por la voluntad política del Movimiento Dignidad Cafetera”, comentó.
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“La clave radicó en el diálogo y el entendimiento (…) El Gobierno no quiere que se acabe la caficultura en Colombia, no podemos satanizar el gremio cafetero”, agregó.
Habló también sobre las multinacionales de medicamentos y fertilizantes y pidió que “sean más humanas con el país y que no vean a los campesinos como un negocio”.
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