Sigue la búsqueda incansable de la pequeña Sara Sofía Galván, la niña de menos de dos años de nacida que se ha convertido en un nuevo símbolo del maltrato y del abandono infantil, desaparecida desde el pasado 15 de enero.
En las últimas horas, un grupo de agentes de la policía, siguiendo la pista de las declaraciones de un testigo que afirmó que la niña habría podido ser sepultada en la orilla de un canal de aguas lluvias colindante con el río Tunjuelito, llegó al sitio y luego de varias horas de análisis, descartó que los restos óseos hallados fueran de humanos.
La búsqueda del cuerpo de la niña, con base en el escabroso y descarnado testimonio de su madre, Carolina Galván, actualmente en la cárcel respondiendo por desaparición forzada, se había concentrado en el río Tunjuelito, luego de que la mujer afirmara ante los investigadores que luego de que la pequeña murió supuestamente en su casa, ella habría lanzado su cuerpo envuelto en cobijas en ese lugar.
Sin embargo, hasta ahora la búsqueda ha sido infructuosa, por lo que además de ampliar el área de inspección incluso hasta el Salto del Tequendama y otros ríos y quebradas de Cundinamarca, también llevó a la Policía a no descartar ninguna hipótesis, incluso la posibilidad de que Sara Sofía haya sido regalada o vendida a alguna familia en Colombia o que pretendiera sacarla del país.
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Por eso, el director de la Policía, el general Jorge Luis Vargas, anunció que se expidió circular amarilla de Interpol, con el fin de que la pequeña Sara Sofía sea buscada en 196 países del mundo, aunque en realidad el área en la que se podría pensar en su salida del país se limita principalmente a Venezuela, Ecuador, Brasil, Perú y Panamá.
Escuche el análisis y la opinión de Ricardo Ospina en Mañanas BLU:
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