Los restos de un hombre descubiertos cerca de un glaciar en Austria fueron identificados como los de un alpinista alemán que murió hace casi 60 años, informó la policía local el jueves.El cambio climático aceleró el derretimiento de los glaciares, haciendo que el hielo libere los cuerpos de escaladores que conservó durante años, a menudo décadas.Los huesos del alpinista alemán, incluyendo parte de una pierna, fueron encontrados el año pasado en la provincia de Tirol, en el oeste de Austria.El hombre fue reportado como desaparecido en marzo de 1967 tras caer en una grieta mientras cruzaba el glaciar Wasserfallferner con esquís junto a un compañero, detalló la policía local a la AFP.Los equipos de búsqueda no pudieron recuperarlo en ese momento, y el mal tiempo obligó a interrumpir la misión de rescate.En agosto de 2024 un habitante encontró los huesos aproximadamente 700 metros por debajo del glaciar, en el valle de Rotmoostal, y alertó a las autoridades.Tras realizar extensos análisis de ADN los expertos forenses pudieron "atribuirlos a un alemán de 30 años de la región de Baden Wurtemberg", desaparecido en 1967, señaló la policía."En los últimos años, el retroceso de los glaciares en los Alpes (...) permitió el hallazgo de restos de alpinistas desaparecidos desde hace mucho tiempo", dijo a la AFP el portavoz de la policía, Erwin Voegele.
"Mártires del cambio climático", los glaciares colombianos "están en agonía", alerta la activista Marcela Fernández, reconocida por la BBC como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo en 2023.De los 14 glaciares tropicales que existían en Colombia a comienzos del siglo XX solo quedan seis, repartidos en cuatro volcanes y dos sierras nevadas, lamentó la colombiana de 33 años en conversación telefónica con la AFP.Fundadora hace un lustro de la ONG Cumbres Blancas, Fernández fue distinguida por la BBC por su lucha "creativa" en defensa de estas cumbres de hielo perpetuo.Los glaciares están "alertando de las consecuencias de lo que viene (...) es la crónica de una muerte anunciada", advierte Fernández."Están en agonía, están en resistencia, pero nos quieren enseñar muchas lecciones antes de que sea demasiado tarde", pues "su pérdida es irremediable", añade.Luto por un giganteAtravesada por la cordillera de los Andes, Colombia se divide en tres cadenas montañosas, con 17 volcanes y cumbres que superan los 5.700 metros de altitud.Según el Sistema de Información Ambiental de Colombia (SIAC), "desde mediados del siglo XIX, los glaciares colombianos han perdido el 90% de su cobertura. La extinción de ocho nevados durante el siglo pasado permite visualizar el futuro de los últimos seis nevados restantes".La superficie de los glaciares colombianos pasó de 350 km2 a 36,1 km2 en 2019, apunta el SIAC en su reporte más reciente.Se están derritiendo de manera "acelerada", a "casi un kilómetro (cuadrado) al año", sostiene Fernández y asegura que solo quedan 33 km2 en 2023.El 16 de septiembre, "el glaciar más estudiado del trópico, la masa glaciar del Conejera (4.900 metros de altitud), dejó de ser glaciar" en el Nevado de Santa Isabel (oeste), advierte la activista."El país debería estar de luto al saber que un gigante que está dando la vida por sus ciudadanos se va (...) sin que muchos nos enteremos", lamenta Fernández.El Conejera desapareció cinco años antes de lo previsto y al resto de los glaciares colombianos les queda 25 años de vida si se mantiene la tendencia, añade.Según la experta, "a diferencia del Himalaya, los Alpes o los Pirineos, los (glaciares) tropicales tienen muchísima conexión con el ser humano. (...) Nuestras ciudades están cerca, son accesibles y tienen un componente ancestral".De acuerdo a la cosmovisión de los indígenas colombianos los glaciares "son nuestros dioses", explica Fernández."Aún estamos a tiempo de que no seamos la generación que se quedó de brazos cruzados sabiendo que sus glaciares estaban a punto de extinguirse", añade.A diferencia de Bolivia o Perú, que dependen de los glaciares para su suministro de agua dulce, el 70 % del agua que consumen los colombianos proviene de los páramos: frágiles ecosistemas de alta montaña, ubicados bajo los glaciares y sobre los bosques andinos."Muriendo de hambre"Con su ONG Cumbres Blancas, Fernández lucha por salvar los glaciares protegiendo y restaurando los páramos, reguladores de las reservas de agua y amenazados a su vez por incendios, ganadería y otras actividades humanas."El alimento del glaciar es la nieve, entonces (...) me dije: lo que le está pasando a los glaciares es que se están muriendo de hambre", explica.Cumbres Blancas encontró una solución sembrando en los páramos frailejones: plantas pequeñas de tronco grueso que retienen de forma natural el agua de las nubes y la neblina, contribuyendo a mantener bajas temperaturas y regulando el caudal de ríos y quebradas, según estudios de la Universidad Nacional de Colombia."Pensar y soñar que de pronto podemos hacer nevar a través de una restauración de los páramos es una utopía", reconoce Fernández.Pero espera que el reconocimiento de la BBC sea el "campanazo" para que "todos" los colombianos participen de la "protección, estudio y conservación" de páramos y glaciares.Según el observatorio europeo Copernicus, 2023 será probablemente el año más caluroso de la historia alentado por el uso de combustibles fósiles, una amenaza para estos mantos de hielo que representan el 75 % de agua dulce de la Tierra.El derretimiento de los glaciares eleva el nivel del mar y afecta la disponibilidad de agua fresca para uso doméstico, riego de plantas y supervivencia de animales.El panel de expertos sobre el clima de la ONU (IPCC) señaló en su reporte de 2022 que "el calentamiento global acelerado está reduciendo los glaciares tropicales a una velocidad nunca vista desde la mitad de la Pequeña Edad de Hielo" (siglo 17), "impactando directamente" el suministro de agua en la región andina.Le puede interesar
Colombia perdió un 55,3 % de sus glaciares respecto a 1985 y el bosque se redujo 4,4 millones de hectáreas, según cifras de MapBiomas Colombia, una nueva herramienta presentada este jueves en Bogotá, que analiza 38 años de cambios en la cobertura y uso del suelo en el país.Esta nueva plataforma, liderada por la Fundación Gaia Amazonas, como parte de RAISG y MapBiomas Network, permite la recopilación, almacenamiento, visualización y análisis de datos a través de 38 mapas de cobertura y uso del suelo en todo el país, desde 1985 hasta 2022.Con este amplio análisis, los impulsores esperan que pueda tener un impacto en la creación de políticas públicas, ya que los datos evidencian "reducciones importantes de diferentes coberturas naturales y un aumento en las actividades que causan su disminución", explicó Gaia Amazonas en un comunicado.La novedad de MaBiomas Colombia es que utiliza la inteligencia artificial, permitiendo una "metodología muy eficiente: en menos de un año estamos sacando 38 años de coberturas de la tierra", asegura a EFE la coordinadora técnica de MapBiomas Colombia-Fundación Gaia, Adriana Rojas.Esta nueva herramienta "abarca una escala temporal amplia, de 38 años, permite hacer análisis a nivel regional, municipal y departamental, tiene un detalle temático importante, mapea 20 clases de información temática, y hace parte de una red suramericana de información donde nos permite hacer análisis transfronterizos", agrega Rojas.Los datos que pone de manifiesto esta plataforma son "un termómetro del cambio climático": En 38 años, Colombia perdió 7,5 % de su vegetación natural y se perdieron 4,4 millones de hectáreas de bosques, una extensión similar a 2,7 veces la ciudad de Bogotá.Los bosques inundables decrecieron 26,7 miles de hectáreas, la minería aumentó 245,6 %, el cultivo de palma aceitera creció en 349,4 miles de hectáreas y la acuicultura aumentó 1.857 %, lo que equivale a 3.260 canchas de fútbol, son otros de los datos que aporta la plataforma.Colombia es el cuarto país, después de Brasil, Bolivia, y Perú que se suma a la iniciativa de MapBioma, mientras Venezuela y Ecuador proyectan sus lanzamientos para finales de este año.Le puede interesar: