Cuatro claves fundamentales para tomar decisiones, no arrepentirse y sufrir las consecuencias

Es común encontrarse con personas que están arrepentidas de una decisión que tomaron. Eligieron impulsadas solamente por sus emociones, sin un buen análisis crítico y terminaron en un contexto impensado, sufriendo las consecuencias de sus decisiones. Toda decisión tiene la capacidad de crear un mundo, de generar un entorno en el que tendremos que vivir. Debería haber un ejercicio consciente de formación para aprender a decidir, ya que lo hacemos en la cotidianidad desde el ejemplo de los otros y en medio de los agites de la existencia.

La gran mayoría de las veces sin el espacio reflexivo se dificulta apropiarse de algunas características de manera consciente, original y definitiva. Por eso, creo que una buena decisión tiene que ser tomada desde, por lo menos, cuatro claves fundamentales.

1. Siempre en medio de una diversidad de opciones. Las cuales debemos analizar y entender claramente. Quien está ante una sola posibilidad no está decidiendo, sino que está viviendo una imposición.

2. No se puede quedar en el análisis racional, sino que genere pasión. La vida exige complementariedad entre las ideas, claras y distintas y, las emociones que actúan como una fuerza intensa que nos mueve desde dentro.

3. Se asumen riesgos. El futuro es incertidumbre y nunca se tiene su control. Decidir implica un acto de confianza en nuestras habilidades. Algunos por esperar la decisión absolutamente segura nunca deciden y viven como no quieren.

4. Siempre se debe tener en cuenta que somos seres sociales e interdependientes y las decisiones que tomamos afectan a otros. Hay que vivir sin egoísmos, los cuales hacen creer que solo importamos nosotros.

Hoy se celebra el día mundial de las elecciones y busca recordarnos que la democracia de cualquier nación se sustenta en elecciones libres, participativas y representativas. Yo quiero aprovecharlo para que cada uno piense en las decisiones que toma, en las elecciones que hace; hay que hacerlo muy conscientemente, para no arrepentirse y sufrir las consecuencias de equivocarse.