Este miércoles, conversaba con un amigo que tiene una agencia de turismo internacional, organiza viajes, peregrinaciones, excursiones a distintos países del mundo. Me dolió escuchar la tragedia económica que está viviendo. Desde hace un año no ha podido hacer ninguna actividad productiva, y aunque es un luchador y emprendedor, y se ha rebuscado, está pasando momentos bien duros.
Inmediatamente pensé en las demás personas que por causa de esta pandemia y de las medidas, han quebrado o han perdido sus empleos en los distintos sectores económicos más golpeados.
Según las cifras, en noviembre había por lo menos 3.273.000 colombianos desempleados y como 15 millones inactivos. ni que decir de los más de 90.000 negocios que perdió el comercio a causa de la pandemia en sus primeros meses.
De esto salimos con creatividad para encontrar respuestas nuevas a la compleja situación que trata de atraparnos y a la cual nuestros paradigmas antiguos no responden. Toca generar las formas de negocio adecuadas al momento; con carácter para emprender y saber sostener en medio de los embates de la pandemia, pero sobre todo se requiere solidaridad; sí, todo esto implica no absolutizar nuestros propios intereses y empezar a pensar en los otros, ayudándonos a encontrar los caminos de solución.
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Quizá esto sea lo más difícil, porque hemos sido educados y formados en el egoísmo y el individualismo, olvidando que nada de esto funciona si el otro no está bien, que nos somos felices si el otro no lo es.
Por eso busco manifestaciones de solidaridad, sin importar que se queden en lo asistencial, porque, aunque no solucionen el problema estructural, responden a necesidades puntuales.
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Me alegró mucho lo que en Cali han llamado el Muro de la Bondad, un espacio en el que donantes dejan ropa y zapatos que pueden ser tomados por quienes más lo requieren, porque pasan por situación de necesidad.
Son cientos de prendas que las personas donan, respondiendo a esta iniciativa liderada por Julián Arbeláez, que ha hecho que la gente desborde su solidaridad, pero también está la iniciativa de ‘La Olla Rodante’ que recorre los sitios más marginados de la ciudad dándole comida a los que pasan hambre.
Necesitamos creatividad, carácter y solidaridad para resolver lo estructural, pero mientras tanto toca ayudar a quienes necesitan actualmente. Ser solidarios es ser buenos seres humanos. Que hoy en el día internacional del abrazo -que no podemos darnos-, esa sea la tarea.
Escuche la reflexión y el análisis de Alberto Linero en Mañanas BLU:
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