La preocupación ambiental por el paso diario de al menos 2.000 migrantes por la frontera selvática del Darién entre Colombia y Panamá ha alcanzado tal magnitud que la Presidencia y el Ministerio de Ambiente del vecino país comenzaron a emitir las primeras alertas sobre la situación.
Según el Gobierno de Panamá, cada migrante deja alrededor de 9 kilos de desechos durante su travesía por la jungla. Entre los objetos desechados se encuentran mochilas, ropa, botellas de plástico y hasta pañales usados.
Los cálculos actuales señalan que se acumulan alrededor de 9.000 toneladas de basura en la frontera selvática con Colombia.
El impacto ya es visible con la acumulación de desechos sólidos, erosión significativa, deforestación y más de 30 afluentes hídricos contaminados.
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Se necesitarían más de 51.000 millones de pesos y la recuperación de la fauna por los daños ya causados tardaría hasta 20 años.
El Tapón del Darién, Patrimonio de la Humanidad inscrito por la UNESCO y pulmón vital que conecta Centroamérica con Sudamérica, está siendo afectado gravemente debido al flujo masivo de migrantes.
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