El profesor Gustavo Moncayo fue el padre del soldado Pablo Emilio Moncayo, secuestrado por las Farc durante más de 12 años tras la toma de la base de Patascoy en Nariño. El profesor emprendió una marcha por diez naciones de Sudamérica para pedir la libertad de todos los secuestrados y apoyo internacional a una salida negociada al conflicto armado.
Esa caminata le otorgó el reconocimiento mundial y le dio visibilidad a las víctimas el flagelo del secuestro, p ráctica que usó el grupo armado ilegal, que firmó un acuerdo de paz con el Gobierno en 2016.
"El objetivo es la liberación de todos los secuestrados de Colombia y que, a través de un acuerdo humanitario y con apoyo internacional, se alcance la anhelada paz en Colombia", dijo Moncayo, en su momento.
La ruta del profesor Moncayo, conocido en Colombia como 'El caminante de la paz', le llevó a recorrer en ocasión a pie y en algunos tramos de selva en lanchas u otros medios de transporte por Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Guyana y Venezuela, para regresar luego al país.
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El 30 de marzo de 2010, su hijo Pablo Emilio fue liberado y entregado por las Farc a la entonces senadora Piedad Córdoba en el sur de Colombia. Tras la liberación de su hijo, lejos de apartarse de su lucha contra el secuestro, Moncayo siguió caminando por los retenidos. Tuvo más de 14 travesías, algunas en Europa y países vecinos a Colombia, como Venezuela y Ecuador, el profesor recorrió a pie un total de 3.768 kilómetros.
Según Moncayo, las marchas "arrancaron con recursos propios, con mucho amor y mucha entrega ", y reveló que por ello "los compañeros llevan algunas artesanías para vender en el camino".
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Así fue el camino de un hombre que vivió el rigor de la guerra, quien fue víctima del conflicto armado en el país y quien fue símbolo del perdón y la reconciliación. Aunque para él la reparación nunca llegó.
“Es imposible que nosotros como víctimas podamos reconstruir nuestro proyecto de vida con reparaciones simbólicas. Las Farc tienen la capacidad y la posibilidad de hacerlo y lo estamos exigiendo, porque necesitamos un trasplante para mi padre, que está en peligro de muerte”, pidió su hija Yuri Tatiana Moncayo.
Su voz espontánea a favor de un acuerdo humanitario y el sonido de una verdadera para el país se calló por un cáncer terminal de hígado. A sus 69 años murió el ‘caminante de la paz’ sin ver la reparación por la que tanto luchó.
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