El reciente atentado terrorista cometido por las disidencias de las Farc en Saravena, que dejó un civil muerto y otros 20 heridos, retrata la crítica situación de orden público en Arauca por la guerra con el ELN por el negocio del narcotráfico, que se ha recrudecido gracias al refugio que encuentran los cabecillas de esos grupos irregulares en Venezuela.
El desafío al Estado que implica el recrudecimiento de las alteraciones del orden público en territorio araucano, que según la ONU dejan más de 1.500 personas desplazadas, requiere poner en marcha una estrategia que abarque una presencia más efectiva de la Fuerza Pública, reforzando tareas de inteligencia, pero además tiene que contar con un aparato judicial sólido que logre desvertebrar los enlaces entre grupos ilegales y sectores políticos y sociales.
Además, el plan Arauca debe contar sobre todo con un importante componente de inversión social en infraestructura, carreteras, distritos de riego, apoyo a los campesinos, construcción de clínicas, hospitales y colegios.
Siguiendo cerca de la frontera con Venezuela, pero en la zona norte, también se reportó un ataque con explosivos por parte del ELN contra el batallón de infantería mecanizada Rondón, atentado que ocasionó daños materiales pero no provocó heridos ni muertos.
Le puede interesar
Publicidad
El próximo presidente de Colombia tendrá dos grandes desafíos para atender desde el 7 de agosto: conseguir una estrategia diplomática que permita comprometer al régimen de Nicolás Maduro para que ejerza mayores controles en la frontera y definir si busca un escenario adecuado para un eventual regreso a la mesa de diálogos con el ELN.
En materia de orden público, el próximo presidente tendrá que asumir un papel mucho más activo, como comandante en jefe de las Fuerzas Militares, para frenar la expansión del conflicto armado: sumados a los ataques en la frontera, se reportó el asesinato de dos soldados en El Bagre, bajo cauca antioqueño y también anoche se conoció la muerte violenta de tres hombres en la vía Ocaña – San Calixto. La espiral violenta se repite en Colombia.
Publicidad
Escuche el análisis de Ricardo Ospina en Mañanas BLU: