Desde el primer día que se vieron atrapados bajo 150 metros de profundidad los tres mineros de Lenguazaque, Cundinamarca, aseguran que perdieron la esperanza pues conocían casos de tragedias similares donde estas personas no habían sobrevivido.
No obstante, hoy la voz de Manuel Sánchez está llena de alegría y agradecimiento. Fueron 5 largos días que estuvo junto a sus dos compañeros, Javier Antonio Salas y Eduardo Mateus, bajo 40 metros de tierra y a una profundidad de 150 metros.
“Nosotros para sobrevivir nos aferramos mucho a Dios, nos llenábamos de paciencia, nos dábamos moral con los compañeros”, contó Manuel.
Dos mangueras que habían bajado antes del accidente quedaron funcionando y fue por donde pudieron alimentarse y recibir un poco de aire, como lo relata Sánchez “por ahí es donde nos mandaban la comida esos 5 días, nos daban suero maní y trocipollos”.
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Añadió que tan solo el día domingo les mandaron unas chocolatinas y unas salchichas que era lo único que podía bajar por esa manguera porque era muy delgada.
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Para dormir fue muy difícil, el frío que sentían los hacía temblar, según Manuel estaban a una temperatura aproximada de 4 puntos bajo cero.
“Pero gracias a Dios sacamos inteligencia y de la misma bolsa del ducto que baja para que uno bombea al aire la rompimos e hicimos una cama”, indicó.
El minero rescatado explica que con esto hicieron sábanas y cobijas y una especie de cama con algunas tablas para poder descansar.
Por su cabeza y la de sus compañeros solo pasaba la familia que los esperaba afuera, esa fue la mayor fuerza para sobrevivir y aún más cuando les pusieron una especie de “citófono” para poder hablar con sus familiares.
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Por este medio también se comunicaban varios compañeros de la región de Cundinamarca que les daban ánimos para seguir resistiendo.
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“Muchas gracias por todo el apoyo que nos dieron, nos salvaron allá de ese hueco”, expresó Sánchez.
Aunque en algún momento perdieron la esperanza, fue hasta el sábado en la mañana donde la recuperaron
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“Nos decían que ya casi nos rescataban, que ya faltaban 7 metros, 8 metros de tierra por quitar”, indicó.
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El minero también cuenta que en medio de las operaciones de rescate escuchaban cada vez más cerca los golpes de tierra.
“Nosotros nunca llegamos a pensar que nos salvábamos”, expresó Sánchez, quien reconoció que es un milagro haber sobrevivido.
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Los tres mineros rescatados fueron llevados al hospital de Ubaté, donde les realizaron algunos exámenes y se encuentran en buen estado de salud.