“Que viva Pasto carajo!!!”, con este grito, los pastusos reciben orgullos a propios y extraños, para enseñar sobre su cultura, su gastronomía, sus riquezas arquitectónicas, sus museos, sus hoteles, su café y su espiritualidad.
La capital nariñense recibió a Mañanas Blu 10 AM en plena celebración de su onomástico. El cumpleaños de San Juan Bautista, el santo al que San Juan de Pasto le debe su nombre y al que le agradece seguir en pie, pese a las dificultades que han enfrentado desde la colonia.
Plaza llena para disfrutar de las ferias en las que decenas de artesanos y campesinos muestran a visitantes y locales que le apuestan a la cultura y a sus tradiciones porque como ellos dicen “cuando se hacen las cosas con el corazón las tradiciones se convierten en eternas”, para que las nuevas generaciones las disfruten, las respeten y las compartan.
Por eso, Corpocarnaval, de la mano de la alcaldía y de Fontur, trabajan para hacer posible decenas de actividades de las que la capital nariñense se enorgullece.
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Un gigantesco mercado campesino, una feria artesanal, un concurso de tríos con más de 50 grupos participantes, y un maravilloso recorrido gastronómico, fueron los protagonistas de una celebración llena de oportunidades para la ciudad.
Cientos de turistas disfrutaron de museos, templos, bebidas ancestrales y cafés especiales de la mejor calidad que solo puede producir una tierra volcánica como Pasto y que hoy por hoy se exportan con gran éxito a nivel mundial.
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Se abre camino también el cacao cultivado en Leyva, un municipio golpeado por la violencia guerrillera, pero que le apuesta a la paz y a la producción de té y de chocolates con combinaciones naturales, suaves y frutales.
Brillaron con luz propia las artesanías de todo tipo: dulces, ropa, accesorios, joyas, marroquinería, tejidos y lo más representativo de la capital nariñense: el barniz de Pasto, una resina que sale de una planta indígena llamada Mopa y cuya técnica artesanal fue declarada patrimonio intangible de la humanidad.
Y si de comer rico se trata, crece la oferta gastronómica con restaurantes como Casa Nariño, Sausalito, La Vereda, Naturalia y el legendario Mister Pollo. Comida para todos los gustos ydestacando que Pasto es mucho más que el Cuy.
Es casi obligado hablar del cerdo hornado o el frito pastuso, la sopa de chara (cevada), el locro pastuso (ajiaco), la trucha de La Cocha, todos acompañados con las infaltables crispetas y el campeón ají de mani. Otra de las cosas que no puede faltar es un hervido (bebida de frutas con aguardiente), un dulce de chilacuan (papayuela), unas empanaditas de añejo, un quimbolito, una miel con cuajada y un heladito de paila.
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También se puede recorrer iglesias y llenarse de la majestuosidad que significa, entre otras, San Juan Bautista, Cristo Rey, la Catedral y por supuesto el majestuoso Santuario de Las Lajas.
Y así no se hospede en el V1501 (hotel temático) quien pase por Pasto debe conocerlo y entender la importancia de rescatar la belleza del volcán Galeras y la sencillez de una papa pastusa.
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El recorrido muestra, en cada detalle, la importancia y los secretos de la ciudad sorpresa, donde desde el onomástico comienzan la preparación de su evento insignia: el Carnaval de Negros y Blancos.
¿Por qué en Pasto no quieren a Bolívar?
Para sorpresa de muchos, en Pasto contrario al resto de Colombia, el protagonista es Antonio Nariño y no Simón Bolívar, quien es considerado un perdedor al que los libros de historia le dieron la victoria, cuentan los lugareños.
Hablan de ríos de sangre, masacre de mujeres y niños en una navidad que no olvidan. Cuentan que Bolívar aprovechó las festividades del 24 de diciembre de 1822, durante la guerra de independencia, para darle la orden a Antonio José de Sucre de entrar a tomarse la ciudad y asesinar a la sociedad civil.
Y aunque las mujeres y los niños se refugiaron en la iglesia, hasta ahí llegó la muerte. De ahí se desprende la navidad negra o noche de rifles.
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Por eso el verdadero homenaje se lo rinden al general pastuso Agustín Agualongo, el hombre que lucho por defender la corona española. Cuentan que fue fusilado en Popayán y que sus restos fueron robados por la guerrilla del M19 en 1987, que solo los devolvió una vez se firmó la paz en 1990. Esos restos reposan hoy en la iglesia de San Juan Bautista.
Por eso, Pasto le dio la vuelta a la tristeza y convirtió en una oportunidad de reconciliación ese pasado oscuro. Hoy por hoy, cada 28 de diciembre pintan con tiza las calles para cambiar los ríos de sangre por fortaleza, unión, perdón y un renacer de un pueblo capaz de darlo todo.
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Su apuesta cultural es gigante. Desde el 31 de diciembre, los pastusos le entregan el Carnaval de Negros y Blancos a “la michita linda”, como le dicen a la patrona de Pasto: la virgen de las Mercedes, con la que le dan inicio a la fiesta más importante del departamento, el Carnaval de Negros y Blancos.