Por las redes y por WhatsApp, me llegan felicitaciones y duras críticas por una reflexión que no he realizado, pero que aparece a mi nombre. Es una descalificación política contra el candidato Gustavo Petro. Está mal escrita y tiene un tono agresivo que no caracteriza mis reflexiones. Me impresiona la ingenuidad de las personas para asumir que es una reflexión mía, sin que aparezca en ninguna de mis redes, ni en la de los medios en los que participo. Es como si creyeran que todo lo que se sube a internet es cierto y verdadero.
He tratado de contestar a cada persona que me pregunta, mostrando que eso no corresponde con mis formas, ni mi visión de la manera en la que debemos gestionar las diferencias que tenemos con los demás, y que además, ya he dicho anteriormente que no es mía y que no me representa. Es una reflexión que apareció por primera vez en 2018 y que ahora está reencauchada.
En un ambiente tan polarizado como en el que se está desarrollando esta contienda electoral, es necesario ser muy críticos frente a todas las informaciones que nos llegan para no ser bobos útiles a los que buscan exacerbar nuestras emociones e impulsarnos a la violencia verbal como único camino de solución.
Hoy se tiene claro que para enfrentar las noticias y publicaciones de las redes, debemos tener en cuenta, según los expertos, lo siguiente: es necesario saber si esa publicación que estamos viendo es propaganda paga, si se trata de anuncios que los políticos han financiado; también es importante vencer el poder del clickbait, esos títulos que suelen engañar y que al final desembocan en noticias sin ningún tipo de veracidad; otro criterio pasa por la confiabilidad de las fuentes en las que estamos viendo las noticias, y por supuesto, en nuestra capacidad de contrastar estas con canales diferentes de difusión. Es muy importante que tengamos dedicación para identificar cuál es el contexto en el que se está dando la información; y por último, revisar que las imágenes o los logos de los medios, no sean montaje.
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