A través de una carta, el Centro Democrático criticó la columna del escritor y Nobel de Literatura peruano Mario Vargas Llosa que defiende el "SÍ" en el Plebiscito que celebrará Colombia para ratificar los acuerdos de paz firmados por el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla de las Farc.
“Con dolor hemos leído su columna El precio de la paz, publicada hoy en el diario El País. En primer lugar, queremos resaltar que la seguridad es un valor democrático que no debe confundirse con la guerra, pues es el presupuesto para el goce efectivo de los derechos y las libertades, que distingue a las democracias de los regímenes totalitarios”, dice un aparte del texto.
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Vargas Llosa escribió en el artículo de opinión que si fuera colombiano y pudiera votar, votaría por el SÍ.
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“Quienes defendemos el No queremos la paz tanto o más como los que promueven el sí. Nosotros no nos oponemos a la paz, porque como derecho y deber constitucional, no puede ser sometida a refrendación. Tenemos preocupaciones y dudas por el acuerdo Santos- FARC, que más que construir una paz estable y duradera, tiene como propósito imponernos el modelo del socialismo del siglo XXI, con los mismos perjuicios que ha causado en Venezuela”, agrega la carta del Centro Democrático.
El Nobel de Literatura peruano dijo que aunque no tenía clara su postura, un artículo de Héctor Abad Facionce lo impulsó hacia el SÍ.
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“Sería bueno que le preguntara al doctor Héctor Abad si él hubiese aprobado que, a los paramilitares, responsables de las mismas atrocidades, se les hubiera concedido participación política e impunidad”, señala la misiva.
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Esta es la carta completa
Bogotá D.C., 18 de septiembre de 2016
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Maestro
MARIO VARGAS LLOSA
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Madrid (España)
Respetado maestro:
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Con dolor hemos leído su columna El precio de la paz, publicada hoy en el diario El País. En primer lugar, queremos resaltar que la seguridad es un valor democrático que no debe confundirse con la guerra, pues es el presupuesto para el goce efectivo de los derechos y las libertades, que distingue a las democracias de los regímenes totalitarios.
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Quienes defendemos el No queremos la paz tanto o más como los que promueven el sí. Nosotros no nos oponemos a la paz, porque como derecho y deber constitucional, no puede ser sometida a refrendación. Tenemos preocupaciones y dudas por el acuerdo Santos- FARC, que más que construir una paz estable y duradera, tiene como propósito imponernos el modelo del socialismo del siglo XXI, con los mismos perjuicios que ha causado en Venezuela.
Las democracias se fortalecen castigando a aquellos que, como las FARC, desestimaron las múltiples oportunidades de ingresar a la legalidad, no premiándoles con participación política y cero cárcel sus múltiples masacres, el reclutamiento de miles de menores, el abuso sexual y posterior obligación a abortar de centenares de niñas, el narcotráfico y la minería ilegal.
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La justicia, que por definición debe incluir sanciones adecuadas, no debe entenderse como retrospectiva, sino como el único elemento que garantiza el derecho de no repetición, pues disuade a las nuevas generaciones de que el crimen no paga.
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Las experiencias internacionales, como las registradas en El Salvador y Guatemala, que no son iguales a nuestro caso porque eran insurgencias armadas contra dictaduras y no democracias afectadas por el terrorismo, demuestran que donde no hay castigo, así sea reducido, se incentivan nuevos crímenes que imposibilitan la paz.
Sería bueno que le preguntara al doctor Héctor Abad si él hubiese aprobado que, a los paramilitares, responsables de las mismas atrocidades, se les hubiera concedido participación política e impunidad.
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Convencidos de su espíritu democrático, lo invitamos a leer el acuerdo de 297 páginas para que verifique que el objetivo no es la paz, sino imponernos el modelo que ha hecho tanto daño a Cuba y a Venezuela.
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Juventudes Centro Democrático
Colombia
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