Monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó, y otros miembros de esta diócesis, viajaron al Vaticano para expresarle al papa la preocupación que hay por cuenta de grupos armados como el Clan del Golfo y el ELN, que buscan controlar los territorios para desarrollar sus actividades delictivas del narcotráfico y donde el desplazamiento ha aumentado, así como el número de homicidios.Durante la reunión se leyeron una carta firmada por varios obispos del Chocó, incluida la Diócesis de Apartadó, Urabá antioqueño, en la que lamentan situaciones como la instalación de minas antipersonal, entre otras problemáticas de orden público que han limitado la movilidad de cientos de habitantes y su tranquilidad.“Se le pidió al santo padre algún tipo de intervención, de acuerdo como él lo vea conveniente para que se logre en el Chocó un acuerdo humanitario que se ha venido pidiendo para mitigar las dificultades de las comunidades en el conflicto armado, además para abogar por la solución negociada al conflicto armado, porque solo con la militarización no se va a solucionar esta situación tan crítica de derechos humanos que vive la región”, sostuvo Barreto.El papa Francisco aseguró que tendrá a Colombia muy en cuenta en sus oraciones y que seguirá de cerca la situación en los territorios más golpeados por este flagelo.Lea también:“Hay un mensaje que envió el santo padre en el cual invita a seguir trabajando y a tener la fortaleza para continuar el camino y pide que ese enfoque hacia la mujer se siga teniendo en cuenta como un punto principal para el cambio. Esperamos que el santo padre encuentre los caminos diplomáticos para contribuir a las solicitudes que se pidieron”, dijo el obispo.Monseñor añadió que Chocó sigue en crisis humanitaria y de derechos humanos por el abandono del estado y por el incremento del conflicto armado: “Realmente no hay algo que pueda sembrar esperanza en la población. Por ejemplo, el 64% de la gente está viviendo en la pobreza”.Durante lo corrido del año, en el Chocó se han registrado 200 asesinatos y solo en Quibdó ya van 90, cifra récord en medio de la violencia desbordada en la región que demuestra que se necesita una solución integral para el conflicto más allá de la presencia militar.Escuche el podcast Blu 4.0:
Ad portas del colapso financiero y del cierre total está la unidad materno infantil que atiende a los menores del Urabá antioqueño y chocoano. A través de un comunicado, el obispo de la diócesis de Apartadó, Hugo Alberto Torres Marín, les pidió a las directivas de la salud salvar la única institución que atiende a los menores en esa zona del país. Al S.O.S lanzado por la Iglesia se suman los alcaldes de la subregión, entre ellos, Eliecer Arteaga Vargas, quien confirmó que las EPS le deben a la unidad materno infantil cerca de 8.000 millones de pesos. "La situación es muy crítica porque perjudica a todos los municipios de Urabá y aunque no es sólo una realidad de la Unidad Materno Infantil, pues si nos cuestiona quién va a atender a los niños. Eso parece no importarle al Gobierno", precisó el alcalde. A los problemas de la unidad de atención para los niños se suma la falta de medicamentos en todos los centros de salud de Urabá, así como el retraso de los pagos de médicos y enfermeras.