Con el regreso de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, se vislumbran cambios significativos para América Latina, especialmente para Colombia, que podría enfrentar mayores tensiones en temas clave como migración, comercio y lucha contra el narcotráfico. En entrevista con Mañanas Blu, con Néstor Morales, Michael Shifter, experto en relaciones interamericanas y director emérito del Diálogo Interamericano, analiza las implicancias de esta nueva administración para la región.
La política de Trump hacia América Latina: entre migración, comercio y China
Desde su primer mandato, Donald Trump demostró que América Latina no era una prioridad para su gobierno, manteniendo una relación ambivalente con la región. Sin embargo, tres temas sí destacaron en su agenda: la migración, el comercio y la influencia de China. Shifter anticipa que, en esta segunda presidencia, Trump adoptará una postura más dura, “con amenazas y castigos” como instrumentos principales de su política exterior.
“El presidente Trump no va a prestar mucha atención a la región en su conjunto, pero en temas específicos como la migración y el comercio, podemos esperar una mayor presión”, señaló Shifter.
La política migratoria de Trump, centrada en la deportación de migrantes, especialmente latinos, podría intensificarse. Para el profesor, este endurecimiento no solo busca controlar la frontera sur, sino que tiene un componente simbólico.
Publicidad
“Trump quiere implementar algo significativo en el tema de migración, aunque no pueda llevarlo a cabo en su totalidad, pues Estados Unidos depende de la mano de obra de esos trabajadores”, enfatizó Shifter.
Por otro lado, la política de confrontación con China también podría afectar indirectamente a los países latinoamericanos, que en años recientes han incrementado sus lazos comerciales con el gigante asiático.
Publicidad
“La influencia de China en la región es cada vez mayor, y Trump, con un enfoque aún más agresivo que el de su predecesor, presionará para que los países de América Latina elijan entre Estados Unidos y China”, explicó el analista.
Colombia en la mira: narcotráfico y tensiones diplomáticas
La relación entre Colombia y Estados Unidos podría verse particularmente afectada bajo la administración Trump debido a temas sensibles como la producción de coca y la cooperación en la lucha contra el narcotráfico. Shifter prevé que este asunto generará mayores tensiones entre ambos gobiernos, dado que la agenda de Trump no prioriza a Colombia, pero sí le presta atención al problema de las drogas.
“Para Trump, el narcotráfico en Colombia será un tema importante, y es posible que ejerza más presión sobre el gobierno colombiano en esta área”, indicó Shifter.
El presidente Gustavo Petro y Donald Trump, ambos de personalidades combativas, podrían desencadenar enfrentamientos diplomáticos y públicos. De hecho, la relación ya ha tenido episodios de confrontación en redes sociales. En noviembre de 2020, Petro llamó “Loser” a Trump tras perder las elecciones con Joe Biden, una provocación a la que Trump respondió de manera similar, evidenciando una animosidad mutua que podría dificultar la cooperación en temas cruciales.
Publicidad
“No creo que vaya a haber grandes abrazos entre Trump y Petro”, comentó Shifter. “Será una relación conflictiva, más de ataques y tensiones, que podría obstaculizar el avance en la cooperación bilateral”.
La política de Trump hacia Venezuela: ¿giro o continuidad?
La estrategia de Estados Unidos hacia Venezuela también es una incógnita. Durante su primer mandato, Trump apoyó una política de “máxima presión” sobre el gobierno de Nicolás Maduro y reconoció a Juan Guaidó como presidente legítimo.
Publicidad
Sin embargo, Shifter considera que es poco probable que Trump repita esta estrategia en su segundo mandato.
“La apuesta por Guaidó fue un fracaso, y dado que Florida será menos relevante para Trump ahora que ya está en la Casa Blanca, podría optar por una postura más pragmática e incluso negociar con Maduro”, sugirió el profesor.
Para Trump, quien suele admirar a los “hombres fuertes”, Maduro podría dejar de ser una excepción. Shifter especula que Trump podría buscar algún tipo de acomodación con el gobierno venezolano, especialmente si esto beneficia los intereses comerciales de sus aliados.
“Hay mucho dinero que se puede hacer en Venezuela, particularmente en el sector petrolero. No me sorprendería que Trump considere un giro dramático en su política hacia Caracas”, argumentó.
Publicidad
Las repercusiones para la izquierda latinoamericana
La llegada de Trump representa una amenaza particular para los gobiernos de izquierda en América Latina. La administración Biden, aunque también fue crítica hacia ciertos líderes izquierdistas, mantenía una postura más moderada. En contraste, Trump podría optar por una retórica y políticas más confrontativas. Este cambio tiene implicaciones políticas para figuras como Petro en Colombia, quienes han construido parte de su narrativa en la oposición al “imperialismo” estadounidense y a sus políticas intervencionistas.
Según el análisis de Shifter, “los populismos de izquierda y derecha en América Latina encuentran en figuras como Trump una oportunidad para mantener vivos sus antagonismos, pues ambos lados tienden a beneficiarse de estas dinámicas polarizantes”.
Publicidad
A pesar de las dificultades que puedan enfrentar, los líderes de izquierda probablemente utilizarán la figura de Trump como un símbolo de resistencia para fortalecer su base de apoyo y victimizarse frente a sus opositores.
¿Una relación complicada sin miras a mejorar?
Para Shifter, la relación entre Colombia y Estados Unidos bajo Trump no promete avances significativos. El Congreso estadounidense, dividido entre ambas cámaras, también jugará un papel en la política exterior hacia América Latina. Con un Senado controlado por republicanos y una Cámara Baja que aún podría inclinarse hacia los demócratas, la relación bilateral podría oscilar entre la confrontación y la indiferencia.
“El Senado republicano podría agravar más la relación con Colombia, y sin una agenda clara hacia el país, es probable que veamos intercambios hostiles en redes sociales y en la diplomacia pública”, concluyó Shifter.