El viernes conversé con el Padre Diego Jaramillo del Minuto de Dios sobre el cuidado del planeta como casa común. Nuestra charla estuvo empujada por la insistencia del Papa Francisco sobre la idea de que la espiritualidad cristiana tiene que notarse en un compromiso con el medio ambiente; así lo dejó claro en su encíclica Laudato si. El padre me habló de su proyecto de crear escuelas ecológicas, esto es, hectáreas de árboles nativos sembrados y cuidados con el fin no solo de aportarle oxígeno al planeta, sino de enseñarles a los niños, niñas y jóvenes a conocer los árboles de su zona, cuidarlos y tener espacios de esparcimiento.
Me gustó mucho su idea, porque creo firmemente en que necesitamos compromisos personales y comunitarios con el medio ambiente. Es obvio que las medidas más grandes y directas las tienen que tomar los estados, logrando que algunas dinámicas de producción y de consumo sean más amables con el planeta y no lo pongan en riesgo.
Hoy se habla de que ya la humanidad está en riesgo al superar los límites físicos del planeta para garantizar una vida segura y justa. Pero también cada uno de nosotros, individualmente, tenemos que asumir actitudes y acciones que ayuden a que el planeta esté a salvo, ya que es la única manera de cuidar a la humanidad.
Hoy, en el día del medio ambiente, quisiera insistir en la tarea de sembrar árboles y cuidar el agua. Son dos acciones fundamentales para el futuro de la vida en el planeta. El proyecto del Padre Diego me parece una manera concreta de colaborar con este objetivo, y creo que cada uno desde sus acciones más cotidianas tiene la posibilidad de aportar también para que el planeta sane: desde botar la basura en el lugar adecuado, reciclar en la casa, tener plantas, hasta el usar transportes que sean amigables con el ambiente para contaminar menos.
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La mejor forma de celebrar este día es entendiendo la necesidad de conectar con el planeta y relacionarnos con el de la manera más sana posible. Es más que evidente que está en juego nuestra existencia.
Escuche y vea aquí a Alberto Linero:
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