión y la misión de la empresa, y guiada por líderes que se preocupan por ella; pero también en el que se den unos niveles de comunicación y transparencia que incrementen la confianza, la moral y la productividad.
Publicidad
Producir es fundamental para toda empresa, pero sólo se podrá lograr si se trabaja en la calidad de vida de los colaboradores. La pandemia nos ha mostrado que no todo es tan urgente como creíamos y que sí podemos vivir sin algunas realidades que antes parecían imprescindibles. Nada de esto es posible si no entendemos qué es lo que queremos en la vida y disponemos todos nuestros recursos racionales, emocionales y espirituales para lograrlos.
No basta con subsistir, es necesario vivir felices, y esto lo podemos lograr si trabajamos para ello. La tarea es ser feliz, no simplemente producir.
Escuche la reflexión y el análisis de Alberto Linero en Mañanas BLU:
Publicidad