El legado del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán fue recogido por una Colombia que conmemoró este domingo el asesinato de este líder político, un hecho que desencadenó el levantamiento popular conocido como "El Bogotazo" y es considerado un episodio clave de la violencia política en el país.La ceremonia principal tuvo lugar en Exploratorio Nacional, un complejo arquitectónico ubicado al lado de la casa en la que vivió el caudillo liberal y donde está sepultado, aunque el lugar está abandonado.Durante la jornada hubo una armonización espiritual y cantos de sanación de mamos de la Sierra Nevada de Santa Marta, así como una eucaristía oficiada por el sacerdote jesuita Javier Giraldo y fue sembrado un rosal blanco que simboliza la resurrección del Exploratorio Nacional como lugar de memoria.La obra "está inconclusa" y "este Gobierno debe terminarla, precisamente para que la memoria sea, no para que la memoria desaparezca", dijo el presidente colombiano, Gustavo Petro, durante la ceremonia, en la que participó virtualmente.La idea es crear allí el Centro Gaitán y aprovechar la obra arquitectónica de Rogelio Salmona, quien diseñó el edificio hoy abandonado."Es una instancia que hay que recuperar. Estamos viendo cómo lo logramos (...) Nosotros tenemos que revivir a Gaitán. El Gobierno del Cambio es el Gobierno donde Gaitán vive. Un Gaitán líder, un Gaitán convocante, un pueblo que vuelva a ser el sujeto de la historia", afirmó Petro.El Botogazo El 9 de abril de 1948 tres disparos de Juan Roa Sierra y el grito de "Mataron a Gaitán" recorrieron Bogotá y sumergieron al país en una espiral de violencia de la cual no ha podido salir.El caudillo liberal, abogado y orador brillante, fue tiroteado pasada la una de la tarde cuando salía de su oficina en el centro de la ciudad, que se convirtió en epicentro de una revuelta popular que linchó a Roa Sierra, de manera que nunca se pudo saber si actuó solo o mandado por alguien.El gaitanismo estaba constituido por sectores populares que tras el asesinato de su líder saquearon e incendiaron la capital, asonada conocida como "El Bogotazo" o "El 9 de Abril".Esas trágicas horas se saldaron con la intervención del Ejército y dejaron por lo menos 550 muertos, según los periódicos de la época, cifra que investigadores elevan a más de 2.000.Un legado grande"Yo no soy un hombre, soy un pueblo" y "El pueblo es superior a sus dirigentes", dos de las frases más recordadas de Gaitán, fueron inmortalizadas junto a su imagen en los billetes de mil pesos como homenaje a su destacada "influencia en la política colombiana del siglo XX", según el Banco de la República.Gaitán, llamado "el caudillo del pueblo", estaba convencido de que el poder debía radicar en el pueblo y no en la élite política y económica en una época en que la desigualdad social era evidente y el país ya sufría la violencia entre conservadores y liberales que, con otros actores, se ha prolongado hasta hoy.Justamente ese discurso lo recoge Petro, quien aseguró este domingo que su Gobierno es "una ruptura" y por lo tanto se revitaliza "a partir del origen gaitanista, de esa convocatoria gaitanista, del pueblo de Colombia".El presidente añadió que "un pueblo movilizado es fundamental para transformar el país" y que Gaitán "sigue siendo entonces el espíritu que lanza a la población a la calle"."Creo que él tenía toda la razón en el sentido que no se podría construir las reformas, no se podría construir justicia social, no se podría construir una democracia moderna sin un pueblo en las calles, sin un pueblo movilizado", dijo el mandatario, que esta semana invitó a sus seguidores a apoyar con manifestaciones las iniciativas que su Gobierno impulsa en el Congreso.La nieta del caudillo liberal, María Gaitán Valencia, dijo en una entrevista con EFE que 75 años después del magnicidio, el pensamiento político y social de su abuelo sigue vigente, especialmente en los tiempos de cambio que vive el país."Yo creo que el pensamiento de Jorge Eliécer Gaitán no solamente está vigente sino muy presente", afirmó la nieta de Gaitán quien invirtió sus apellidos -Valencia Gaitán por Gaitán Valencia- como un "acto de resistencia" y hoy es directora del estatal Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH).Le puede interesar:
Del 12 al 16 de enero, Bogotá tendrá toque de queda nocturno, según reveló este jueves la alcaldesa de la ciudad, Claudia López."Desde el martes 12 de enero y hasta el sábado 16 de enero podremos salir de día, pero máximo a las 8:00 p.m. toda la ciudadanía debe regresar a su casa", señaló López durante la rueda de prensa.Bogotá declaró alerta roja por la alta ocupación en camas UCI, así como tomó otras medidas, en un intento por contener el avance del coronavirus."Creemos que debe estar circulando ya en la ciudad de Bogotá la nueva cepa de COVID que se identificó en el Reino Unido (...) afectando a los ciudadanos que están dando positivo con un 50% adicional de carga viral", declaró la alcaldesa Claudia López en rueda de prensa.La mandataria local ordenó el confinamiento total de la población desde este jueves a la media noche hasta el martes. A partir de esa fecha, seguirá un toque de queda nocturno hasta el 17 de enero.
Camila Bruges, directora de la obra de teatro ‘No se lo digas a nadie’, aseguró en Mañanas BLU que su montaje busca generar una reflexión sobre el suceso que cambió la historia del país, al mismo tiempo que sensibilizar frente a la similitud del pasado con lo que actualmente sucede en Colombia. Le puede interesar: 70 años del Bogotazo y el crimen que partió en dos la historia colombiana“Somos un país que está polarizado y se puede reconocer en esa misma sociedad que estaba dispuesta a matarse”, sostuvo. “Es una abuela contándole a su nieto lo que vivió ella cuando tenía 10 años, cuando estaba en la calle en el Bogotazo”, adelantó la directora. “Contarla desde ese lugar hace que, por supuesto. los niños puedan ir a verla”, agregó. “Somos incapaces de tener una conversación pacífica, como si fuera inherente”, declaró. Escuche esta entrevista:
Convencido en el valor de las mujeres y la necesidad de que fueran incluidas en las políticas de gobierno, una de las mujeres que fueron artífices de la ideología gaitanista fue la pintora expresionista Débora Arango, quien de Gaitán recibió todo el apoyo y fue receptiva a la concepción de la adhesión del arte como movimiento necesario en una renovación de país. Jorge Eliécer, siendo ministro de educación, funda el Primer Salón de Artistas Nacionales, en el que Arango toma partido y se vincula como una de las artífices del arte de la época y acaba un poco con la precaria muestra del talento femenino.Vea también El paso de Fidel Castro por Bogotá, el día del magnicidio de GaitánMientras la vida nacional era dominada por la iglesia y las expresiones artísticas permeaban la representación religiosa y de la independencia, llegan artistas y escritores a rebelarse con lo que fuera un aval de Jorge Eliécer Gaitán, quien defendía las corrientes que se derivaban de las labores de ellos. Intelectuales como el poeta cartagenero Luís Carlos López, enfrentan la dominación conservadora. El poeta León de Greiff se suma a la vanguardia, surgen grupos de teatro en Bogotá y en otras ciudades principales, donde algunos colegios empiezan a sumarlas a sus currículos. La música en torno a Gaitán aparece con posterioridad. La corriente musical llamada el Nacionalismo Musical, traen consigo a Jesús Pinzón Urrea, años después a Francisco Zumaqué.Entre tanto, tiempo después los salones de baile se toman con los sonidos de Pacho Galán y Lucho Bermúdez. Surge una canción llamada "A la carga", original de Pacho Galán, quien a pesar de que tenía tintes conservadores, la escribe para luego ser interpretada por el argentino Eduardo Armani y su orquesta.Arturo Alape no fue el único escritor que giró gran parte de su vida entorno a Gaitán, el mismo Gabriel García Márquez, en su obra “Vivir para contarla”, logró un retrato de “El Bogotazo”, que con posterioridad fue tomado como uno de los mejores relatos por su calidad en el marco del magnicidio del 9 de abril.“(…) el viernes 9 de abril Jorge Eliécer Gaitán era el hombre del día en las noticias, por lograr la absolución del teniente Jesús María Cortés Poveda, acusado de dar muerte al periodista Eudoro Galarza Ossa. Había llegado muy eufórico a su oficina de abogado, en el cruce populoso de la carrera Séptima con la avenida Jiménez de Quesada, poco antes de las ocho de la mañana, a pesar de que había estado en el juicio hasta la madrugada. Tenía varias citas para las horas siguientes, pero aceptó de inmediato cuando Plinio Mendoza Neira lo invitó a almorzar, poco antes de la una, con seis amigos personales y políticos que habían ido a su oficina para felicitarlo por la victoria judicial que los periódicos no habían alcanzado a publicar. Entre ellos, su médico personal, Pedro Eliseo Cruz, que además era miembro de su corte política.En ese ámbito intenso me senté a almorzar en el comedor de la pensión donde vivía, a menos de tres cuadras. No me habían servido la sopa cuando Wilfrido Mathieu se me plantó espantado frente a la mesa.-Se jodió este país -me dijo-. Acaban de matar a Gaitán frente a El Gato Negro.Mathieu era un estudiante ejemplar de medicina y cirugía, nativo de Sucre como otros inquilinos de la pensión, que padecía de presagios siniestros. Apenas una semana antes nos había anunciado que el más inminente y temible, por sus consecuencias arrasadoras, podría ser el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Sin embargo, esto ya no impresionaba a nadie, porque no hacían falta presagios para suponerlo.Apenas si tuve alientos para atravesar volando la avenida Jiménez de Quesada y llegar sin aire frente al café El Gato Negro, casi en la esquina con la carrera Séptima. Acababan de llevarse al herido a la Clínica Central, a unas cuatro cuadras de allí, todavía con vida pero sin esperanzas. Un grupo de hombres empapaban sus pañuelos en el charco de sangre caliente para guardarlos como reliquias históricas. Una mujer de pañolón negro y alpargatas, de las muchas que vendían baratijas en aquel lugar, gruñó con el pañuelo ensangrentado:-Hijos de puta, me lo mataron.Las cuadrillas de limpiabotas armados con sus cajas de madera trataban de derribar a golpes las cortinas metálicas de la farmacia Nueva Granada, donde los escasos policías de guardia habían encerrado al agresor para protegerlo de las turbas enardecidas. Un hombre alto y muy duñde sí, con un traje gris impecable como para una boda, las incitaba con gritos bien calculados. Y tan efectivos, además, que el propietario de la farmacia subió las cortinas de acero por el temor de que la incendiaran. El agresor, aferrado a un agente de la policía, sucumbió al pánico ante los grupos enardecidos que se precipitaron contra él.-Agente -suplicó casi sin voz-, no deje que me maten.Nunca podré olvidarlo. Tenía el cabello revuelto, una barba de dos días y una lividez de muerto con los ojos sobresaltados por el terror. Llevaba un vestido de paño marrón muy usado con rayas verticales y las solapas rotas por los primeros tirones de las turbas. Fue una aparición instantánea y eterna, porque los limpiabotas se lo arrebataron a los guardias a golpes de cajón y lo remataron a patadas. En el primer revolcón había perdido un zapato.-¡A palacio! -ordenó a gritos el hombre de gris que nunca fue identificado-. ¡A palacio!Los más exaltados obedecieron. Agarraron por los tobillos el cuerpo ensangrentado y lo arrastraron por la carrera Séptima hacia la plaza de Bolívar, entre los últimos tranvías eléctricos atascados por la noticia, vociferando denuestos de guerra contra el gobierno. Desde las aceras y los balcones los atizaban con gritos y aplausos, y el cadáver desfigurado a golpes iba dejando jirones de ropa y de cuerpo en el empedrado de la calle. Muchos se incorporaban a la marcha, que en menos de seis cuadras había alcanzado el tamaño y la fuerza expansiva de un estallido de guerra. Al cuerpo macerado sólo le quedaban el calzoncillo y un zapato (…)”, retrataba el fallecido nobel de literatura en una de sus obras más importantes.
Con 22 años e iniciando su vida revolucionaria, el que fuera en el año 1959 el líder cubano de la Revolución, Fidel Castro permanecía en Bogotá reunido con un grupo de estudiantes comprometidos con la necesidad de frenar las políticas estadounidenses que por esa época se empezaban a implementar en países latinoamericanos. En ese momento, en la capital colombiana se adelantaba la IX Conferencia Panamericana, cuya presencia de cancielleres y el General gringo George Marshall, no caía muy bien en sectores de oposición al gobierno conservador de Mariano Ospina Pérez.Vea también Si Gaitán fuera presidenteArturo Alape, uno de los escritores más influyentes de Colombia y quien retrató la historia del paso de Castro por Colombia, pudo establecer que hacia las dos de la tarde del 9 de abril de 1948, una hora antes del asesinato de Gaitán, el entonces joven estudiante tenía un compromiso con “El Caudillo”, para conversar en torno a problemáticas que se estaban estableciendo en el continente con el llamado “Imperialismo Yanqui”. Fidel se habría encontrado días antes con el líder liberal y habían tenido puntos en común frente a la política llevada al extremo de la desigualdad.“Fidel Castro, cuando se convocó la Novena Conferencia Panamericana, en la que de Estados Unidos viene el General Marshall, que había participado en la reconstrucción de Europa y Japón, Argentina, Chile, Brasil, México, le pelean a Estados Unidos, que el problema no era la política anticomunista que era con la que venía Marshall, sino que el problema es el desarrollo de estos países, Marshall tiene dificultades, la juventud latinoamericana y entre ellos Fidel Castro, iban a hacer una conferencia paralela a la Panamericana contra los Estados Unidos”. Manifestó en diálogo con Blu Radio, el investigador, profesor e historiador Gustavo Quesada, quien ha analizado la historia del 9 de abril en diferentes escenarios.El día en que Bogotá se volcó iracunda a las calles aturdida y encendiendo fuego enardecida por el magnicidio que partió en dos la historia de Colombia, Fidel Castro habría participado en la revuelta, y usando herramientas y armas artesanales también estaría en medio de las disputas que dejaron una cifra sin establecer de muertos. Sin pruebas contundentes más allá de testimonios de la época y lo recopilado por investigadores, no es descabellado pensar que Castro tuvo injerencia permanente durante las horas del viernes negro que enlutó a Colombia, tras la muerte del “Caudillo liberal”.
Pocas veces se hace referencia al pensamiento de Jorge Eliécer Gaitán y las políticas que pretendía instaurar en la época en que pretendía ser presidente de la república en esas pujas constantes no solo con el partido Conservador, sino con sectores del liberalismo que no estaban de acuerdo con sus propuestas.Vea también Ciudad en Llamas: 70 años de “El Bogotazo”En diálogo con Blu Radio, el historiador Gustavo Quesada Vanegas, planteó una serie de posturas que enmarcaban a Gaitán no como un populista, como muchas veces se le ha querido ver, sino como un revolucionario preocupado por acabar las injusticias de lo que el mismo Jorge Eliécer denominaba como producto de la oligarquía liberal conservadora.Basado en el Manifiesto de la Unión Nacional de Izquierda Revolucionaria, fundada por el mismo “Caudillo”, Eliseo Arango y otros miembros liberales, donde se buscaba la protección de los sectores populares, el fallecido líder político tenía como consigna varios pilares: 1. Formación de ciudadanos y la educación como derecho para toda la población 2. La expropiación de tierras sin indemnización y su entrega a quienes las trabajan 3. La higienización del pueblo 4. La defensa de la Soberanía Nacional 5. Protección de los indígenas 6. Defensa de la mujer e igualdad de género Si Gaitán fuera presidente, el establecimiento de políticas de formación de ciudadanía, que aunque en la época aún no tomaba fuerza como concepto, sería la bandera de gobierno.“Él señala algo absolutamente claro: El pueblo colombiano es analfabeta, no sabe cuáles son sus intereses, el pueblo colombiano es arrastrado fácilmente por cualquiera de los bandos en pugna, el pueblo colombiano está perdido, él plantea la necesidad de organizar a la gente, la necesidad de educarla, de disciplinarla, incluso, Colombia se dividía entre la gente y los indios, la gente era quien tenía una renta segura, los que se vestían bien, que se bañaban al menos cada 15 días, la que tenía algo de cultura, y el resto del pueblo que era la “indiamenta”, que andaba con cotizas, con la pata al suelo, que si acaso comía una vez al día y vivía en una completa situación de abandono”, señala el historiador y poeta Gustavo Quesada.Para la época, Gaitán buscó uniformar a los lustrabotas, y aunque inicialmente se sublevaron. Esa fue una de las ideas que logró no solo dejar en el papel, sino ejecutar. “cuando es alcalde de Bogotá, quiere uniformar a los lustrabotas, prohibir las ruanas y las cotizas. Cuando es ministro de educación, en el gobierno de Eduardo Santos, uno de los pilares del programa de gobierno era repartir zapatos y alimentación en las escuelas, y desde que era muchacho y estaba estudiando en la Universidad Nacional, cuando por allá en el año 23 o 24 crea el Centro de Propaganda Cultural, una de las tareas que asumió ese centro fue crear escuelas ambulantes. Eso se va a repetir a través de su historia como Alcalde, ministro de educación y trabajo, en sus programas del año 45, en el programa del partido liberal, etc, es que tiene que educar al pueblo para que el pueblo tenga su propia voz”, señala Quesada.Mientras tanto, uno de los problemas más grandes que enfrentaba Colombia era el uso de las tierras y ante eso, sumado a la pobreza e inequidad que había con el campesinado, Gaitán buscaba desde el Manifiesto Unirista, que las tierras fueran para quien las trabajaba. “Plantea algo que es profundamente revolucionario dentro de los términos democráticos: Es que todas las tierras que no estén produciendo en Colombia deben pasar al estado y el estado las debe entregar a quien las trabajan, la consigna que desde en 1863 se había inventado Rafael Núñez y que después en el 86 la volteó: La tierra es para quien la trabaja, pero no se trataba simplemente de reparto negro para la tierra. Había que crear cooperativas, asistencia técnica, asistencia educativa, vías de penetración”, recalcó el historiador.Aunque agrega que la propiedad privada se defendía y que la expropiación sin indemnización era columna en política de gobierno, el argumento central es la defensa del campesino que lucha para sobrevivir, pero que necesita formar parte de la ciudadanía.Colombianos desnudos de conocimiento y con pocas prendas de vestir en mal estado, la pobreza reluciente y la mendicidad como pan de cada día, mientras una pequeña parte de la ciudad disfrutaba privilegios como la educación, los servicios públicos, la vivienda digna y el trabajo, eran las figuras que hacían de Gaitán una posibilidad para encontrar igualdad y mejores oportunidades, por esa razón, la higienización, que no estaba establecida como derecho, fue otra de las consignas gaitanistas para su esperada llegada a Palacio. “Gaitán, a través de la UNIR, reparte jabón, quiere higienizar a la gente, quiere que la gente tenga otro concepto de sí mismo”.La acelerada llegada de empresas extranjeras al país, los beneficios económicos para la industrialización estadounidense y la precaria economía colombiana restringida por la prioridad del gobierno a los internacionales, produjeron una sentida manifestación de Gaitán, cuando llegó al país luego de hacer estudios en Italia y llegó al puerto de Barranquilla, y de ahí, toma camino a diferentes poblaciones de la región caribe y apoya las manifestaciones de empleados de las compañías gringas, y a su vez, fortalece los lazos con el proletariado de las regiones.“Cuando el gobierno de Marco Fidel Suárez en 1919 en la conmemoración de la Batalla de Boyacá contrató la fabricación de uniformes para la policía, con una empresa norteamericana, uno de los que estuvo protestando y apoyando a los sastres y fabricantes de Colombia, fue Jorge Eliécer Gaitán; cuando él llega de sus estudios de especialización en criminología de Italia, él se baja en Barranquilla del barco y se va hacia la zona bananera, y hace una investigación muy detallada de lo que fueron las tropelías del ministro de guerra Ignacio Rengifo y del comandante militar de la zona, Carlos Cortés Vargas, frente a los trabajadores cuando se portaron totalmente obedientes a la Tropical Oil Company, y hace la más grande denuncia de la Matanza de Las Bananeras que se ha hecho en el país, y de esa época acuña una frase que ya casi no se escucha por ninguna parte: La repito contextualmente… El gobierno colombiano tiene la ametralladora para los hijos de la patria, y la rodilla en el suelo frente al oro yanqui”, destaca Gustavo Quesada.Más adelante, después de que Gaitán retorna a Bogotá, la Empresa de Energía Eléctrica que había sido fundada por los hermanos Samper Bruce, en medio de los problemas económicos que tienen todas las empresas, en un momento determinado decide venderle un paquete gigantesco de acciones a una compañía norteamericana, Gaitán interviene y bloquea la entrega de la empresa de energía eléctrica. “Tanto en el Manifiesto de La Unir como En el plan Gaitán del año 47, el es muy claro en el sentido que no tiene nada en contra del pueblo norteamericano, pero que el país no puede seguir aceptando las tropelías de las grandes multinacionales con la complicidad de las autoridades colombianas. Es una personalidad que defiende radicalmente la soberanía Nacional”.Mientras tanto, siguiendo la línea de Quintín Lame, indígena que pretendía establecer derechos de los habitantes de diferentes resguardos y poblaciones raizales, Gaitán incluye dentro de sus propuestas el tener en cuenta los derechos de todas las poblaciones, rescatando el valor histórico, natural e inmaterial de los indígenas como miembros de la nación a quienes se les debía proteger basados en sus diferentes costumbres, prácticas y vincularlos dentro del funcionamiento del país.Poco se hablaba de las mujeres como parte importante del país. Los derechos de ellas estaban casi que en el precipicio dentro de una sociedad patriarcal, machista, gobernada con decisiones que primero pasaban por la iglesia y de donde se restringía la palabra para el género femenino. Sin establecerse aún el concepto de igualdad de género, que tomaría fuerza hacia el tercer cuarto del siglo XX, Gaitán pretendía que las mujeres fueran vinculadas al país como entidades de la misma prevalencia que tenía el género masculino en la época. “Dentro de las propuestas del año 47, está la igualdad de la mujer frente al varón, la educación para la mujer, el fin de la discriminación de género”.
Mientras la gente se reunía en el teatro para ver el noticiero de la noche y concentrados en las discusiones de liberales contra el gobierno conservador de Mariano Ospina Pérez, cigarrillo en mano con los tradicionales sombreros en su cabeza y paraguas en el antebrazo, los bogotanos fragmentados entre ricos y pobres se rendían a los dictámenes de la política quebrada.Vea también Pedirán a Fiscalía que magnicidio de Gaitán sea declarado de lesa humanidadEsa ciudad donde las noticias estaban a la mano de lustrabotas, loteros y vendedores de revistas que se convertían en los primeros motores de la opinión popular, y cuya información circulaba a través de ellos, de acuerdo a las amistades que tuvieran dentro de los partidos y que posterior iban compartiendo al finalizar las jornadas de trabajo en los abarrotados trolebuses y en los vagones del tranvía municipal, la ciudad por esos días de abril del 48 se permeaba con pancartas alusivas a lo que fuera un cambio en el país.Después de aquella Marcha del Silencio del 7 de febrero de 1948, las hordas liberales, cansadas de la forma de gobierno de Ospina Pérez aumentaron sus esfuerzos para congregarse en multitud y acabar con la doctrina conservadora señalada por la injusticia, corrupción y arrodillada a los Estados Unidos.Gaitán salía como de costumbre de su despacho como abogado en el Edificio Agustín Nieto, ubicado en la carrera séptima con calle 14 en el corazón de Bogotá, a la una de la tarde a almorzar con sus amigos y celebrar el triunfo de un caso que venía manejando, y de afán, su compromiso posterior sería un encuentro con el futuro líder cubano Fidel Castro, quien en su momento tenía 22 años y que por esos días estaba en Colombia junto a una serie de estudiantes de varios países que se congregaban para protestar contra las políticas yanquis, mientras que de forma simultánea se llevaba a cabo la Novena Conferencia Panamericana, cuyo visitante ilustre era el General George Marshall, que se reunía con cancilleres buscando firmar un pacto contra el comunismo y la Unión Soviética.Los tres disparos que silenciaron por algunos segundos la tradicional carrera Séptima, se convirtieron en el sonido en el que después del primer grito ¡Mataron a Gaitán! La gente enfurecida dejara todo tirado y se encendiera el centro de la capital para acabar con lo que se apareciera tras la muerte de quien fuera la esperanza del pueblo en ese momento. Mientras rápidamente un taxi frenaba para llevar a Jorge Eliécer a la Clínica Central, un hombre pálido, asustado, quebrado por el miedo, ingresaba a la droguería Granada, que tomaba como el único refugio de lo que fuera su pecado.Como Juan Roa Sierra, fue identificado el hombre de baja estatura que de inmediato fue atacado por el pueblo enfurecido tras señalarlo como el encargado de soltar el gatillo del revólver Lechuza calibre 32 con el que se habría cometido el magnicidio del “Caudillo liberal”. Bogotá quedó en llamas en contados minutos.La historia permite deducir que unas 3000 personas perdieron la vida en una batalla campal que segundos después del asesinato se tomó todas las calles de esa Bogotá de unos 600.000 habitantes y que ese día, como si fuera un común Viernes Santo, frío y con aguaceros, tomaba el tinte oscuro del apocalipsis y el fuego del infierno salía de edificios, locales comerciales y residencias.Los primeros saqueos se dieron en las ferreterías del centro, donde los furiosos hurtaron herramientas para atacar sin piedad a cualquier lugar en el que pudieran ingresar y que tuviera cualquier visto gobiernista y contrario a la filosofía gaitanista y liberal. Tranvías envueltos en llamas, los intentos de tomarse Palacio, oficiales de Policía y Ejército abrumados y temerosos en la batalla contra la rabia generalizada, la estación del barrio La Perseverancia tomada por la multitud y muertos en cada esquina, son algunas de las imágenes que se contaban a través de la Radiodifusora Nacional que minuto a minuto relataba la fractura más importante de la historia de Colombia señalando como culpable al gobierno conservador.“Aló, Aló Colombianos en el exterior, a la 1 y 30 minutos del día 9 de abril de 1948, fue asesinado por un policía conservador el Doctor Jorge Eliécer Gaitán, por órdenes del Partido Conservador y del Gobierno Conservador. Cuatro balazos por la espalda le dio el policía conservador mandado por el gobierno conservador, y asesinó a la 1 y 30 minutos al salir de su oficina el doctor Jorge Eliécer Gaitán ubicada en las calles 14 y 15 con carrera séptima”, así se escuchan los relatos de la Radiodifusora, que aún se conservan como documentos históricos invaluables.Rómulo Guzmán, quien era el vocero del Radio Periódico “Ultimas Noticias”, y a quién se le acusó de ser uno de los mayores impulsores de la toma del poder y de los hechos que sucedieron la tarde de ese viernes instigando a los ciudadanos. “Aló, aló, Policía liberal de Bogotá… Les leemos el siguiente decreto del comando de dirección de Policía Nacional al servicio de la Junta Central Revolucionaria de Gobierno, el Comando ordena a todas las plazas estar listos para tomar su síncope en el momento que se imponga la orden”.En cuatro páginas, el diario El Espectador contó la noticia del magnicidio y la ciudad destruida, el lunes 12 de abril, en el escueto periódico de la jornada solo se podía contar lo que había sucedido: El saqueo y la destrucción en Bogotá, redactado por Felipe González Toledo, relataba los hechos del pasado viernes en una página completa, mientras las demás recopilaban fragmentos que rotulaban el suceso como un golpe de sangre y un villano atentado, a lo que destacarían como un crimen abominable, luego de que “El caudillo”, cayera inmolado en los altares del odio sectario.Sin determinar con certeza la responsabilidad que se le acuña a Juan Roa Sierra, la intervención del Partido Conservador, la posible injerencia de detractores gobiernistas, entre otras, las especulaciones rondan a través de la historia y años después, cuando el FBI ordena desclasificar documentos, se abre la puerta para los intereses que pudo haber tenido Estados Unidos de acabar con las filosofías comunistas de cualquier manera. La CIA habría tenido que ver con el magnicidio y sería una de las fichas del rompecabezas para esclarecer el fin de la vida de Gaitán.70 años después, su familia, seguidores gaitanistas, y la Comisión de la Verdad, buscan que se declare el magnicidio como crimen de lesa humanidad, argumentando que existen inexactitudes jurídicas en medio de la investigación, tanto en el manejo de pruebas, como en diagnósticos de psiquiatría forense.La noche del 9 de abril fue la más oscura en la historia colombiana que le dio paso a interminables conflictos y fue la puerta que se abrió a nuevos grupos subversivos, mientras las escalinatas de la Plaza de Bolívar en Bogotá, vieron el cuerpo desnudo y rostizado de Juan Roa Sierra, mientras un aguacero interminable daba fin a esa jornada que hoy cumple 70 años.
Familiares e integrantes de la Comisión de la Verdad pedirán a la Fiscalía General de la Nación que el magnicidio del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, sea declarado delito de lesa humanidad.70 años después del asesinato de Gaitán, sus familiares y la Comisión de la Verdad denunciarán inexactitudes jurídicas en la investigación, tanto en el manejo de pruebas, como en los diagnósticos de psiquiatría forense.Se espera que este lunes 9 de abril, el presidente de la Comisión de la Verdad, el padre Francisco de Roux, revele, junto a otros especialistas, los detalles de la solicitud a la Fiscalía, además de entregar información del denominado “genocidio del Movimiento Gaitanista”.“El lunes 9 de abril, en la Universidad Libre, la familia del prócer colombiano se reunirá con los integrantes de la Comisión de la Verdad para conocer información sobre el genocidio al Movimiento Gaitanista, los prevaricatos cometidos durante la investigación del asesinato de este líder político y el memoricidio deliberado del que ha sido objeto Gaitán y su Movimiento”, señala un comunicado de la Universidad Libre.El caudillo Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado el 9 de abril de 1948, hecho que desencadenó el ‘Bogotazo’, una revuelta popular que dejó unos 500 muertos y abrió paso al periodo de la Violencia en Colombia, partiendo en dos la historia del país.Escuche en este audio más información sobre las siguientes noticias:-En el Palacio de Justicia de Armenia inició la audiencia de imputación de cargos y legalización de captura de la exalcaldesa de Armenia Luz Piedad Valencia Franco.-Tensión en el oriente de Cali. Hasta la medianoche la Policía se enfrentó a una multitud que se opone a la construcción de viviendas en un predio que es utilizado como parque.-Trump responsabiliza a Putin e Irán del ataque químico en Siria que dejó 40 personas muertas.-A las 9:15 de la mañana habrá partido en la liga de España entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid.
El escritor e historiador de ‘El Bogotazo’ Plinio Apuleyo Mendoza habló en El Radar de Blu Radio sobre cómo vivió este hecho histórico de la capital colombiana tras el asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaitán. “Mi papá era un estrecho amigo de Gaitán, yo trabajaba en su oficina, era un muchacho de 16 años, entonces mi padre fue a almorzar con Gaitán y me dijo que me fuera para la casa, pero no lo hice y me quedé en la Carrera Séptima en donde escuché los tres tiros que mataron a Gaitán”, dijo. “Bajé corriendo porque pensé que había sido mi padre y fui el primero que llegó a ver el cuerpo de Gaitán y que ya había sido detenido Juan Roa Sierra (quién habría asesinado al líder) por la Policía”, añadió. De igual forma, Mendoza mencionó salió en diario El Tiempo de aquella época como uno de los primeros en ver la caída del líder Gaitán. “La primera vez que vi mi nombre fue en el periódico El Tiempo y aparecí como el primer testigo o el primer colombiano que se acercó al sitio donde estaba el cuerpo de Gaitán”, resaltó.
Hace 70 años la historia de Colombia se partió en dos con el magnicidio del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, un crimen que hasta hoy sigue sin aclararse y que arrastró al país a una prolongada espiral de violencia.Los tres disparos a quemarropa que el 9 de abril de 1948 le propinó Juan Roa Sierra cuando salía de su despacho de abogado en el centro de Bogotá, no solo acabaron con la vida de Gaitán, sino que desataron una revuelta en la cual fue linchado el asesino.Los sectores populares que constituían la base del gaitanismo saquearon e incendiaron la capital tras el asesinato del político, asonada conocida como "el bogotazo" o "el 9 de abril", en la cual intervino el Ejército para restaurar el orden, con un saldo de unos 550 muertos, según la prensa de la época, aunque algunos investigadores sitúan la cifra en más de 2.000."La reacción popular que se da tras el magnicidio de Gaitán es una reacción que, en gran parte, está marcada por el saqueo y el pillaje", recordó a Efe el periodista y escritor Víctor Diusabá, autor del libro "9 de abril. La voz del pueblo".Vea aquí: “Crecí oyendo los discursos de Gaitán": el otro lado de Iván DuqueDiusabá aclara que en medio del caos reinante "hubo gente que se tomó la tarea de luchar por las ideas de Gaitán en las horas posteriores a su asesinato y que incluso intentó llegar al palacio, no como venganza sino porque consideraban que no era válido el ejercicio de la Presidencia por el conservador Mariano Ospina Pérez".Los enfrentamientos partidistas, que habían comenzado en 1946 con la llegada a la Presidencia de Ospina Pérez, se extendieron por todo el país tras el asesinato de Gaitán, dando origen a un periodo conocido como "La Violencia" que se prolongó por décadas y que está en la génesis del posterior conflicto armado.El historiador David Bushnell relata en su libro "Colombia, una nación a pesar de sí misma", que tras el magnicidio "en realidad lo que se presentó fue un estallido que abarcó a casi toda la nación, con manifestaciones de violencia no solamente en las grandes ciudades sino también en muchas poblaciones de mayoría liberal".Al momento de su muerte, Gaitán, de 45 años, era el favorito para ganar la Presidencia colombiana después de la derrota sufrida por el Partido Liberal en las elecciones de 1946 a las cuales acudió dividido entre él y el candidato oficialista, Gabriel Turbay."Yo no soy un hombre, soy un pueblo", o "El pueblo es superior a sus dirigentes", son dos de las frases de su excelsa oratoria que quedaron grabadas en la memoria de las multitudes gaitanistas durante décadas y que, con el paso de los años, han quedado relegadas a los libros de historia.Sin embargo, el apoyo de las masas tenía el contrapeso de lo que él llamaba la "oligarquía", liberal y conservadora, que no lo veía con buenos ojos por no ser parte de la elite gobernante y por sus coqueteos socialistas.Gaitán se graduó de abogado en la Universidad Nacional con la tesis titulada "Las ideas socialistas en Colombia", se especializó en Italia, y en sus inflamados discursos solía denunciar a esa oligarquía que controlaba o controla los hilos del poder "mientras ignoraban las necesidades de las masas", según Bushnell."Realmente Gaitán fue un hombre que se identificó con las necesidades de los ciudadanos de este país, con unas clases desfavorecidas por las que la elite política se preocupaba muy poco, lo que no ha cambiado mucho en estos 70 años", dijo Diusabá a Efe.Su asesinato es uno de los grandes misterios de la historia colombiana porque, aunque se da por cierto que Roa Sierra fue quien apretó el gatillo, abundan las teorías sobre una conspiración detrás del crimen.Algunas hablan de la participación de agentes de la CIA, de sectores de la oligarquía que combatió e incluso de movimientos de izquierda para crear una conmoción y propiciar un golpe de Estado aprovechando que por esos días se celebraba en Bogotá la IX Conferencia Panamericana, que creó la Organización de Estados Americanos (OEA).En paralelo a esa Conferencia, se celebró en la ciudad otra de estudiantes universitarios a la cual asistió Fidel Castro, entonces un joven revolucionario de 21 años, coincidencia que alimenta las tesis conspiratorias."Desde el primer momento surgieron diversas hipótesis sobre quién estuvo detrás del asesinato y esto tiene un espectro grandísimo; he llegado a la conclusión de que hubo interesados en quitar a Gaitán de en medio porque resultaba bastante incómodo para muchos, pero Roa Sierra se les adelantó o les sirvió para su plan", afirmó Diusabá.El gaitanismo como movimiento político desapareció con su líder, pero sus ideas son reivindicadas aún hoy por políticos de distinto signo, e incluso por grupos armados al margen de la ley, lo que para al autor no pasa de una "usurpación" de su nombre.
Un juzgado especializado condenó este viernes a Edwin Raúl Murcia Rodríguez y Kevin Sebastián Hernández Socha por el delito de terrorismo agravado, tras comprobarse su responsabilidad en el ataque al CAI del barrio La Aurora, sur de Bogotá, durante el estallido social, la noche del 4 de mayo de 2021. En el lugar se encontraban refugiados 15 policías, y los agresores emplearon piedras, palos y bombas incendiarias para llevar a cabo el ataque.La sentencia se basó en pruebas contundentes presentadas durante el juicio. Los videos de las cámaras de seguridad, el reconocimiento fotográfico y los testimonios de las víctimas señalaron a Murcia Rodríguez y Hernández Socha como los responsables del ataque. Además, se encontró que los artefactos explosivos incautados en la vivienda de Murcia Rodríguez coincidían con las sustancias empleadas contra las instalaciones policiales.El juez desestimó las pruebas presentadas por la defensa, y las calificó de inconsistentes y contradictorias. En su fallo, afirmó que quedó demostrado “más allá de toda duda razonable” que los acusados actuaron con dolo y que las conductas punibles fueron ejecutadas con premeditación y violencia.El Ministerio Público también respaldó la condena. El procurador enfatizó que no se trató de una protesta social, como argumentaba la defensa, sino de un acto deliberado de terrorismo destinado a intimidar y generar temor. “Se comprobó la materialidad de las conductas y la responsabilidad penal de los procesados”, afirmó, añadiendo que el allanamiento realizado en la vivienda de Murcia Rodríguez cumplió con todos los protocolos legales.
La Superintendencia Nacional de Salud encabezada por Giovanni Rubiano, ha decidido adelantar la toma de posesión de la EPS Coosalud en Cartagena tras ordenar su intervención forzosa para la administración. Esta medida se fundamenta en una serie de hallazgos que según la entidad evidencian serias falencias, esta EPS tiene a más de 3.3 millones de afiliados.La intervención llega en el momento en el que Coosalud se encuentra dentro de las cuatro EPS que están siendo investigadas por la Fiscalía General de la Nación, a raíz de las denuncias presentadas por Luis Carlos Leal, el anterior superintendente por presunta corrupción.En un contexto de grandes reformas al sistema de salud, el presidente Gustavo Petro había declarado con firmeza durante la posesión de Giovanni Rubiano como nuevo superintendente, que la vigilancia de las EPS es una de las tareas cruciales en el marco de la reforma al sector. "Antes de la aprobación del proyecto de reforma a la salud, la Superintendencia debe vigilar las EPS" había dicho el mandatarioY es que recordemos que durante esta posesión el mandatario solicitó a la Fiscalía General de la Nación investigar a fondo nuevas denuncias sobre corrupción en EPS. Al respecto, se refirió a la EPS Coosalud "Esta EPS no responde a las intervenidas, hoy por hoy es privada, aunque en mi opinión debería ser intervenida", señaló PetroLa intervención de Coosalud es la octava de este tipo y es la primera intervención ordenada por Rubiano desde su nombramiento. Durante la intervención el superintendente posiciono como agente interventor a Mauricio Camaro Fuentes. Coosalud es una de las EPS más grandes del país, ocupando la quinta posición en número de afiliados, con un total de 3.369.583 personas cubiertas bajo su servicio.
Un accidente de tránsito dejó tres personas lesionadas, dos de ellas de consideración grave, en un choque múltiple que involucró tres motocicletas y un bus. El incidente ocurrió en el kilómetro 14+180 de la vía Medellín-Bogotá, en el sector conocido como Peñolsito.De acuerdo con las primeras versiones y un video difundido en redes sociales, el accidente se presentó en condiciones de baja visibilidad debido a la niebla. En el siguiente video se observa cómo un bus se detiene en la vía, momento en el que uno de los motociclistas no logra frenar a tiempo y choca contra la parte trasera del vehículo. Tras el impacto, el motociclista cae sobre la calzada, provocando que las otras dos motocicletas que venían detrás también se estrellaran y terminaran en el suelo.Las autoridades de tránsito acudieron rápidamente al lugar para atender la emergencia y coordinar el traslado de los heridos a centros asistenciales cercanos. Se informó que dos de los lesionados presentan heridas de consideración y están bajo observación médica, mientras que el tercero sufrió lesiones menores.El tráfico en el sector se vio afectado durante varias horas mientras se realizaban las labores de atención y limpieza de la vía. Las autoridades hicieron un llamado a los conductores para extremar las precauciones, especialmente en condiciones de baja visibilidad, y recordaron la importancia de mantener distancias seguras y respetar los límites de velocidad para evitar este tipo de accidentes.
La Sección de Apelación de la JEP decidió declarar improcedente la solicitud de nulidad que presentó el general en retiro Mario Montoya Uribe, excomandante del Ejército, quien fue imputado por su responsabilidad en casos de falsos positivos que se registraron en Antioquia mientras él comandó la Brigada Cuarta.“La Subsala consideró que tenía bases suficientes para señalar, entre otros, al compareciente MONTOYA URIBE como máximo responsable en calidad de autor por crímenes de guerra de homicidio en persona protegida y desaparición forzada y los crímenes de lesa humanidad de asesinato y desaparición forzada, en su calidad de comandante de la Brigada IV del Ejército Nacional, dada su posición de garante por competencia institucional y en atención al ejercicio de tal calidad en la configuración de los patrones macrocriminales analizados por la SRVR en el ADHC”, explicó la JEP.Montoya pidió anular dicha imputación y en una primera medida esa solicitud fue negada, por lo que su abogado volvió a apelar.“Mediante escritos del 17 y 24 de mayo de 2024, el representante judicial del compareciente interpuso de forma oportuna el recurso de apelación contra el auto 024 del 6 de mayo de 202445. Fundamentó su inconformidad en cuatro ejes temáticos: (i) Sobre la imputación como autor por instigación a título de dolo, cuestionó la decisión de la SRVR pues en su criterio los títulos de “autor” e “Instigador” usados por la Sala de justicia implican una mixtura de figuras legales, en tanto el primer vocablo alude al dominio del hecho y el segundo no. Situación que resulta confusa, incoherente e incomprensible para el compareciente y deviene en un vicio del consentimiento de cara a una posible aceptación46. (ii) La falta de enunciación de los hechos” explica la JEP.La defensa aseguraba que algunos hechos imputados se encuentran fuera del rango temporal en el que Montoya ejerció la comandancia en dicha Brigada y que habría violaciones a los derechos en el proceso.“ninguno de los disensos que elevó el representante judicial del señor MONTOYA URIBE configura una violación a sus garantías y derechos fundamentales, pues de lo conocido por la SA en el trámite, no es posible acreditar los principios, reglas y subreglas que regulan las nulidades ante la JEP. Por un lado, esta Sección referirá que lo alegado respecto al ADHC son aspectos sustanciales que no pueden ser objeto de nulidad pues hacen parte de la esfera valorativa de la SRVR, lo que deviene inevitablemente en una improcedencia de la solicitud de nulidad respecto a la controversia tanto en la imputación realizada por la Sala de Justicia como por la forma en que relacionó los hechos jurídicamente relevantes en el ADHC. Luego de analizar los argumentos de disenso, el a quo consideró que el procedimiento dialógico adelantado cumplió con las garantías procesales que le asisten al compareciente y que, contrario a lo sostenido por el recurrente, no hubo afectación de los derechos fundamentales al debido proceso. Como quedó reseñado, en la solicitud de nulidad se realizó una amplia serie de reproches, por lo que cabe aclarar que la SA sólo se ocupará de verificar el cumplimiento de los requisitos para la procedibilidad de los cargos de nulidad, en los que se insiste en la vulneración de garantías procesales por la indebida valoración de ciertos elementos materiales probatorios y por otra parte, debido a la ausencia de traslado de algunas versiones voluntarias que lo incriminan”, resolvió la JEP.Ante esta situación la Sección de Apelación declaró desierta la solicitud de Montoya.“REVOCAR el numeral CUARTO del auto SUB-D SUBCASO ANTIOQUIA- 024 del 6 de mayo de 2024 y en su lugar, DECLARAR IMPROCEDENTE la solicitud de nulidad presentada por el representante judicial del compareciente señor Mario MONTOYA URIBE, frente a los cargos de formulación de imputación, determinación de los hechos y conductas y valoración probatoria, por las razones anotadas en la parte motiva de este proveído.Segundo.- DECLARAR DESIERTO el recurso de apelación interpuesto por el abogado del compareciente MONTOYA URIBE en relación con la vulneración del debido proceso por la ausencia de traslado probatorio deprecado, al no cumplirse por parte del apelante la carga argumentativa conforme lo expuesto en la parte motiva de este proveído.Tercero.- En firme esta providencia, DEVOLVER las diligencias a la Subsala D de la Sala de Reconocimiento de Verdad, de Responsabilidad y de Determinación de los Hechos y Conductas, para lo de su competencia”, dice el auto.De esta manera el general en retiro Mario Montoya deberá enfrentar un juicio adversarial, de ser vencido podría pagar 20 años de prisión.
Luis Fernando Llano se ha convertido en una de las voces que ha denunciado a lo largo de los años al sacerdote Darío Chavarriaga. Públicamente, Llano, de 62 años, lo acusó de abuso sexual, delito que, aseguró, se repitió en varias ocasiones y que también cometió contra sus siete hermanas, cuando eran todos menores de edad.En diálogo con Mañanas Blu con Néstor Morales, Llano contó su historia. Según recordó, los abusos por parte de Darío Chavarriaga, quien falleció en 2015, ocurrieron cuando tan solo tenía 14 años y era estudiante en el Colegio San Bartolomé de Bogotá en 1976.En ese entonces, el sacerdote, que era el segundo al mando, le otorgó una beca por su rendimiento académico y, de a poco, se ganó su confianza y la de su familia al punto de que Llano se llegó a quedar a dormir en los aposentos de Chavarriaga varias noches, donde ocurrieron parte de los abusos.Cadena de complicidadHoy, años después, Llano se pregunta cómo fue posible que en ese momento nadie, incluyendo sacerdotes, preguntara por las conductas inapropiadas que tenía Chavarriaga con él. Por eso, dijo que eso lo hace pensar en que, tal vez, se dieron cuenta, pero “guardaron silencio”.“Hubo gente alrededor, porque es muy raro que llegue un niño al colegio a las 11:00 de la noche a dormir, es algo muy raro. De esto puedo dar fe, que cuando bajábamos en la mañana, que yo bajo con el pelo mojado y mis libros, me siento en la mesa donde estaban sacerdotes y gente de la comunidad, cómo es posible que ninguno de ellos se haya levantado a preguntarle: ¿usted qué hace en el cuarto con este niño?”, comentó Llano.El día que se reencontró con su abusador: un hecho que lo animó a denunciar públicamenteLlano contó que fue en el 2014, en un evento al que asistió con parte de su familia, que se reencontró por casualidad al sacerdote Darío Chavarriaga. Cuando lo vio solo tuvo el impulso de irse contra él para enfrentarlo e, incluso, golpearlo por todo lo que le había hecho en la infancia, pero uno de sus sobrinos lo detuvo y lo calmó, pese a que nadie entendía qué pasaba.“No tenía previsto ese encuentro. Era un capítulo en mi vida que tenía sepultado, tapado con cerrojo, pero las circunstancias de la vida me llevaron a reaccionar de esa manera (…) Él me vio y vio mi reacción, se dio vuelta y subió a sus aposentos”, detalló.Denuncia al padre Francisco De RouxLuego de eso, Llano decidió denunciarlo y no seguir guardando silencio con su caso. Ese mismo año, lo acusó ante el padre Francisco De Roux, quien en ese entonces era el jefe de la comunidad en Colombia. Unos años más tarde lo hizo también ante el sacerdote alemán Hans Zollner, profesor en la Universidad Gregoriana de Roma y muy cercano al papa Francisco.“Él (De Roux) tomó unas medidas canónicas. Dijo que iba a obtener toda la información posible para una máxima sanción, pero, como lo dice en nuestra carta, la solicitud de llevarlo a la Fiscalía pues no se habló; era presentarlo a las autoridades, pensamos que con eso ya quedaba resuelta la solicitud”, agregó.Insistió que por la gravedad de los delitos denunciados, era suficiente para que Chavarriaga fuer apuesto en manos de la justicia ordinaria.“Yo pienso que él ha de ir más lejos porque los delitos que se estaban denunciando no eran simples faltas disciplinarias o una cuestión muy leve. Así como pedimos que llevara esto a las autoridades, esperábamos que fuera un paso más adelante. No lo juzgo, pero las cosas pudieron hacerse de otra manera en ese momento”, recalcó.Otros abusos: un recuerdo dolorosoFue año después de ese incidente que su hermana Sofia, en una conversación mientras conducía, le preguntó qué había pasado esa vez. Luis Fernando decidió contarle que había sido abusado por el cura.En ese momento, según recordó, su hermana “se tacó a llorar” y le reveló que ella también había sido abusada por él.Cuatro de los hermanos Llano, a partir de ahí, dijeron: “A mí también me pasó” y luego los demás. “Es muy difícil decirlo”, añadió sobre su lucha todos estos años.