Llevaba tres días huyendo de la muerte por el monte y entrando al casco urbano del Carmen de Bolívar, Jorge Tapia, entonces un joven de 24 años, se acercó a un rancho donde un viejo tenía encendido un pequeño radio. Allí se enteró por las noticias que su papá, su mamá y un tío habían sido asesinados en El Salado por los paramilitares.
Cuenta que los asesinos al mando de alias ‘Jorge 40’ llegaron el 16 de febrero del año 2000 a eso de las 7 de la mañana y se apoderaron de la plaza principal del pueblo, que tenía cuatro salidas por donde muchos de sus habitantes huyeron.
"Cuando entraron a El Salado yo me encontraba de un lado del pueblo y mis papás del otro y no podía cruzar, ellos (los paramilitares) estaban allí. Muchos corrimos y tres días después de estar huyendo pensé que me los iba a encontrar, pero ellos (sus papás) se escondieron dentro de una casa donde los encontraron", narra Jorge 18 años después de la matanza.
-“Mis papás fueron enterrados en una fosa común”:
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Al escuchar por la radio los nombres de Néstor Aníbal Tapia (papá), Judit Margot Fernández (mamá) y José Manuel Tapia (tío), Jorge quiso regresar al pueblo, pero otro familiar que observó la masacre le recomendó que no volviera y le contó la historia, que se prolongó por casi una semana.
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"Un tío nos contó que mi mamá tenía signos de tortura y a mi papá le encontraron un impacto de bala en el cráneo (...) debió enterrarlos junto a otro tío en una fosa porque estaban en estado de descomposición, mi mamá estaba torturada", cuenta.
-“Por cada muerto tocaban la gaita”:
Quienes se quedaron en el pueblo y sobrevivieron a la masacre observaron cómo los paramilitares, desde la plaza principal de El Salado, hicieron de la vida y la muerte un sorteo acompañado de gaita y otros instrumentos.
"Por cada muerto tocaban la gaita (...) preguntaban por un número. Si decían dos o 24 o el que fuera, los mataban", añade con dolor.
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La comunidad tuvo que enterrar inicialmente 12 cadáveres, incluidos los de sus padres y tío, por el avanzado estado de descomposición, según le narró a Jorge su tío sobreviviente.
-“Regresé 10 años después de la masacre”:
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Cuenta Jorge Tapia que después de 10 años no había por dónde entrar a El Salado. Debieron emplear dos días para cortar el monte que permitiera el ingreso de los vehículos.
"Tenía ansias de ir y al mismo tiempo me quería regresar al ver que ya no tenía a nadie quien ver. Mis seres queridos perdidos y la casa destruida. Fui con mi hermano, fue un impacto terrible, esa misma tarde nos devolvimos", recuerda.
-No estoy preparado para un perdón:
Sobre la responsabilidad de Rodrigo Tovar Pupo alias ‘Jorge 40’ y de Salavatore Mancuso, ambos exjefes paramilitares y determinantes en la masacre en la que murieron un indeterminado número de personas, Jorge pide que hablen con la verdad para saber por qué lo hicieron.
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"Los abogados que nos representan viajaron a Estados Unidos para hablar con Mancuso, y él dijo que tiene miedo de hablar porque no hay garantías, porque teme por su familia", cuenta.
-“Más beneficios para los victimarios y menos para las víctimas”:
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Aunque reconoce que el Estado colombiano ha construido y reparado casas en El Salado, Jorge dice que en temas como educación y empleos quienes más se benefician son los victimarios.
“Uno escucha que los victimarios se graduaron, que consiguieron trabajo, y uno se pregunta: ¿Las víctimas qué?”, cuestiona.
También asegura que varias víctimas de El Salado, que están desplazadas en las grandes ciudades, las tienen olvidadas y no son sujetas de reparación.
-“Un viejo y lindo recuerdo”:
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Después de 18 años de la masacre, Jorge evoca aquellos años en familia en el campo con su mamá y su papá, felices.
"Recuerdo a mi mamá lo pendiente que estaba de uno, entregada a su hogar y mi papá siempre en la agricultura", y agrega: "Éramos cinco hermanos y mis padres muy unidos".
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-“No hay reparación ni verdad absoluta”:
Según Davis Flórez, abogado de las víctimas de la masacre de El Salado, perpetrada por el Bloque norte de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que comandaba Rodrigo Tovar Pupo alias ‘Jorge 40’, sus defendidos no han podido conocer la verdad total y tampoco han gozado de una reparación integra por esos hechos ocurridos entre el 16 y 22 de febrero del año 2000, que dejaron un indeterminado número de muertos, mujeres violadas y desplazados.
“Cuáles fueron los motivos reales del por qué los paramilitares llegaron a esa zona, y muchos militares que participaron de ese hecho no han sido procesados. Hay total impunidad frente a las denuncias contra los militares que facilitaron la entrada de los paramilitares. (…) no habido reparación total a las víctimas ni tampoco una reconstrucción del pueblo y no han podido recuperar sus tierras”, explicó el abogado en diálogo con Blu Radio.
Flórez precisa que ha sido difícil avanzar porque en un principio la Fiscalía no tenía identificaba la totalidad de las víctimas. Además, agregó que “se están imputando más de 3 mil hechos entre desplazamiento y homicidios”.
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Cuenta que se están imputando otras 11 masacres más en los mismos incidentes de reparación, “masacres que ocurrieron antes que los paramilitares llegaran al Salado”.
Dentro de los casos de violaciones que se dejaron por fuera los hechos, explica el abogado Flórez que por “violencia sexual en algunos casos las víctimas no lo denunciaron por temor y en otras la Fiscalía no le dieron la relevancia”.
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-“Hay víctimas de El Salado que no han sido acreditadas ante la Unidad de Víctimas”:
Según Flórez, hay víctimas deambulando por el país porque no ha tenido acceso a los bienes y servicios que ofrece la Unidad de Víctimas por este hecho que dejó cientos víctimas. “El Estado no ha podido identificar a la totalidad de las víctimas”.
El jurista afirma que se está a la espera a una decisión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre todos esos temas que quedaron por fuera de los escenarios en Colombia “como el sexual y las verdaderas intenciones para tomarse el pueblo”.
-“‘Jorge 40’ se reusó a contar la verdad”:
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Sobre el exjefe paramilitar Rodrigo Tovar Pupo alias ‘Jorge 40’, después de su extradición a los Estados Unidos, dice el jurista que se rehusó a colaborar en el marco de Justicia y Paz sobre los hechos de El Salado y fue excluido de la Ley.
“Básicamente él colaboró en algo antes de ser extraditado, pero después se rehusó y eso quedó en la impunidad”, añade.
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Dentro del proceso de Justicia y Paz solo ha habido una sentencia sobre los hechos que reconoció el extraditado paramilitar, Salvatore Mancuso. “En la sentencia no se identifican la totalidad de las víctimas que se registraron en la masacre de El Salado”, explicó el abogado Flórez.
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