Según la experta, en esos momentos difíciles para la familia del menor y el propio niño “es que uno puede empezar a valorar su tiempo, cuando dice ‘perdí un año’ ahí sí suenan los días y todo el tiempo que se ha perdido, pero esto causa mucha frustración, angustia, preocupación”. “Muchas veces los papás empiezan, de la misma angustia, a echarle la culpa al hijo, pero este es un proceso en el que debe participar la familia, el colegio, el estudiante, no solamente el niño es el responsable, esto es una comunidad”, añadió. Según un estudio publicado recientemente “al repetir no se cumplen los objetivos que se proponen en principio, definitivamente ahí vemos que no es lo mejor (…) solo el 6 % de estudiantes respondieron a esa pregunta como algo positivo, los demás lo veían como algo injusto o definitivamente no era agradable y con una frustración emocional. Hay que tener mucho cuidado pues hay niños muy débiles emocionalmente”. El punto más importante a analizar en estos casos, según la experta, es que no todos los seres humanos son iguales y por tanto “no aprendemos al mismo ritmo, ni los intereses y habilidades son iguales para todas las personas. Todos tenemos diferentes maneras de aprender, nos gustan diferentes cosas y creo que ese es el punto fundamental pues queremos juzgar a los muchachos por igual (…) resulta que todos aprendemos de manera diferente”. Así, Miriam fajardo recomienda “buscar cuáles son esas fortalezas (del niño), cómo potenciarlas, y también cuáles son las debilidades y buscar estrategias para que los muchachos salgan adelante”. “Es importante que los colegios y familias los entendamos, entendamos que no todos son iguales y que las didácticas deben apuntar a fortalecer esas habilidades y diferencias que tenemos cada una de las personas”, agregó. Resuelva más dudas al respecto escuchando en este audio la entrevista completa con la experta en educación Miriam Fajardo.