La muerte de 51 personas y los 24 heridos, entre ellos dos guardianes, en un incendio causado durante un motín en la cárcel de la ciudad de Tuluá , en el departamento del Valle del Cauca, es la más grave tragedia que se ha producido en un penal de este país en lo que llevamos de siglo.
En tragedias similares y con al menos una decena de fallecidos, el 27 de abril de 2000 perecieron 27 reclusos y hubo 9 heridos en los enfrentamientos entre reclusos de dos pabellones de la Cárcel Nacional Modelo de Bogotá tras el asesinato de un interno.
Ese mismo año y en esa misma cárcel, los días 2 y 3 de julio murieron 10 presos y 23 resultaron heridos por un motín provocado por el enfrentamiento entre paramilitares de extrema derecha y guerrilleros que pretendían evadirse.
Pasó casi una década y media y Colombia fue nuevamente escenario de un trágico motín carcelario. El 27 de enero de 2014, tras una operación de registro en la Modelo de Barranquilla durante la cual se decomisaron drogas, armas y teléfonos celulares, los internos provocaron un incendio, siniestro en el que fallecieron 15 presos y otros 42 resultaron heridos.
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Cuatro años después volvió a repetirse un sangriento motín en La Modelo de Bogotá. En esa ocasión, poco después de iniciarse la pandemia del coronavirus.
Ocurrió el 21 de marzo de 2020, y perdieron la vida 24 presos y 83 resultaron heridos en las protestas de la población reclusa por el hacinamiento y la falta de material para prevenir el contagio de COVID-19.
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Ese mismo día hubo motines en otras prisiones colombianas, el más grave de los cuales fue el de Cómbita (Boyacá), que dejó 2 muertos.
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