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Quienes vivimos masacre de Bojayá, tememos que se repita: líder de Chocó a 5 años del acuerdo de paz

Afirman que el departamento vive una crisis a causa de la violencia y el abandono estatal.

19 años de la masacre en Bojayá, Chocó (6).jpg
Foto: Unidad para las Víctimas

Para el Chocó, a cinco años de la firma del Acuerdo de Paz, lo prometido sigue siendo una utopía: el aniversario llega justo cuando organizaciones sociales y religiosas, que adelantaron al menos seis misiones humanitarias, revelaron el grave estado humanitario y de abandono estatal por el que pasan estas comunidades.

Carlos Barreto, obispo de la Diócesis de Quibdó y quien estuvo visitando una a una estas comunidades, aseguró que la guerra no se ha ido del departamento.

“Aquí tendríamos que decir que se volvió al punto cero del conflicto. Realmente el hecho de que las Farc hayan dejado las armas no ha garantizado en estos territorios que haya llegado la paz. Lo que llegaron fueron nuevos actores con las mismas prácticas", dijo Barreto.

Barreto además cuestionó el papel de las autoridades tanto para prevenir como para atender las situaciones de orden público.

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El Estado colombiano no garantiza los derechos básicos en materia de salud, educación, vivienda digna, productividad y mercadeo, recreación y deporte, seguridad alimentaria y servicios públicos. En esta perspectiva se puede afirmar que el Estado es el principal victimario en estos territorios
aseveró monseñor.

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Por su parte, José de la Cruz Valencia, líder del comité de víctimas de Bojayá , reconoció que si bien hay instituciones tratando de implementar lo firmado, la realidad que viven día a día es el mismo temor de antes, pero con otros grupos armados.

“Están con miedo, es una situación bárbara. Y, por ejemplo, nosotros que vivimos la masacre de Bojayá, tememos que ante lo que pase hoy, la historia se repita”, dijo Valencia.

Y es que según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, conocida como OCHA Colombia, tan solo durante este 2021, más de 30.000 personas se tuvieron que confinar y 5.000 más fueron desplazadas por cuenta de esa disputa a sangre entre ELN y Clan del Golfo, quienes aumentaron su poder cuando las Farc dejaron las armas.

Pero el panorama no solo es abrumador para las comunidades, los firmantes de la paz también padecen las consecuencias de un acuerdo que ha llegado a cuentagotas.

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Al menos 51 de ellos y sus familias quedaron a la deriva luego de que no se reubicara el espacio de reincorporación de Vidrí en Vigía del Fuerte en Vigía del Fuerte.

“Tenemos 16 compañeros asesinados desde la firma, más de 30 desplazados. No se ha solucionado el tema de vivienda, de tierra, de cómo brindarle respaldo laboral a estos firmantes”, aseguró Pedro Baracutao, quien fuera comandante del frente 34 de la extinta guerrilla.

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Para José de la Cruz, la responsabilidad principal la tuvo y la tiene el Estado, al no haber ocupado de inmediato los territorios, una vez se firmó el acuerdo.

“Debieron ser copados y hoy están en disputa entre ELN y Clan del Golfo”, afirmó Valencia.

Mientras que Pedro agregó que, la falta de la reforma rural hace aumentar la vulnerabilidad de los habitantes de Chocó, pues la guerra siempre ha sido por la tierra.

“La reforma tenía como objetivo cerrar esa brecha tan alarmante que hay entre el campo y la ciudad, eso no se ha visto con un verdadero impulso y voluntad política”, añadió.

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Pero aprovechando este quinto aniversario, las víctimas reiteran ese llamado tanto a la no repetición como a la reparación, pues según José de la Cruz, si bien Bojayá albergó uno de los primeros actos de reconocimiento de la verdad,, en diciembre de 2015, por la masacre, sienten que hace falta más respuestas

“Las víctimas no reciben más verdades alrededor de su accionar al interior de estos hechos complejos, que nos arrebataron cerca de 100 personas. Fuera de eso ellos no han aportado verdad sobre los hechos anteriores a la masacre o posteriores a la misma”, reiteró Valencia.

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A lo que Pedro respondió que no han olvidado que las víctimas son el centro de este acuerdo que no han olvidado que las críticas son el centro de este acuerdo

“Hemos venido adelantando un proceso de reparación con las diferentes entidades creadas para eso. Además, quién más interesado que nosotros que estar cumpliendo ese tema para poder acceder a los beneficios que la JEP nos debe dar a nosotros. No tenemos porqué guardarnos nada”, refutó Pedro.

Ahora la esperanza está puesta en las Curules de Paz, y en seguir trabajando por la búsqueda de la verdad, que se convierte en el antídoto a la indiferencia, un enemigo silencioso en el Chocó, el departamento que muchos ven como un paraíso pero que pocos hacen para que así se mantenga.

Siga y escuche el podcast de La Intérprete:

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