Donald Trump acusó el domingo al exjefe del FBI James Comey de cobarde por haber filtrado a la prensa informaciones comprometedoras de sus reuniones privadas en las que el presidente estadounidense le habría pedido abandonar la investigación sobre el caso ruso. "Creo que las filtraciones de James Comey serán mucho más relevantes de lo que nadie pensaba. ¿Totalmente ilegal? ¡Muy cobarde!", escribió Trump en Twitter. El presidente estadounidense acusó el viernes a Comey de mentir, un día después de la audiencia en el Senado del exdirector del FBI, quien fue despedido intempestivamente el 9 de mayo. En la comparecencia, Comey afirmó bajo juramento que el presidente le había pedido desistir de investigar a Michael Flynn, su asesor de seguridad nacional, en la investigación sobre las posibles injerencias rusas. Durante la audiencia, Comey reconoció haber filtrado a la prensa en mayo, a través de un amigo, un memorando sobre las conversaciones personales que había tenido con Trump. Esa confesión fue aprovechada por el abogado personal del presidente para amenazar a James Comey de emprender acciones legales. Allegados a Trump también se agarraron de este dato para arremeter contra el exdirector del FBI. "Le dio esas notas a un profesor de Derecho de (la Universidad de) Columbia porque no era suficientemente hombre para entregar las notas directamente a los medios cuando lo que quería era transmitirlas a los medios", dijo también el viernes la primera directora de campaña de Trump, Corey Lewandowski.
El presidente Donald Trump reclamó este viernes en Twitter su "total y completa reivindicación" luego de que el exdirector del FBI James Comey dijera que el mandatario no estaba personalmente bajo investigación en el caso de la presunta injerencia rusa en las elecciones estadounidenses del año pasado. El tuit fue la primera reacción de Trump luego del testimonio ofrecido el jueves por Comey ante una comisión del Senado, en la cual acusó al presidente de mentiras y difamación. Pero Comey también confirmó que el mandatario no estaba bajo investigación. "Pese a tantas falsas declaraciones y mentiras, total y completa reivindicación...y WOW, Comey es un soplón!", escribió Trump en la red social.El exjefe del FBI admitió en su declaración bajo juramento que le pidió a un amigo que filtrara a un periodista apuntes en los que detallaba sus reuniones con Trump. "Lo hice porque pensaba que ello llevaría a la nominación de un fiscal especial" independiente para conducir la investigación sobre la presunta interferencia rusa, dijo Comey ante los senadores. La estrategia funcionó. Las indagatorias son actualmente conducidas por un fiscal especial independiente con altos poderes, Robert Mueller, quien fue designado para ello por el departamento de Justicia. El testimonio de Comey provocó un terremoto político en Washington y se transformó en un episodio de consecuencias imprevisibles para el futuro de Trump. Pero el abogado del presidente, Marc Kasowitz, rechazó la veracidad de las partes comprometedoras de las declaraciones de Comey, e incluso insinuó la posibilidad de procesarlo por admitir haber filtrado a la prensa información reservada sobre un diálogo con el presidente.
El exdirector del FBI James Comey declarará este jueves ante el Comité de Inteligencia del Senado de EE.UU. que el presidente Donald Trump le pidió "lealtad" y le solicitó que "dejara pasar" las investigaciones relativas a su exasesor de seguridad nacional, Michael Flynn, por sus vínculos con Rusia. Comey detallará los memorandos que escribió sobre sus encuentros con Trump privados, cara a cara y sin testigos en un testimonio escrito que leerá este jueves y que publicó hoy por adelantado el Comité de la Cámara alta. "Espero que puedas ver claro el camino para dejar pasar esto, para dejar que Flynn se vaya. Él es un buen tipo", le dijo Trump a Comey según las notas que redactó después de uno de sus encuentros a solas y que citará en su esperado testimonio del jueves. Comey además detallará a los senadores cómo el mandatario le invitó poco después de tomar posesión en enero a una cena en la Casa Blanca, en la que en un principio parecía que iba a haber más asistentes y que, sin embargo, acabó siendo un encuentro de los dos en el que el magnate le preguntó por su intención de seguir al frente del Buró Federal de Investigación (FBI). "El presidente empezó preguntándome si quería seguir siendo el director del FBI, cosa que me pareció extraña porque ya me había dicho dos veces en conversaciones anteriores que esperaba que me quedara, y le había asegurado que tenía la intención de hacerlo. Dijo que a mucha gente le gustaba mi trabajo y, dada la presión que había tenido durante el año anterior, él entendería si yo quería irme", escribe Comey. "Mis instintos me dijeron que el encuentro cara a cara, y la pretensión de que nuestra primera discusión fuera sobre mi puesto, significaba que la cena era, al menos en parte, un esfuerzo para que yo le rogara por mi trabajo y crear algún tipo de relación de clientelismo. Eso me preocupó mucho, dada la posición tradicionalmente independiente del FBI del Poder Ejecutivo", agrega. Comey, según sus anotaciones, reiteró a Trump su deseo de continuar en el cargo cumpliendo el mandato de diez años como director del Buró, cargo al que accedió en 2013. Seguidamente, el entonces director del FBI le aseguró que "siempre podría contar" con su "honestidad" y para decirle la verdad. "Unos momentos más tarde, el presidente dijo: 'Necesito lealtad, espero lealtad'. No me moví, hablé ni cambié mi expresión facial de ninguna manera durante el incómodo silencio que siguió. Nos miramos simplemente en silencio. La conversación siguió adelante, pero volvió al tema cerca del final de nuestra cena", asegura. El contenido de estas conversaciones, reflejadas en los memorandos, fue parcialmente adelantado por varias filtraciones al diario The New York Times y a The Washington Post, pero Comey no había confirmado públicamente estos hechos hasta ahora.
Por primera vez este jueves el exdirector del FBI James Comey, despedido hace un mes por Donald Trump, testificará sobre la incómoda relación que mantuvo con el presidente estadounidense a propósito de la trama de la injerencia rusa que acosa al mandatario, lo que ha levantado una expectación propia de una "Super Bowl". Hasta ahora -por medio de filtraciones- los estadounidenses han conocido que Comey veía a Trump como un pretendiente impertinente, que no dejaba de cortejarle con el supuesto objetivo de que dejara de lado la investigación sobre la posible coordinación del Kremlin con su campaña para afectar el resultado de las elecciones. Este jueves, los estadounidenses podrán escuchar por primera vez de boca de Comey su versión de aquel flirteo incómodo con un funcionario policial que debe mantener su independencia del Ejecutivo fuera de toda duda y cuyo mandato de 10 años también tiene que transcender presidentes. Hasta ahora el público se ha tenido que contentar con los detalles más sórdidos de una relación complicada, como cuando -aseguraba un amigo de Comey- el funcionario se intentó confundir con las cortinas en una recepción en la Casa Blanca para evitar muestras públicas de cercanía con Trump o cuando le dijo al fiscal general, Jeff Sessions, que no le dejara a solas con el presidente. La incógnita es ver si Comey echa a Trump a los leones acusándole de alguna manera de obstrucción a la Justicia o si por el contrario se limitará a apuntalar su reputación de independencia sin comprometer al mandatario. Los senadores del Comité de Inteligencia del Senado podrán interrogar a Comey, que se convirtió en director del Buró Federal de Investigación (FBI) con el presidente Barack Obama en 2013, sobre sus interacciones con Trump, quien ha llegado a decir que su despido se debió en parte a la "cosa rusa", lo que ha elevado las peticiones de que se inicie un proceso de juicio político. Según fuentes consultadas por medios estadounidense, Comey no dará indicios irrefutables de que el presidente cometió obstrucción a la Justicia, que podrían usarse para dar al traste con la presidencia antes de tiempo con un proceso de destitución. Comey debe explicar el contenido de una conversación en la que el presidente, según sus notas, le dijo en febrero: "Espero que te des cuenta que debes olvidar esto", en relación a la investigación de Michael Flynn, el dimitido asesor de seguridad nacional, que habló de levantamiento de sanciones con el embajador ruso en Washington y recibió dinero de Rusia para asistir a una cena pública en Moscú con el presidente ruso Vládimir Putin en 2015. Los canales de noticias y medios digitales retransmitirán desde las 10 de la mañana la audiencia, durante la que se espera que Trump replique a Comey a través de Twitter, algo que a buen seguro tiene a los responsables de comunicación de la Casa Blanca mordiéndose las uñas por las repercusiones legales que ello puede suponer. Bares y restaurantes tienen previsto eventos especiales en el politizado Washington, incluido el Union Pub, que invitará a rondas de cerveza cada vez que Trump responda a Comey por Twitter. Los que no sucumban a la ebriedad conocerán de boca de Comey si Trump está más cerca de un juicio político, que no obstante no puede abrirse sin los votos del Congreso, controlado por los republicanos. Los senadores, principalmente los demócratas, liderados por Mark Warner, intentarán obtener una confirmación de que Comey fue presionado por Trump, algo a lo que hoy la cúpula de inteligencia se resistió a comentar en una audiencia en el Senado. El republicano y presidente del Comité de Inteligencia Richard Burr, que ha mantenido un perfil moderado en el "Rusiagate", tendrá la tarea de conciliar partidismo y la obligación de dar a conocer los acontecimientos que desembocaron en el despido de Comey, algo inusual que escandalizó también a los legisladores conservadores. El fulminante despido de Comey, el 9 de mayo, del que el susodicho se enteró al ver las caras de sus subalternos mientras los televisores proyectaban la noticia a su espalda, desencadenó un proceso que culminó con la elección el 17 de mayo de Robert Mueller como fiscal especial para investigar la injerencia electoral rusa. La designación del que fuera director del FBI durante 12 años como fiscal especial fue una mala noticia para Trump, ya que es una persona con reputación de independencia que tendrá más poderes para examinar los contactos del Kremlin con el equipo del presidente, que se han ido conociendo con cuentagotas y podrían ser una bomba de relojería.
El exdirector del FBI James Comey, cesado la semana pasada por el presidente de EE.UU., Donald Trump, aceptó comparecer en una sesión pública ante el Comité de Inteligencia del Senado, que investiga los nexos de la campaña del magnate con Rusia, según informó ese organismo. "El comité espera recibir el testimonio del exdirector del FBI sobre su rol en el desarrollo de la investigación de inteligencia sobre la injerencia de Rusa en las elecciones de 2016", dijo en un comunicado el presidente del Comité, el republicano Richard Burr. Además, Burr instó a Comey a "aclarar al pueblo estadounidense los acontecimientos recientes de los que han informado los medios". El vicepresidente del Comité, el demócrata Mark Warner, añadió que Comey, cesado por sorpresa la semana pasada, "merece la oportunidad de contar su versión" de los hechos. También dijo que espera que el exjefe del FBI "arroje luz" a los hechos que el Comité está investigando sobre los presuntos vínculos de la campaña a la Casa Blanca de Trump con funcionarios rusos. La comparecencia, aún sin fecha, ocurrirá después de la jornada festiva del 29 de mayo, Día de los Caídos en Estados Unidos. Por esas fechas, Trump ya habrá regresado al país de su primera gira internacional, que empezó hoy y le llevará por Arabia Saudí, Israel y el Vaticano, así como a las cumbres de la OTAN en Bruselas y del G7 en Sicilia (Italia). Según publicó hoy The New York Times, Trump dijo que el despido de Comey le libró de una "gran presión" porque "estaba loco" y "le faltaba un tornillo". "Me enfrentaba a una gran presión por Rusia. Ya me lo he quitado de encima", explicó Trump al ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en una reunión en la Casa Blanca el pasado 10 de mayo. El despido de Comey suscitó una gran polémica, sobre todo en la oposición demócrata pero también en las filas republicanas, porque sucedió en plena investigación del FBI sobre la posible injerencia rusa en la campaña presidencial y sus vínculos con la campaña de Trump.