
El presidente Gustavo Petro en una entrevista con el diario EL PAÍS, reflexionó sobre los desafíos de su Gobierno, su relación con el poder y las dificultades de liderar un proceso de cambio en un país marcado por profundas divisiones. Con un tono de una cierta autocrítica, Petro admitió que ha cometido errores y que ser jefe de Estado es “de una infelicidad absoluta”.
“Fallé al creer en la gente que me rodea”
Uno de los momentos más reveladores de la entrevista llegó cuando Petro reconoció sus errores. “(Fallé) en creer mucho en la gente que me rodea. En creer que puedo hacer una revolución gobernando, cuando eso lo hace el pueblo”, afirmó el presidente.
Petro, quien llegó a la presidencia con la promesa de liderar una “revolución democrática”, admitió que ha enfrentado obstáculos internos y externos.
“No hemos conquistado el poder, hemos conquistado un gobierno administrador acorralado por los otros poderes y por intereses económicos, entre ellos los de la prensa”, dijo. El mandatario insistió en que la única manera de lograr cambios significativos es con un pueblo movilizado, pero reconoció que su Gobierno no ha logrado consolidar ese apoyo masivo.
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El peso del poder y la familia
Petro también habló sobre el impacto personal que ha tenido su presidencia. “Esto es de una infelicidad absoluta. Es un sacrificio. Lo primero que trataron de destruir fue a mi familia”, confesó. El presidente relató cómo intentaron debilitar sus lazos familiares para volverlo más vulnerable.
“Me aislé. Este Palacio, una mala imitación francesa, no me gusta ni cinco. Debe estar lleno de fantasmas”, bromeó, aunque con un dejo de amargura.
El mandatario también se refirió al caso de su hijo, Nicolás Petro , quien está siendo investigado por lavado de activos y enriquecimiento ilícito.
“Es fruto de un problema familiar profundo. Él cometió un error, indudable. Pero lo han castigado más allá de lo que él cometió para ver si se viene contra su padre”, afirmó. Petro aseguró que no intervendrá en el proceso judicial, pero criticó lo que considera una persecución política contra su familia.
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El pulso con Trump y la política exterior
Uno de los temas más candentes de la entrevista fue el enfrentamiento entre Petro y el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump . A principios de año, Petro desautorizó el aterrizaje de aviones estadounidenses que deportaban a colombianos en condiciones que consideró humillantes. Esto llevó a Trump a imponer aranceles del 25% a Colombia, aunque el Gobierno colombiano dio marcha atrás en menos de 24 horas.
Petro negó haber cedido en el pulso. “Yo nunca me eché para atrás. O sea, esa palabra que usted acaba de decir no existe”, afirmó. El presidente aseguró que, desde entonces, los colombianos deportados llegan al país sin esposas ni cadenas, lo que considera una victoria moral.
“El migrante no es un criminal. Y este Gobierno trabaja para que todos los migrantes que están sacando de Estados Unidos o de Europa, de Panamá o de Chile, si son colombianos y colombianas, lleguen aquí sin esposas”, dijo.
La paz total y los desafíos internos
En el ámbito interno, Petro defendió su estrategia de “paz total”, aunque admitió que enfrenta obstáculos significativos.
"La base esencial de la paz total es un acuerdo con la población”, explicó. Sin embargo, reconoció que el ELN, uno de los grupos armados más antiguos de Colombia, se ha convertido en una organización narcotraficante. “El ELN de hoy es una organización de traquetos. Sus mandos viejos obedecen a mandos traquetos, personas que se criaron en violencia”, afirmó.
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Petro también se refirió a las dificultades para avanzar en sus reformas sociales, como la de salud y la laboral, que requieren mayorías en el Congreso. “Me he sentido engañado”, dijo, refiriéndose a los partidos políticos que, según él, han incumplido acuerdos.
“Se hace un acuerdo con un partido político, y después ese partido vota en contra. Eso me ha pasado con Claudia López [exalcaldesa de Bogotá]. Me ha engañado como siete veces. Soy un hombre engañado”.
El futuro de Colombia
A pesar de los desafíos, Petro se mostró optimista sobre el futuro de Colombia. “Hay que hacer una revolución en Colombia”, insistió, aunque reconoció que ese proceso no será fácil ni rápido.
“Los pueblos deciden cuándo”, dijo, sugiriendo que el cambio profundo que busca podría tomar más tiempo del que él tiene en la presidencia.
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En cuanto a las elecciones de 2026, Petro no descartó la posibilidad de un frente amplio progresista, aunque evitó dar nombres específicos.
“No un candidato, sino un frente. No hay ninguna fuerza que tenga mayoría. Se necesita un frente amplio”, afirmó.
Al final de la entrevista, Petro dejó en claro que, a pesar de las dificultades, no piensa renunciar a sus principios. “No necesito reflexionar mucho sobre mis principios. Y mi principio fundamental es la libertad”, concluyó.
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