Vivimos en el mundo de las redes sociales . Todo pasa en ellas. Podemos disfrutar desde horas de entretenimiento, hasta espacios de formación. Me llama la atención, por ejemplo, que varios candidatos a la presidencia exponen sus propuestas con bailes y videos cortos en Tik Tok, o nos muestran todas sus actividades políticas por tuiter.
Y en esta jungla, además de los influencers, también se habla de los youtubers , esos creadores de contenido que producen vídeos para los seguidores de su canal en busca de generar interacciones que les permitan muchas visualizaciones. Recordemos que YouTube actualmente tiene 2 mil millones de usuarios, y allí se puede encontrar contenido de todo los temas. Yo mismo tengo mi canal en esta plataforma, por donde comparto contenido espiritual y de crecimiento humano.
Creo firmemente que podemos tener cualquier opinión sobre esta actividad, pero no podemos negarla. Está ahí y cada vez se impone con mayor fuerza. Por eso no me pareció extraño que el colegio Cartagena International School decidiera enseñar a sus alumnos a ser youtubers, esto es, a manejar las herramientas de todo tipo que se necesitan para generar los contenidos audiovisuales que puedan colgar en su canal. Esto seguro buscando que sean videos que agreguen valor e impacten positivamente en la sociedad.
A mí la idea me gusta y creo que debería ser replicada en muchos otros colegios. La educación tiene que responder a las necesidades actuales y tiene que ser -como diría Joan Ferrés- industria del deseo, esto es, debe ser deseable, porque permite que lo aprendido ilumine la cotidianidad de los estudiantes sin aburrirlos y haciéndolos idóneos para transformarla.
Más allá de quejarnos por el contenido que encontramos realizado por los jóvenes, creo que este es un ejercicio para acompañarlos y propiciar que la calidad, tanto del contenido como de la metodología, sea la mejor. Estoy seguro que lo importante es tener claras las ideas que se quieren transmitir, su coherencia, validez y pertinencia, lo cual supone un pensamiento critico desarrollado, igual que el saber exponerlas en las rutinas y el lenguaje de la plataforma. Negarse a la tecnología es una manera de extinguirse.
Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:
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