Hace 20 años, el viernes 7 de febrero del año 2003, al menos 600 personas se encontraban en el club El Nogal, en el norte de Bogotá. Hacia las 8:00 de la noche los niños, adultos mayores, socios y empleados que estaban allí reunidos sintieron una explosión que se convirtió en el atentado urbano más grande cometido por la extinta guerrilla de las Farc.
La decisión la tomó el secretariado de las Farc a través de una de sus columnas más sanguinarias, la Teófilo Forero, con una información que nunca han sustentado. Supuestamente Salvarore Mancuso, jefe paramilitar, llevaba a cabo reuniones en el club El Nogal en pleno sector del norte de Bogotá.
Rodrigo Londoño, ahora presidente del partido Comunes , calificó el atentado como una barbaridad y aseguró que incluso no lo aceptaban por la verguenza que les generó haberlo cometido. Empezando su intervención, dijo que aprovechaba ese espacio para responderle a las víctimas y pedir perdón.
Una de las víctima que estuvo presente el día del atentado también se refirieron al atentado. Flaminio Solano era cajero en el club. Recuerda que estaba hablando con su hijo y justo cuando colgó ocurrió el atentado . En El Radar habló de lo que recuerda del terrible hecho que le cambió la vida.
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“Cada año ha sido como cuando uno pone algo en el congelador para que no vaya a pasarse de término, como para que queden vivos esos recuerdos, pero no llega el momento como tal de aprovechar lo que se deja en la nevera. Simplemente se deja eso congelado, pero personalmente he sido una víctima directa del atentado y estoy en tratamiento aún y que son secuelas y heridas que quedan. Personalmente digo, Nosotros como empleados inocentes y trabajadores del club El Nogal no hemos tenido nunca una reparación como tal ni económica ni a demostrar una verdad como tal”, señaló.
Solano recordó lo qué pasó ese violento día cuando entró a trabajar en su turno, cómo fueron los minutos posteriores al atentado y el horror que vivió.
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“Ese día tenía un tueno partido. Entraba a las 12:00 del día y salía a las 3:00 de la tarde, después regresaba a las 8:00 de la noche. A esa hora efectivamente estuve en mi puesto de trabajo, en ese momento llame a mi casa y hablé con mi hijo mayor y les pregunto ¿qué están haciendo? Al momento de colgar, no escuché totazo, no escuché nada, simplemente en el inconsciente flotaba como en un túnel oscuro y fui varias veces intentando cómo pasando una barrera oscura. No se cuántos minutos pasaron, después boté unos escombros a los lados y todo era vacío de arriba a abajo, todo caía, la gente pedía auxilio”, indicó.
El cajero recordó que las llamas lo quemaron y que se balanceó para caer sobre una colchoneta, ahí quedó inconsciente. Solano despertó al tercer día y en la Fundacion Santa Fe de Bogotá le dijeron que era un milagro que viviera, pues el impacto le dejó 19 fracturas en las costillas y reconstrucción de rodilla derecha.
Finalmente, habló de su vida después del atentado y se refirió a los daños físicos y sicológicos que le dejó el cruento atentado.
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“Ni verdad ni reparación, no ha habido reparación económica es como un bla bla bla… como cuando va al Seguro y le recetan un dolex o un acetaminofen”, enfatizó.
En el peor atentado terrorista urbano, cerca de 200 kilos de ANFO que estaban en un Renault de color rojo explotaron en el parqueadero del edificio, al carro lo parquearon estratégicamente en todo el centro del club para causar el mayor daño posible. El hecho violento dejó un saldo de 36 personas fallecidas y 198 heridos.
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