El campo de concentración de Auschwitz fue uno de los más grandes y mortales campos de exterminio nazi durante la Segunda Guerra Mundial.Ubicado en la ciudad polaca de Oświęcim, el campo fue construido en 1940 y se convirtió en el centro de la "Solución Final", el plan nazi para exterminar a los judíos de EuropaAuschwitz estaba compuesto por tres campos principales: Auschwitz I, el campo original de concentración; Auschwitz II-Birkenau, el campo de exterminio; y Auschwitz III-Monowitz, un campo de trabajo esclavoSe estima que al menos 1.1 millones de personas, la mayoría de ellas judías, fueron asesinadas en Auschwitz. El campo fue liberado por las fuerzas soviéticas en enero de 1945, y desde entonces ha sido un símbolo del Holocausto y una advertencia sobre los peligros del odio y la intoleranciaA pesar de esto, el antisemitismo sigue siendo un problema en todo el mundo, y muchos sobrevivientes del Holocausto han hablado sobre la importancia de recordar y aprender de la tragediaEn la actualidad, Auschwitz es un sitio de memoria y un lugar de peregrinación para personas de todo el mundo que buscan honrar a las víctimas y aprender sobre la historia del HolocaustoA pesar de que han pasado casi 80 años desde la liberación del campo, la memoria del horror humano que tuvo lugar allí sigue siendo importante para la humanidad.
El presidente Gustavo Petro generó controversia una vez más al comparar, en sus redes sociales, la situación en la Franja de Gaza con el campo de concentración de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial, en el que miles y miles de judíos fueron asesinados a manos del régimen nazi.Sus declaraciones, emitidas a través de su cuenta de X, antes Twitter, se dieron en respuesta a una entrevista que concedió el embajador de Israel en Mañanas Blu, han generado una oleada de críticas por su respaldo a la causa palestina y la falta de una condena explícita a las acciones de Hamás del pasado fin de semana.Al respecto, el director del Centro Mundial de Conmemoración de la Shoá, Dani Dayan, quien se encuentra en Israel, expresó su profunda preocupación por las afirmaciones del presidente colombiano."Auschwitz fue un campo de concentración, pero más aún, un campo de exterminio. Comparar eso con cualquier otra cosa, especialmente con la defensa que Israel está haciendo ante la agresión de Hamás en Gaza, es un ultraje a las víctimas y a toda persona decente", dijo en diálogo con Néstor Morales en Mañanas Blu.Dayan enfatizó que el Holocausto perpetrado por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial es un episodio sin precedentes en la historia mundial, y cualquier comparación con ello es un irrespeto a la verdad histórica y a los sobrevivientes de ese horror."Auschwitz fue un campo de concentración, pero más aún, un campo de exterminio. Comparar eso con cualquier otra cosa, especialmente con la defensa que Israel está haciendo ante la agresión de Hamás en Gaza, es un ultraje a las víctimas y a toda persona decente", dijo en diálogo con Néstor Morales en Mañanas Blu.Dayan enfatizó que el Holocausto perpetrado por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial es un episodio sin precedentes en la historia mundial, y cualquier comparación con ello es un irrespeto a la verdad histórica y a los sobrevivientes de ese horror.“El presidente Petro ha trinado que él visitó Auschwitz. Entonces hay dos posibilidades, o que no entendió absolutamente nada de lo que vio allí, no vio parece, no entendió lo que eran esas escaleritas que llevaban a las cámaras de gas, donde la gente desnuda, hombres, mujeres, niños, ancianos, eran gaseados hasta su muerte y luego cremados y les sacaban antes de ser cremados los dientes de oro para usarlos. Les cortaban el pelo para usar los industrialmente, o no lo entendió o se lo negó a ver. Hay dos posibilidades: o que el presidente Petro está demostrando acá una malicia increíble o una ignorancia tremenda, y yo sospecho que está mostrando las dos al mismo tiempo, malicia e ignorancia”, dijoEn cuanto a la utilización de la expresión "neonazi" por parte del presidente Petro para referirse a las acciones del ejército israelí en la Franja de Gaza, Dayan la calificó como una afrenta al pueblo judío y una trivialización inaceptable de los hechos ocurridos en la época del Holocausto.“Cualquier cosa comparada con eso es un agravio a las víctimas, es un agravio a la verdad histórica, es un agravio a los sobrevivientes. Pero por más aún, cuando se usa ese término contra el pueblo judío, que se está defendiendo ante un ataque brutal, un ataque que incluyó ametrallar a niños a ojos de sus padres. Usar ese término es sagrante”, enfatizó.El director del Museo del Holocausto, con sede en Jerusalén, subrayó que Petro es el único líder mundial, aparte de Teherán, que niega la existencia del Holocausto en pleno siglo XXI, lo que calificó como doloroso y vergonzoso para el presidente colombiano, pero no para Colombia en su conjunto.Asimismo, explicó que la necesidad de seguir hablando sobre el Holocausto radica en el resurgimiento del antisemitismo en todo el mundo, y algunos individuos utilizan comparaciones y trivializaciones para motivos antisemitas o políticos, lo que es inaceptable.“80 años después de Auschwitz el antisemitismo sigue resurgiendo en el mundo y muchos de los que usan esas comparaciones y esos términos y esa trivialización del holocausto lo hacen por motivos antisemitas. No sé si es el caso este del presidente Petro, pero es también es muy probable. De cualquier manera lo usan con fines políticos, lo usan con fines de servir otros intereses ajenos a la verdad histórica”, indicó.En cuanto a la causa palestina, Dayan enfatizó que hablar de ella sin condenar los ataques terroristas de Hamás en Israel es inconcebible. Afirmó que Israel busca la prosperidad en la Franja de Gaza y la paz en la región, pero para lograrlo, los palestinos deben rechazar la violencia y la organización terrorista que los lidera.
El papa Francisco besó este miércoles el tatuaje con el número de prisionera de Lidia Maksymowicz, deportada en el campo de Auschwitz Birkenau cuando aún no tenía tres años, después de que ella se lo mostrase al saludarle durante la audiencia pública de los miércoles celebrada en el Vaticano.La anciana bielorrusa, de 81 años, se subió la manga de su vestido para enseñarle al papa el número con el que los nazis marcaban a los prisioneros que entraban en los campos de concentración y Francisco lo beso antes de abrazarla.Ambos pudieron intercambiar algunas palabras y la mujer indicó al papa el número tres, los años con los que entró en el campo de concentración.Periodistas en el Vaticano captaron el importante y noble gesto del pontífice argentino.Maksymowicz se encuentra en Italia para la presentación del documental que cuenta su vida y que lleva como título el número que le tatuaron: "“70072, la niña que no sabía odiar”, un proyecto de la asociación "Memoria Viva".Esta anciana que vive en Cracovia fue deportada en 1943 y acabó en el llamado Pabellón de los niños, víctima de los experimentos atroces del criminal de guerra Josef Rudolf Mengele.Sobrevivió a ese horror y, como todos los prisioneros de Auschwitz, fue liberada en enero de 1945 por soldados soviéticos y entregada en adopción a una familia polaca, donde vivió su juventud imaginando que su madre había muerto. Pero en 1962 localizaron a su verdadera madre, que también había creído que su pequeña hija estaba muerta.El título de la película proviene de una frase de Maksymowicz: "Si tuviera que vivir pensando en el odio y la venganza, me haría daño a mí misma y a mi alma, y sería la enferma: el odio me mataría también".Francisco ya sorprendió el pasado febrero cuando inesperadamente salió del Vaticano para acudir a la casa en Roma de Edith Bruck, poetisa húngara superviviente del Holocausto.El 29 de julio de 2016, el pontífice visitó durante su viaje a Polonia los campos de Auschwitz y Birkenau.
El polaco Mario Lustgarten, último sobreviviente hombre en Colombia del campo de exterminio de Auschwitz, falleció en Barranquilla, en donde residía desde hace setenta años, y fue velado este lunes.Lustgarten, quien nació en la ciudad de Starachowice (Polonia) en 1928, llegó a Barranquilla cuando tenía 20 años y allí desarrolló actividades comerciales con su hermano Ariel.El polaco, reconocido en Barranquilla por su apoyo a las fiestas del Carnaval y a los deportes, fue exaltado el pasado 1 de febrero por la Asamblea Departamental del Atlántico en un tributo póstumo a las víctimas del holocausto judío durante la Segunda Guerra Mundial.Cuando Lustgarten tenía 13 años, el ejército alemán invadió su ciudad natal y él y su hermano fueron llevados a Auschwitz, el complejo formado por diversos campos de concentración y exterminio de la Alemania nazi en Polonia.Después de que los rusos liberaran a los prisioneros de Auschwitz, Mario intentó contactar a su hermano Ariel, quien había escapado luego de la ocupación alemana.En un periplo buscando a sus familiares, Lustgarten llegó en barco a Panamá y desde ahí tomó un avión a Barranquilla, en donde vivió hasta el día de su muerte.El polaco será enterrado este lunes en el cementerio Hebreo de Barranquilla.
Max Kirschber es uno de los pocos sobrevivientes de lo que fue el campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz y habló en entrevista con En BLU Jeans acerca de su testimonio sobre lo que fueron sus días como preso. Max es un hombre judío – alemán que vivió en carne propia las denigrantes acciones del Imperio Nazi contra el pueblo judío. A raíz de esas circunstancias su familia fue una de las principales afectadas. “Yo perdí a mi padre en 1938 el 10 de noviembre, a raíz de la Noche de Cristales, mi papá salió en la mañana de ese día y jamás volvimos a saber de él”, manifestó. Además de su padre, el núcleo familiar de Max estaba conformado por su mamá y hermana, a las cuales también perdió a los pocos años. “Para 1942 llegué a Auschwitz con mi mamá y hermana, ahí separaban a los hombres y mujeres, jamás las volví a ver, estoy seguro que a los pocos días ambas ya no estaban vivas” argumentó. Para el año de 1945 Max fue liberado del campo de concentración y a pesar de la fatídica pérdida de su familia se enteró que dos de sus tíos estaban vivos y habían migrado hacía Colombia para refugiarse, por tal motivo en 1946 decidió llegar al país. Posteriormente Max volvió a Alemania para estudiar química y regresó a Colombia para ejercer su profesión, aunque manifiesta que su principal causa de retorno fue la falta de no sentir lo que le quedaba de familia cerca. Como marcas de la guerra Max aún conserva tatuado en su cuerpo el código de preso con el número 77362. Aun así, dijo que con el paso de los años pudo apartar esa tragedia de su vida sin por supuesto olvidarla. Actualmente conserva una vida tranquila en Colombia y dice que no se siente extranjero, sino que es parte de los mismos habitantes y que gozó la vida en el país. “Deseo a los colombianos que el odio entre ellos se acabe, uno cuando vive aquí se siente parte de este pueblo”, afirmó Max. *Escuche la entrevista completa en el siguiente audio:
Debido a la enorme atención mediática que suscita, y al número de partes civiles --unas 40, procedentes de varios países (Canadá, Israel, Hungría)--, el juicio no se celebra en la sede del tribunal y fue desplazado a los locales de la Cámara de comercio e industria, alejada del centro de la ciudad (Lea también: El infierno del holocausto: el relato de un sobreviviente a la locura nazi). Una hora antes de la apertura del juicio, unas 50 personas esperaban ante el edificio para poder entrar en la sala. Varios coches de policía, así como dos agentes a caballo, estaban presentes en el lugar, constató un periodista de la AFP. El inicio de la audiencia será dedicado al acta de acusación contra Reinhold Hanning, cuyo juicio durará al menos hasta el 20 de mayo. El exguardia del campo de concentración, cuyo estado de salud le permite solamente dos horas de audiencia por día, está acusado de "complicidad" en la muerte de al menos 170.000 personas entre enero de 1943 y junio de 1944. Es pasible de tres a 15 años de prisión, una pena esencialmente simbólica dada su edad (Lea también: "Hitler no escribió ‘Mi Lucha’, es un libro dictado": historiador José Hernández). Es el tercer acusado de una ola de encausamientos tardíos, iniciada con la condena en 2011 de John Demjanjuk, exguardia de Sobibor, condenado a cinco años de cárcel. Ese juicio, que levantó gran interés, relanzó el rastreo de los últimos nazis, en un intento de recuperar el tiempo perdido tras décadas de letargo judicial. El año pasado, fue también juzgado Oskar Gröning, excontable de Auschwitz. Otros dos antiguos miembros de las SS serán procesados a fines de febrero en Neubrandenburg (noreste) y luego en abril en Hanau (oeste). "La edad no tiene ninguna importancia", estimó en la prensa el fiscal Dortmund Andreas Brendel, a cargo de la acusación contra Hanning. La justicia alemana "debe a las víctimas y a sus familiares" juzgar los crímenes del III Reich. Se trata asimismo de reparar in extremis las "carencias de la justicia alemana" recuerda Christoph Heubner, vicepresidente del Comité Internacional Auschwitz. De los 6.500 SS del campo que sobrevivieron a la guerra, menos de 50 han sido condenados, en un ambiente caracterizado en Alemania por el deseo de pasar página, y además debido a la fuerte presencia de exnazis en la magistratura (Lea también: Sobreviviente del Holocausto podría ser el hombre más viejo del mundo). "Este juicio debió celebrarse hace 40 o 50 años. Pero nunca es tarde para revivir lo que ocurrió" afirmaba, la víspera del juicio, Justin Sonder, de 90 años, que perdió a 22 miembros de su familia bajo el régimen nazi y fue deportado a los 17 años. Unos cuarenta supervivientes de la Shoah y descendientes de estos últimos, que harán el viaje desde Israel, Estados Unidos, Canadá e Inglaterra, se constituyeron en parte civil. Más de 70 habían asistido el año pasado al juicio de Gröning, que fue condenado a cuatro años de cárcel. Angela Orosz, jubilada canadiense de origen húngaro, de 71 años, fue uno de los dos bebés que sobrevivió a Auschwitz y testificará para "mantener en vida" la memoria de las víctimas del Holocausto, y porque cree que todo el personal del campo "contribuía a la maquinaria de muerte". No existe ninguna prueba contra Hanning de que haya cometido un acto criminal preciso. Se lo acusa de haber sido parte del "funcionamiento interno" del campo de Auschwitz, en el que fueron exterminadas 1,1 millones de personas, la gran mayoría judíos (Lea también: En 2016 relanzarán el polémico libro ‘Mi lucha’ de Adolf Hitler). Hanning, un joven obrero que entró en las Waffen SS en julio de 1940, fue transferido a inicios de 1942 a Auschwitz. Fue miembro de las Totenkopf, una unidad de las SS cuya insignia era una calavera, trabajó en el campo de base Auschwitz-I y supervisaba a veces la llegada de prisioneros al campo de Birkenau. Aunque tenga la palabra este jueves, nada indica que hable. A diferencia de Oskar Gröning, que testificó en un texto distribuido a los medios para "luchar contra el negacionismo", antes de pedir perdón en el juicio a las víctimas, Hanning jamás ha aludido en público a su pasado.
Hubert Zafke está acusado de "complicidad" en el exterminio de 3.681 hombres, mujeres y niños judíos que fueron gaseados en el campo de concentración, entre el 15 de agosto y 14 de septiembre de 1945. (Lea también: Auschwitz se ha convertido en el símbolo de la maldad: Estela Goldstein) El tribunal se había negado a abrir el proceso en junio de 2015, debido a la delicada salud del acusado. Sin embargo, esta decisión fue invalidada en una apelación en diciembre, ya que el juez estimó que pese a que el anciano tiene "problemas cognitivos" y su "capacidad física es débil", no está totalmente "incapacitado" para ser juzgado. (Lea también: “Recordar lo que hicimos evitará otra barbarie”: experto sobre holocausto judío) Antes del proceso, la fiscalía dijo que Zafke era "consciente de que el objetivo del campo de Birkenau era ser un campo de concentración". "Con su conocimiento, el acusado prestó ayuda a la organización del campo y por lo tanto estaba involucrado", en el exterminio, señaló la acusación. Sin embargo, pese a que hay algunas audiencias programadas para marzo, el calendario sigue estando abierto y va a estar sujeto a la salud del acusado, advirtió este lunes el portavoz del tribunal a la agencia alemana DPA. Según la fiscalía, la acusación se refiere a 14 convoyes de deportados llegados a Auschwitz entre el 15 de agosto y el 14 de setiembre de 1944, provenientes de Lyon, Rodas, Trieste, Mauthausen, Viena y Westerbork. En este tren, el último convoy que partió desde este campo de tránsito en territorio holandés, se encontraban Ana Frank, sus padres Otto y Edith, y su hermana mayor Margot. La familia de la adolescente recluida durante dos años en Ámsterdam para escapar de los nazis, cuyo diario íntimo se volvió mundialmente célebre, sobrevivió a la "selección" entre los deportados considerados aptos para el trabajo y quienes eran inmediatamente gaseados. Pero, Edith murió de agotamiento en enero de 1945 en la enfermería de Auschwitz, y sus dos hijas, transferidas en el otoño boreal de 1944 a Bergen-Belsen, también sucumbieron a comienzos de 1945 antes de la llegada de las tropas británicas. En Alemania todavía hay activos una docena de procesos contra antiguos funcionarios de las SS, algunos meses después de que el ex contador de Auschwitz, Oskar Gröning, fuera condenado a cuatro años de prisión. Estos juicios tardíos ilustran la voluntad alemana de juzgar "hasta al último" de los criminales del III Reich, tras décadas de un balance más bien regular, marcado por condenas poco frecuentes y sentencias suaves.