
El reciente nombramiento del general Pedro Sánchez como ministro de Defensa ha generado un intenso debate sobre las consecuencias que esto podría traer a la estructura y funcionamiento de las Fuerzas Militares. Según Jean Carlo Mejía, consultor e investigador de la Universidad Militar, en entrevista con Mañanas Blu, esta decisión podría desencadenar una crisis dentro de la jerarquía castrense.
“Si él no renuncia al servicio activo, se generaría un problema institucional tremendo, porque tendrían que salir todos los generales y almirantes que son más antiguos que él, y él es un mayor general recién ascendido”, advirtió Mejía. Esta situación ya ha tenido repercusiones inmediatas, como la solicitud de baja del almirante Helder Giraldo, comandante general de las Fuerzas Militares, así como de los comandantes de las distintas fuerzas.
El proceso de retiro y su marco legal
De acuerdo con la normativa vigente, la transición del general Sánchez al Ministerio de Defensa debería seguir un proceso específico. Según el consultor Mejía, el oficial solicitó su baja el día anterior a la entrevista, pero aún debe cumplir con los tiempos establecidos por el Decreto 1790 y la Ley 923.
“El trámite normal implica que se apliquen tres meses de alta antes de pasar a retiro”, explicó el experto. Sin embargo, hay posibilidades de que el Gobierno intente encontrar una salida jurídica para acelerar su nombramiento. Mejía advierte que una de las únicas formas de hacerlo sería a través de la declaración de un estado de conmoción interior, lo que permitiría flexibilizar los tiempos legales. No obstante, esta medida sería altamente controversial y susceptible de ser declarada inexequible por la Corte Constitucional.

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“Si la Corte tumba ese decreto, el general Sánchez quedaría en una situación bastante incómoda”, aseguró Mejía, indicando que esto incluso podría afectar su asignación de retiro.
Una alteración en la jerarquía militar
Uno de los aspectos más complejos de este nombramiento es el impacto en la relación de mando dentro de las Fuerzas Militares. Según Mejía, históricamente no se ha visto un caso en el que un general de menor rango pase a estar por encima de oficiales más antiguos.
“El problema aquí es que el principio de obediencia se basa en la antigüedad y la trayectoria dentro de la institución”, afirmó. Con el general Sánchez como ministro de Defensa, estaría en una posición en la que tendría que dirigir a oficiales con mayor experiencia, como el general Luis Emilio Cardoso o el general Carlos Triana , actual director de la Policía.

Además, este cambio también afecta la cultura organizacional de las Fuerzas Armadas. “En el ámbito privado, pueden llamarlo Pedro, pero en el protocolo castrense, el tratamiento debería ser ‘señor ministro’”, detalló Mejía. Sin embargo, la incomodidad entre los altos mandos es innegable.
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El debate sobre el regreso de un militar al Ministerio de Defensa
Este nombramiento también ha reabierto la discusión sobre la idoneidad de que un militar en servicio activo asuma la dirección del Ministerio de Defensa. En Colombia, la última vez que esto ocurrió fue con el general Óscar Botero en 1991, durante los gobiernos de Virgilio Barco y César Gaviria. Desde entonces, el país ha optado por civiles en este cargo, garantizando un control político sobre las Fuerzas Armadas.
Para Mejía, este regreso a un ministro de origen militar es una decisión política que tendrá repercusiones tanto internas como externas.
“No es admisible que en un país con un conflicto de larga data se pierdan tantos años de experiencia y formación de oficiales”, enfatizó.