Rescatan a dos náufragos canadienses que estaban a la deriva en el océano Pacífico

Dos ciudadanos canadienses vivieron cinco días de incertidumbre en el océano Pacífico luego que su velero quedara varado en la inmensidad del mar.

Se trata de Gilles Hammel y Timothy Mc Cune, ambos de 63 años de edad, quienes zarparon el pasado 15 de enero desde los Ángeles California, en Estados Unidos y pretendían llegar hasta Panamá.

En medio de su travesía llegaron hasta Costa Rica y justo cuando pretendían c

ontinuar el viaje una falla técnica los dejó a la intemperie desde el pasado 10 de febrero.

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"Perdimos nuestro motor el 10 de febrero, no había viento, de manera que no podíamos ir a ningún lado”, dijo Timothy Mc Cune, tripilante del velero Exception.

“Luego nos llegó abundante viento esperando llegar a Colombia. Entonces el hermano del capitán llamó. Él dijo que necesitábamos ayuda”, precisó el extranjero.

Una llamada de emergencia del Distrito de Guardacostas número 11 de los Estados Unidos a la Armada Colombiana permitió que un grupo de uniformados salieran en su búsqueda a bordo de la corbeta ARC Nariño y una Unidad de Reacción Rápida de Guardacostas de la Armada de Colombia.

Después de cinco días de intensa búsqueda, los militares lograron encontrar a los extranjeros y verificar las fallas en el motor propulsor de su velero.

Fue a 104 millas náuticas del puerto de Buenaventura donde se pudo encontrar a estas personas quienes recibieron comida

y agua por parte de los militares colombianos.

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“Más que la comida, nos brindaron su amistad. Muchas gracias”, dijo Mc Cune.

Según el contralmirante John Fabio Giraldo Gallo, comandante de la Fuerza Naval del Pacífico, los extranjeros fueron atendidos también médicamente.

“Nuestros hombres realizaron operaciones de escolta para traerlos hacia Buenaventura. Como Armada ratificamos nuestro deber de salvar la vida humana en el mar disponiendo de las condiciones para atender la integridad humana en el litoral Pacífico”, dijo el contralmirante Giraldo.

Finalmente, los extranjeros llegaron hasta Buenaventura donde les arreglan los motores a la embarcación y finalmente serán escoltados para que continúen su travesía hacia el norte del continente.