La Procuraduría General de la Nación pidió a la JEP investigar la desaparición forzada y el asesinato de bebés recién nacidos por parte de miembros de la desaparecida guerrilla de las Farc, una práctica que, según las evaluaciones de los testimonios, no fue aislada ni de un solo bloque o frente.
“Los hallazgos realizados por el Ministerio Público permiten inferir que no se trató de conductas aisladas o accidentales, que pudieran ser desconocidas por los mandos al interior de las filas, pues los hechos ocurrieron en todo el territorio nacional y en todos los Bloques de las Farc”, aseguró por el procurador delegado ante la JEP, Christian Wolffhügel Gutiérrez.
En total fueron escuchados 27 testimonios de mujeres que fueron reclutadas por la guerrilla siendo menores de edad y estos coinciden en que les practicaron abortos a la fuerza pese a que los embarazos ya habían avanzado. Incluso, algunos de los bebés nacieron vivos, pero posteriormente los asesinaron y desaparecieron sus cuerpos.
Por eso, dice la Procuraduría, se deben ampliar los criterios de investigación del macrocaso 07, teniendo en cuenta bloque por bloque, y así indagar por aborto forzado en edad gestacional avanzada, asesinato de neonatos, lesiones dolosas al feto y desaparición forzada de neonatos.
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En los testimonios también se evidenció que había un médico dedicado solamente a prácticas abortivas tanto de mujeres de las Farc como de otros grupos ilegales.
“Las mujeres de las Farc y del ELN eran reunidas en algunas ocasiones para realizar los abortos, les ponían Cytotec y con una chupa absorbían para sacar los bebes (…) siempre habían 5 o 10 mujeres”, reseña uno de los testimonios.
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La Procuraduría pide además poner especial atención en varios casos como en el que el bebé de una excombatiente fue lanzado, aún vivo, al río Guayabero; otro que señala a 'Mono Jojoy' como el que ordenó varios legrados con pastillas abortivas a diferentes mujeres, repitiendo el proceso cuando no funcionaba inicialmente.
Otra de las mujeres, que hizo parte del frente 40, contó la gravedad y castigos a los que eran sometidas cuando ocultaban los embarazos.
“Ahí dio la orden que me pusieran la droga para el legrado. Como a las dos de la tarde me empezaron a poner la droga, al otro día como a las nueve de la mañana tuve el niño, era un varón, nació vivo. El médico lo mandó a botar vivo a la basura y yo lo trate mal porque me dio mucha rabia. Lo saqué de la basura y lo tuve en mis manos como media hora hasta que se murió en mis manos”, relata la víctima.