El papa Francisco instó este domingo a Iglesia, Estados y organismos internacionales a no olvidarse de los pobres, y apeló a los fieles a ir más allá de la pobreza global y a comprometerse "para mejorar la realidad" de su alrededor, en motivo de la Jornada Mundial de los Pobres que se celebra en el Vaticano."Lo digo a la Iglesia, lo digo a los gobiernos de los Estados y a las organizaciones internacionales, lo digo a cada uno y a todos: no nos olvidemos de los pobres", dijo Francisco, en su homilía durante la misa en la Basílica de San Pedro en motivo de esta jornada."No debemos fijarnos solo en los grandes problemas de la pobreza global, sino en lo poco que todos podemos hacer en lo cotidiano: con nuestro estilo de vida, con la atención y el cuidado del ambiente en el que vivimos, con la búsqueda constante de justicia, compartiendo nuestros bienes con los más pobres, comprometiéndonos social y políticamente para mejorar la realidad que nos rodea", agregó.Según el pontífice, "crece la injusticia que provoca el dolor de los pobres"."Nos dejamos llevar por la inercia de aquellos que, por comodidad o por pereza, piensan que 'el mundo es así' y 'no hay nada que yo pueda hacer'", ante lo que "la fe cristiana se reduce a una devoción pasiva, que no incomoda a los poderes de este mundo y no produce ningún compromiso concreto en la caridad".Todo ello, destacó el papa, "mientras una parte del mundo está condenada a vivir en los sectores marginales de la historia"."Crecen las desigualdades y la economía castiga a los más débiles", y "mientras la sociedad se consagra a la idolatría del dinero, los pobres y excluidos no pueden hacer otra cosa que seguir esperando", añadió el papa, que apeló a "encender la esperanza".Como es habitual en esta jornada, tras presidir la misa, el papa compartirá junto a 1.300 personas pobres un almuerzo ofrecido este año por la Cruz Roja italiana. Estos días también se instaló una clínica móvil en la plaza de San Pedro que ofrece asistencia sanitaria y vacunas gratuitamente a los necesitados.
Olivier de Schutter, el relator especial de la ONU sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, visitó diferentes ciudades de Colombia durante 10 días. Entregó un balance sobre la situación que encontró, advirtiendo que en el país no va a haber paz mientras exista la segregación social."Sin embargo, a menos que la erradicación de la pobreza se convierta en una prioridad para la sociedad colombiana, sin importar su nivel de ingresos, el círculo vicioso de la pobreza y el conflicto continuará, y el país nunca conocerá la paz", señaló el experto de la ONU.La falta de oportunidades y acceso al empleo en el país convierten a las personas que se encuentran en situación de pobreza en blanco del reclutamiento. Mientras que los desplazamientos y confinamientos también están obstaculizando el acceso al trabajo y la educación, dificultando el progreso en algunas zonas del país."Teniendo en cuenta lo poco que se relacionan las personas de distintos grupos de ingresos en Colombia, en la escuela, en el lugar de trabajo o en los espacios públicos, no es de extrañar que un niño nacido en una familia pobre tarde 11 generaciones en ganar un salario promedio”, explicó el experto de Naciones Unidas.Por otro lado, De Schutter también cuestionó la estratificación social en el país, pues asegura que es una "segregación social institucionalizada"."Aunque la idea de que los residentes de los estratos altos paguen más por sus servicios públicos para así subvencionar a los de los estratos bajos es loable, la consecuencia no deseada ha sido mantener a la gente encerrada en sus barrios y municipios", señaló De Schutter.
En Noruega, país que figura en clasificaciones internacionales como una de las naciones más ricas del mundo, un 16 % de la población dice experimentar pobreza, plena o parcialmente, según un estudio de la organización caritativa protestante Ejército de Salvación.De acuerdo con el estudio, recogido por la agencia de noticias noruega NTB, en el que participaron 1.001 personas mayores de edad, una de cada seis personas "se percibían a sí misma como pobre" y un 43 % decía haber visto empeorar su situación económica.Además, un 32 % de las familias aseguraba tener problemas para llegar a fin de mes en un contexto en el que, según el citado estudio, se ha visto forzada a comprar menos comida o comida menos saludable en contra de su voluntad por motivos económicos.Esto, en un país como Noruega, que lidera junto a Suiza clasificaciones como la que elabora a nivel mundial el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre PIB per cápita, un indicador que señala el valor de la suma de todos los bienes y servicios finales producidos por un país en un año dividido por la población estimada para mediados del mismo año.En Noruega, el PIB per cápita se sitúa en unos 94.660 dólares (unos 86.612 euros), según datos del FMI, que sólo sitúa a Suiza (105.670 dólares, unos 96.690 euros) por delante de este país nórdico entre las economías desarrolladas.Según Irene Mathisen, coordinadora de trabajo social en el Ejército de Salvación de Noruega, en su organización hay "preocupación" por qué haya tanta gente en su país con dificultades a llegar a fin de mes."Muchos respondieron que se van a la cama con hambre, que no pagan sus facturas cuando deben debido a falta de dinero o comen menos comida o peor comida", dijo Mathisen.Le puede interesar:
El Dane reveló recientemente que la pobreza monetaria en Colombia experimentó una marcada reducción durante el año 2023. Según los datos más recientes, aproximadamente 1.6 millones de personas dejaron de vivir por debajo de la línea de pobreza monetaria, que se establece en ingresos mensuales inferiores a 435.375 pesos por persona.La medición de la pobreza se divide en dos principales categorías: la multidimensional, que evalúa el acceso a servicios básicos como vivienda y agua; y la monetaria, que se enfoca en los ingresos mensuales de los hogares. Según esta última, para el año en curso, la línea de pobreza se fija en ingresos de 435.375 pesos mensuales por persona, mientras que para la pobreza extrema, la cifra desciende a 218.846 pesos mensuales.Comparado con el año anterior, los resultados son alentadores, especialmente en las ciudades principales del país, donde la pobreza monetaria ha disminuido notablemente. En 2022, la tasa de pobreza en estas áreas urbanas era del 33.8 %, mientras que para 2023 ha disminuido al 30.6 %. Esto significa que más de un millón de personas han logrado salir de la categoría de pobreza monetaria en las ciudades más pobladas de Colombia.Entre las ciudades que aún enfrentan desafíos significativos en términos de pobreza monetaria se encuentran Quibdó, con un 28 %, Riohacha, con un 21,6 %, y Valledupar, con 18 %. Sin embargo, también se observaron avances notables, como en Cúcuta, que redujo su tasa de pobreza monetaria del 42.8 % al 35.9 % durante el mismo período.En el caso de las zonas rurales (centros poblados y áreas dispersas), la pobreza monetaria experimentó una reducción de 4.7 puntos porcentuales, descendiendo del 45.9 % en 2022 al 41.2 % en 2023, según indicó el Dane. Sin embargo, esta cifra aún muestra una significativa disparidad con respecto al promedio nacional, evidenciando el persistente rezago que afecta estas áreas: la falta de infraestructura y oportunidades impide que la población permanezca y progrese en su propio entorno. Como resultado, una gran proporción de quienes optan por quedarse continúan viviendo en condiciones de pobreza.
En lo corrido de 2024, la Policía ha logrado el restablecimiento de derechos a un total de 93 niños y niñas que han sido encontrados ejerciendo la mendicidad o obligados a trabajar en distintos puntos de Bogotá. Según el coronel Norberto Caro, jefe de protección y servicios especiales, los menores fueron puestos a disposición del ICBF.“De esos 93, 21 son niños de nacionalidad venezolana. Los encontramos en distintos lugares como restaurantes y supermercados, lugares donde hay un contacto más cercano con la ciudadanía, buscando obtener recursos para diferentes actividades”, indicó el coronel Caro.Lo que solicitan los menores mientras están ejerciendo la mendicidad es dinero en efectivo e incluso, en muchos casos, alimentos; sin embargo, el llamado de las autoridades es a no ofrecer dinero o alguna clase de bienes o servicios a los niños, toda vez que lo que esto hace es promover este tipo de actividad. Las localidades de Bogotá donde más se evidencian estos casos son Chapinero, Teusaquillo y Fontibón.“El objetivo de estas actividades es salvaguardar los derechos de esta población en particular, que se ha visto afectada por la explotación infantil y la mendicidad, asociada a riesgos sociales como la pobreza, el desplazamiento forzado y el fenómeno migratorio, el cual está en crecimiento en la capital del país”, agregó el coronel.
El 36% de los niños en Ecuador vive en hogares pobres, según revelaron varias organizaciones no gubernamentales (ONG) relacionadas con la infancia, según un estudio presentado este martes en Quito.El informe ha mostrado que la pobreza genera en la infancia ecuatoriana problemas como la desnutrición, el acceso a la escuela, los cuidados en salud y una serie de restricciones en sus proyectos de vida a futuro.En el texto, presentado durante una actividad académica en la Pontificia Universidad Católica de Ecuador (Puce), se remarcó que esta situación se agrava en las zonas rurales, dónde la pobreza afecta a cerca del 43% de los niños, y también en el caso de la población infantil indígena, con el 61%.El informe, elaborado por 25 organizaciones de la sociedad civil y cerca de un medio centenar de expertos, fue presentado con el objetivo de reflejar la situación del país en torno al cumplimiento de la Convención de los Derechos del Niño, suscrita por Ecuador en 1990.Para las ONG, uno de los principales efectos de la pobreza en la infancia es que vuelve a esta población vulnerable ante la presión de la delincuencia y el crimen.Por ello, el informe destacó el efecto que ha tenido en la infancia pobre la situación de "conflicto armado interno" declarado por el presidente del país, Daniel Noboa, para frenar el auge de la delincuencia.Las organizaciones han expresado en su informe su preocupación por el incremento de la participación de niños y adolescentes en actividades delictivas, así como en el aumento de asesinatos de menores en las calles.Verónica Pólit, de la ONG Pacto por la Niñez y la Adolescencia, aseguró que este tipo de crisis genera responsabilidades para el Estado y advirtió de que la sociedad debería dar soluciones para evitar la captación y explotación de los niños por parte de bandas del crimen organizado.El informe también recoge datos sobre el aumento del empleo infantil en el país, ya que en 2022 el número de niños que trabajaban era de 270.340, mientras que en la actualidad asciende a 370.000, lo que supone un aumento del 37%.Asimismo, el informe observó las altas tasas de maltrato físico y psicológico en la población infantil, ya que entre 2018 y 2023 las denuncias por violencia sexual a niños y adolescentes sumaron 51.235.Las ONG expresaron su desencanto por el alto nivel de impunidad en torno a las denuncias de violencia pues, según advirtieron, ese indicador llega al 95% y solo el 4,15% de los casos acaban en una sentencia.El objetivo de la difusión de este informe es “dar voz a los niños y niñas” y mostrar una “actitud más firme y demandante para que sus derechos sean cumplidos”.Por ello, el informe aconsejó a las autoridades implementar políticas públicas a escala nacional y que sean efectivas, así como una mayor inversión que permita asegurar el bienestar y desarrollo integral de la niñez y adolescencia en Ecuador.
Unos 783 millones de personas se acuestan con hambre en el mundo, inmerso en "una creciente y devastadora crisis alimentaria de proporciones nunca antes vistas", alertan las ONG con motivo del Día Mundial del Hambre, el 28 de mayo.El Comité de Emergencia Español -integrado por Aldeas Infantiles, Educo, Médicos del Mundo, Oxfam Intermón, Plan Internacional y World Visión- destaca en un comunicado que los conflictos, las crisis económicas, los efectos del cambio climático y el alza de los precios han agravado las crisis humanitarias y ha dejado a millones de familias necesitadas de ayuda.El número de personas que se enfrentan al hambre extrema casi se ha duplicado desde 2019, hasta alcanzar los 258 millones en 58 países en 2023. Unos 783 millones de personas padecen hambre crónica, según el Programa Mundial de Alimentos.Las necesidades humanitarias se han duplicado en los últimos cuatro años: 1 de cada 23 personas necesita ayuda humanitaria sólo para sobrevivir; la mitad de ellas, 170 millones, son menores."Los niños y niñas expuestos al hambre tienen más probabilidades de verse forzados al matrimonio o al trabajo infantil, ya que buscan desesperadamente comida suficiente para cada día. Los alimentos básicos como la leche, los huevos o el pollo, no deberían considerarse un lujo y tienen que estar al alcance de todo el mundo para poder tener una dieta equilibrada", explica Eloisa Molina de World Vision.Desde Plan Internacional inciden en que "los países con mayor inseguridad alimentaria son también los que tienen una mayor desigualdad de género", indica Fernando Álvarez, directivo de la ONG, quien expone que casi el 30 % de las mujeres de todo el mundo sufren inseguridad alimentaria de moderada a grave.Pilar Orduña, responsable de accion huimanitaria de Oxfam Intermón, denuncia que "la desigualdad aumenta y vemos cómo los mil millonarios acumulan cada vez más riquezas a expensas del resto de la población".
El más reciente reporte del Dane arrojó que la tasa de la pobreza multidimensional se redujo hasta 12,1 % en 2023. Eso representa una reducción de 0,8 puntos porcentuales versus el dato de 12,9 % de 2022."Desde 2010, que hacemos esta medición, vemos una reducción permanente desde casi 30 % en 2010 hasta 12,1 % actual", expresó Piedad Urdinola, directora del Dane.La entidad explicó que por regiones se evidencia un decrecimiento desde el 2020 hasta el 2023. Sin embargo, no se sigue el mismo ritmo a nivel nacional, pues las regiones con mayor índice de incidencia de la pobreza multidimensional son Caribe (20,1 %); Pacífico (19,4 %); Antioquia (11,2 %), y Bogotá (3,6 %) registró el menor dato.Asimismo, las cifras son alentadoras para la región del Valle del Cauca, pues se registró un descenso de 2,5 puntos porcentuales. En 2022, tenía una incidencia de 9,7 %, la cual disminuyó al 7,2% en 2023, mostrando una variación significativamente positiva.Entre 2022 y 2023, 338.000 personas salieron de la condición de pobreza multidimensional.Las mayores disminuciones se presentaron en indicadores como: no aseguramiento en salud, con una variación de -1,7 puntos porcentuales, y bajo logro educativo, con una disminución de -1,5 puntos porcentuales, pasando del 40,9 % en 2022 al 39,4% en 2023. Sin embargo, hay indicadores donde el país tiene un arduo trabajo, pues de los 15 que integran el IPM, a nivel nacional se registró un aumento en desempleo de larga duración y en el trabajo infantil.
En Colombia se está careciendo de garantías integrales para sus derechos fundamentales. La pobreza, una sombra ominosa, envuelve a la mitad de la juventud colombiana, según el cálculo del Dane-Unicef, donde el 52.3 % vive en hogares empobrecidos, con 3 millones en situación extrema.Esta dura realidad subraya la urgencia de proteger a los más vulnerables, especialmente en su primera infancia, y abordar los desafíos persistentes en la educación inicial. Las cifras de cobertura son alarmantemente bajas, con solo el 53 %, 58 % y 62 % de niños de 3, 4 y 5 años respectivamente, recibiendo atención educativa adecuada.Estas condiciones de pobreza demuestran como se perjudica los estudios de a primera infancia y adolescencia, indicando que de cada 100 niños que se logran matricular, solo 44 culminan sus estudios. La pobreza no solo obstaculiza el acceso a la educación, sino que también incrementa la vulnerabilidad de los niños y adolescentes frente a la violación de sus derechos. Alarmantemente, el informe revela que 82 de cada 100 delitos sexuales tienen como víctimas a esta población vulnerable. Además, la mitad de ellos corre el riesgo de abandonar la escuela, truncando sus oportunidades de desarrollo y productividad futura.El conflicto armado y el reclutamiento forzado también acechan a la infancia colombiana, con casi 1.9 millones de niños, niñas y adolescentes registrados como víctimas. La magnitud de este problema es evidente, con el número de víctimas equiparable a la población de ciudades intermedias como Riohacha, Pasto y Cúcuta juntas. Además, la desigualdad en el acceso a la seguridad social en salud refleja disparidades significativas entre áreas urbanas y rurales, evidenciando la necesidad urgente de abordar la brecha en oportunidades de empleo y acceso a la educación formal.La nutrición no es un tema que se puede dejar atrás Según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida del Dane, (ECV), el porcentaje de personas afiliadas al Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS) llegó al 94,7 % en 2022, el nivel más alto de los últimos años. La información por áreas revela que el crecimiento se explica por la mayor afiliación al régimen subsidiado, especialmente en la zona urbana. Ahora bien, para los centros poblados y rurales dispersos, la afiliación total es del 95,7 %, pero de ellos, solo el 15,1% aporta al régimen contributivo, lo que nuevamente nos habla de oportunidades de trabajo formal, educación técnica o superior, aportes para una pensión, entre otros.La infancia en Colombia enfrenta una realidad compleja y desafiante, donde la pobreza, la violencia y la exclusión amenazan su bienestar y desarrollo. Este panorama busca evidenciar la necesidad de tener una inversión prevalente y continuada en la niñez.