En entrevista con el programa Mañanas Blu , el ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Luis Gilberto Murillo , aclaró la posición del país respecto a la participación del embajador colombiano en el acto de posesión de Nicolás Maduro, y dijo que dicha presencia no implica un reconocimiento al Gobierno venezolano ni a los resultados de las últimas elecciones en ese país.
"Colombia no reconoce los resultados en Venezuela porque, sin actas públicas y transparentes, no podemos avalar ese proceso", afirmó Murillo. No obstante, el canciller subrayó la importancia de mantener canales de comunicación abiertos entre ambos países debido a la compleja dinámica fronteriza, que abarca temas de seguridad, comercio y relaciones humanitarias.
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Relaciones de Estado a Estado: una necesidad estratégica
El canciller Murillo insistió en que la decisión de enviar al embajador colombiano a la ceremonia fue resultado de una evaluación prudente, tomando en cuenta factores históricos y geopolíticos.
"Nosotros hemos tomado unas decisiones y que han sido muy claras: no reconocemos, obviamente no reconocemos y se tomó la decisión de que ni el presidente Petro, ni los funcionarios de alto nivel de Bogotá, como le llaman en el mundo diplomático de capital, irían al acto de posesión. El embajador, pues ustedes allá, es el embajador, tiene que hacer presencia. Yo usaba mucho eso de que tiene que hacer presencia en un acto de estos, porque tenemos una relación de Estado a Estado y de ninguna manera esto significa el reconocimiento de los resultados electorales ni del Gobierno. Eso se estila obviamente en la relación diplomática", dijo.
El diplomático también destacó que la reanudación de las relaciones con Venezuela, tras años de ruptura, ha tenido impactos positivos en la economía y la seguridad de las regiones fronterizas.
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"Desde la reapertura, el comercio bilateral ha crecido, pasando de cero a más de $1.200 millones de dólares en intercambio comercial. Además, se ha registrado una notable disminución en las tasas de homicidio en Cúcuta y su área metropolitana", agregó.
Impacto en la paz y la seguridad regional
Otro punto clave que mencionó el canciller fue el papel de la frontera en el proceso de paz en Colombia. Murillo recordó que en estas regiones actúan grupos armados ilegales, cuya dinámica influye directamente en las negociaciones de paz que adelanta el gobierno de Gustavo Petro.
"Cualquier manejo imprudente de la relación con Venezuela podría desencadenar un aumento de la actividad criminal en la frontera. Por eso, mantener el diálogo es una cuestión de seguridad nacional", precisó.
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Asimismo, reiteró la importancia de la colaboración entre ambas naciones en asuntos humanitarios, considerando que Colombia alberga cerca de tres millones de migrantes venezolanos y que una parte significativa de la población colombiana reside en territorio venezolano.
"Nuestra política exterior debe responder a esta realidad. No podemos permitir que decisiones precipitadas afecten a quienes dependen de una relación estable entre los dos países", puntualizó.
Una postura diferente a la de otros países
Ante la pregunta sobre la decisión de Chile de no enviar representantes al acto de posesión de Maduro, Murillo reconoció que cada país maneja sus relaciones exteriores según sus propios intereses y contextos.
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"Respetamos la posición de Chile, pero su situación es distinta. Colombia comparte una frontera de más de 2.200 kilómetros con Venezuela y cualquier cierre abrupto podría causar un caos humanitario y económico", sostuvo el canciller.
El jefe de la diplomacia colombiana concluyó señalando que la postura del gobierno de Petro es "responsable y prudente", y que continuará promoviendo el diálogo y la búsqueda de soluciones pacíficas en Venezuela, siempre velando por el bienestar de la población fronteriza. "La política exterior no se mide solo por los principios, sino también por su capacidad de proteger a los ciudadanos y fomentar el desarrollo", enfatizó.
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