La muerte de un joven en cualquier circunstancia genera dolor, tristeza y muchas preguntas. Es como el naufragio de un barco que no llegó a su puerto soñado. Por eso, me impresiona que como sociedad nos hayamos acostumbrado a la muerte de nuestros jóvenes, sin que realmente logremos generar condiciones para que estas solo sean fruto de la manera en la que la naturaleza nos vence.
No conocí al activista Felipe Pasos, pero su muerte me duele y me ocasiona muchas preguntas sobre el sentido de la vida. Pero tal vez lo que más me ha impactado es la fuerte discusión que se generó en las redes por el matoneo, ya que algunos interpretan que su muerte tiene que ver con todos los mensajes y la presión que recibió.
No creo que sea simple establecer esta relación, pero sí es una oportunidad para tomar conciencia del daño que este tipo de actividad ocasiona. El matoneo se define como “esa agresión sistemática en la que están involucrados uno o más agresores, que buscan hacer ceder, por la vía del miedo, a su víctima de cualquiera de sus opiniones u opciones”. Por experiencia propia les aseguro que no es agradable recibir miles de mensajes burlándose de la apariencia física o agresión por una posición política, religiosa o condición sexual.
Algunos matonean por humor –está de moda parecer inteligente, porque se ridiculiza al otro en redes-, por fanatismo político o religioso, creyendo que nadie puede osar cuestionar a sus mesías, o simplemente porque olvidan que del otro lado de la máquina hay un ser humano frágil y vulnerable como cualquiera.
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Tengo la certeza que se pueden defender las opciones de vida con pasión, inteligencia y firmeza, pero con respeto por la dignidad del otro. Hay que ser responsables con los propios seguidores y las personas que nos leen. Pero en general, todos tenemos que contribuir para acabar el matoneo.
Los especialistas aconsejan:
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- No contribuir al matoneo en línea -aun si la gente cercana o seguidores incentivan a hacerlo-.
- No compartir comentarios de los matoneadores.
- No distribuir rumores en línea. -
- Alzar la voz contra los rumores y la mala información.
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- No reenviar mensajes negativos.
- Defender a las víctimas del matoneo -siempre hay que estar a favor de la víctima-.
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- Bloquear y reportar a quienes lo hacen.
Hay que evitar que las redes sigan siendo un lugar de linchamiento, en el que se escribe sin ninguna responsabilidad, teniendo orgasmos mientras se destruye al otro.
Escuche la reflexión de Alberto Linero en Mañanas BLU:
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