Recuperación y cuidado de la Amazonía colombiana, una de las metas encaminadas al 2030

La Corte Interamericana de Derechos Humanos comenzó una audiencia especial en el estado brasileño de Amazonas sobre las obligaciones de los Estados ante las emergencias climáticas, donde indígenas participan como actores clave en la preservación de la floresta.

La Amazonía brasileña es una "región de trascendencia indudable" para el abordaje de los efectos del cambio climático, dijo la presidenta de la Corte IDH, la costarricense Nancy Hernández López, al abrir la sesión.

"Esta audiencia pública tiene como propósito establecer un diálogo directo, diverso y participativo que contribuya al tribunal a llegar a elementos de juicio" sobre las responsabilidades en derechos humanos de los Estados ante los desastres naturales que golpean a la región.

Un informe alarmante de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) revela que entre el 2001 y el 2020, la Amazonía ha sufrido la tala de más de 54,2 millones de hectáreas de bosque. Esta devastadora pérdida representa cerca del 9 % de la superficie total del pulmón verde del planeta, equivalente a la extensión territorial de Francia.

Por diversas entidades deben primar el cuidado de esta zona del país con el cuidado necesario para restaurar su ecosistema. Según la Corte IDH, buscar estrategias que sean capaces de cumplir todas las necesidades en lugar. En enero de 2023 Chile y Colombia pidieron a la Corte IDH una "opinión consultiva", con el objetivo de "aclarar el alcance de las obligaciones" de los países "para responder a la emergencia climática en el marco del derecho internacional de los derechos humanos".

Ante todo esto, por ejemplo, en Colombia, existe una iniciativa denominada Amazonía Emprende que busca recuperar más de 150.000 hectáreas de la selva de acá al 2031.

Estas iniciativas, además de proteger el bosque, empoderan a las comunidades locales, brindándoles oportunidades de ingresos sostenibles y conocimiento ancestral sobre el manejo forestal. Los árboles semilleros y viveros comunitarios producirán plántulas de especies nativas cruciales para la restauración del ecosistema, asegurando la biodiversidad y la salud del pulmón verde del planeta.