Muchas veces he escuchado a papás y mamás decir: “Nadie nace sabiendo cómo criar a un hijo, no existe ningún manual”, y es que solo hay métodos que se van formando a partir de cada experiencia de crianza en particular, pero que no responden a todas las situaciones, y por ese motivo hay algunas en las que no se sabe cómo actuar.
Por este motivo, me llamó la atención la historia de Maye Musk, madre del exitoso Elon Musk, actualmente CEO de Tesla, quien tiene una historia que vale la pena admirar, ya que a pesar de sufrir abuso en su escuela, con inteligencia y mucha disciplina logró convertirse en el impulsor de nuevas tecnologías futuristas que prometen cambiar muchas de las maneras de habitar nuestro planeta. También es madre de Kimbal Musk, quien en 1995 cofundó con su hermano Elon la empresa de software Zip2 y hoy día es un brillante hombre de negocios; y de la talentosa Tosca Musk, quien es productora ejecutiva y directora de cine, programas televisivos y contenidos para la web.
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Y así, aunque podría alargarme hablando sobre los hermanos Musk, quiero hacer especial énfasis en su madre y la manera de criarlos, ya que allí hay parte importante del éxito que han tenido. Ella desde un principio tuvo claro que quería que sus hijos fueran “independientes, amables y honestos para que trabajaran duro e hicieran cosas buenas”. Lo que demuestra una visión de la crianza desde la autonomía y la preparación para buscar el bien común.
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Me gustó leer que Maye Musk dijo: “No los traté como bebés ni los regañé. Nunca les dije qué estudiar. Simplemente me dejaron saber qué estaban estudiando. No revisé su tarea; esa era su responsabilidad” y a la pregunta sobre cómo logró tener hijos con tanto éxito, responde: Lo hice dejándolos seguir sus intereses”, lo cual me parece maravilloso, porque expresa la necesidad de la libertad para que cada niño y joven pueda ir realizándose personalmente.
Creo que una clave importante para vivir procesos de crianza sanos, parte del ejercicio de respetar la autonomía de los hijos, entendiendo que esta es progresiva, no se puede retener a los hijos ni mucho menos frustrarles los sueños por las mismas frustraciones de los padres. Pero también es importante la disciplina, que ellos sean capaces de reconocer la importancia de sus esfuerzos para poder conseguir lo que se proponen. La sociedad necesita adultos autónomos y responsables.
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