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El recuentro del grupo Oasis recuerda que la unión entre hermanos debe prevalecer

Estas peleas, que en la infancia y adolescencia se manifiestan en empujones, golpes, pellizcos, insultos y gritos, suelen disminuir a medida que crecemos y nuestras personalidades se asientan

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: Blu Radio.

No conocía a los hermanos Gallagher ni su grupo musical Oasis, tan influyente en el mundo del rock de los años 90. Sin embargo, cuando se mencionó su regreso a los escenarios, me llamó la atención y comencé a investigar para comprender su relevancia. Descubrí que se habían separado debido a las típicas peleas entre hermanos, las cuales, en su caso, llegaron a situaciones extremas. Inmediatamente recordé las discusiones que tenía con mis propios hermanos cuando éramos pequeños.

Con Álvaro Antonio, mi hermano más cercano en edad, tuve muchas disputas por pequeños detalles de la vida diaria y por nuestras diferencias de temperamento. Sin embargo, siempre encontramos la manera de reconciliarnos y entender que, más allá de cualquier diferencia, prevalece la fraternidad. No creo que hayamos pasado mucho tiempo sin hablarnos, ya que nos necesitábamos para jugar, y además, nuestros padres no lo permitían; nos obligaban a resolver nuestras diferencias a través de actividades que fomentaban el perdón.

En mi ministerio pastoral, he observado que los hermanos suelen pelear por atención, buscando llamar la atención de sus padres, aunque no sea la forma más efectiva de lograrlo. A veces, el nacimiento de un nuevo hermano puede generar celos en el mayor, quien siente que el bebé recibe más atención o amor. También, los conflictos pueden surgir por posesiones como juguetes, ropa u otros objetos, o por diferencias de personalidad, gustos y maneras de interpretar la vida. Incluso en la adultez, la familia política puede ser motivo de desencuentros y distanciamientos entre hermanos.

Estas peleas, que en la infancia y adolescencia se manifiestan en empujones, golpes, pellizcos, insultos y gritos, suelen disminuir a medida que crecemos y nuestras personalidades se asientan. La relación entre hermanos tiende a transformarse en un vínculo de apoyo mutuo. No obstante, he conocido casos de peleas entre hermanos adultos por cosas tan triviales como el dinero que dejaron sus padres. Lo cierto es que pelear nunca es bueno, y menos entre hermanos.

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