Para determinar el ganador de la medalla olímpica en los 100 metros planos se requirieron varios minutos de análisis.
La llegada fue muy reñida entre el jamaiquino Kishane Thompson y el estadounidense Noah Lyles, ambos registraron un tiempo de 9,72 segundos. Sin embargo, según el 'photo finish', Lyles cruzó la meta 5 milésimas de segundo antes que Thompson. Más allá de la impresionante carrera, lo que más me llamó la atención fue el mensaje que el locuaz y orgulloso atleta estadounidense compartió en su cuenta de X: “Tengo asma, alergias, dislexia, ansiedad y depresión... pero eso no define lo que puedes llegar a ser”. Esta expresión se convierte en un poderoso mensaje de superación para muchas personas. No son las limitaciones las que nos definen, sino lo que decidimos hacer con las capacidades y habilidades que tenemos.
Ante la adversidad, siempre tenemos la opción de declararnos vencidos e incapaces de construir un proyecto de vida emocionante. Pero también tenemos la posibilidad de creer en nosotros mismos, afianzarnos en nuestros dones y establecer un plan de acción que nos lleve a conquistar los sueños que hemos construido desde la realidad. Sé que muchos prefieren esperar lástima de los demás, rumiar su frustración y creer que cuanto más amargados son, más coherentes son con su destino. Sin embargo, experiencias como la de este atleta, con gran autoestima y encendido verbo, nos demuestran que también es posible rebelarse contra las circunstancias y dar lo mejor de sí para encontrar sentido y satisfacción en lo que hacemos.
Nadie dirá que es fácil o que se logra con un simple chasquido de dedos. Seguramente habrá que dar todo de sí, con firmeza, disciplina, talento, constancia y motivación. Es una decisión personal con qué actitud enfrentamos nuestra realidad. Como bien dijo Viktor Frankl: “Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino”.
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Entonces, esa decisión es tuya: si decides ahogarte en el charco de tu amargura ante tantas limitaciones, o si te motivas a salir adelante, superando todo lo adverso.