Una y otra vez reclamamos libertad . Nos gusta tener la capacidad de elegir y decidir qué caminos seguir, lo cual es excelente. Sin embargo, pocas veces encontramos personas que asuman con igual pasión e intensidad la responsabilidad por las consecuencias de sus decisiones u omisiones.
En este sentido, interpreto la renuncia del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, quien dimitió tras admitir su mala gestión en un escándalo de abusos a menores cometidos por el abogado John Smyth, un caso encubierto por la Iglesia de Inglaterra.
Welby declaró: "Cuando se me informó en 2013 y se me dijo que se había notificado a la policía, creí erróneamente que seguiría una resolución adecuada… debo asumir la responsabilidad personal e institucional por el largo y traumatizante periodo transcurrido entre 2013 y 2024”.
Creo que de eso se trata: asumir los efectos causados por nuestras decisiones. En este caso, haber callado lo llevó a comprender que no podía seguir al frente de esta comunidad. Es una lección para todas las dimensiones de la vida. Nadie puede simplemente reclamar libertad y olvidar la responsabilidad que esta conlleva.
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La responsabilidad genera en la vida diaria:
1. Confianza: las personas responsables inspiran confianza en los demás. Cuando cumplimos nuestros compromisos, los demás saben que pueden contar con nosotros.
2. Respeto: ser responsable implica respetarnos a nosotros mismos y a los demás. Al asumir nuestras responsabilidades, demostramos que valoramos nuestro tiempo y el de los otros.
3. Éxito: la responsabilidad es fundamental para alcanzar el éxito en cualquier ámbito. Ser responsables nos vuelve más proactivos y dispuestos a enfrentar desafíos.
4. Bienestar: ser responsables nos brinda una gran sensación de bienestar. Al saber que estamos actuando correctamente, aumentan nuestra autoestima y nuestra tranquilidad.
Esta decisión del obispo de Caterbury es una oportunidad para que cada uno de nosotros entienda que las decisiones que tomamos tienen consecuencias, y no podemos desentendernos de ellas; debemos dar la cara y actuar en coherencia con los valores que decimos que nos guían.
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