Las redes sociales han generado cambios profundos en las maneras de relacionarnos, comunicarnos y hasta de divertirnos, cambios que no hemos asumido totalmente y que nos generan muchos conflictos en la cotidianidad.
Muchos de esos cambios se experimentan como pérdidas de derechos vividos con intensidad en otros momentos de la historia, o simplemente no sabemos todavía cómo adecuarnos a esas nuevas realidades.
Una prueba de esto es la pérdida del sentido de la privacidad de la vida íntima. Antes estaba claramente definido qué espacios y qué realidades pertenecían a lo público y qué a lo privado.
Hoy, con las redes sociales, no parece ser claro, y esta frontera es cada día más difusa.
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Este es el caso del debate que se dio en Twitter cuando una persona publicó un mensaje criticando la coherencia política de una representante a la Cámara por una supuesta relación afectiva con otro congresista; los dos lo desmintieron y debemos creerles.
Quiero mostrar cómo se invade la vida privada y cómo hemos perdido todo el respeto por el otro. Se trata de entender que no todo vale y que debemos ser capaces de centrarnos en los argumentos, en las posiciones políticas, y no en lo íntimo de las personas.
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Esto se usa como leña seca desde la poliralización política para destruir la dignidad de las personas.
Ninguna diferencia política justifica ataques a la vida privada, hacerlo expresa lo bajo de nuestra condición humana.
Escuche aquí la opinión de Alberto Linero en Mañanas BLU:
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